El Espiritismo es la filosofía
Desde el origen de los tiempos, la humanidad siempre ha tenido la necesidad de encontrar explicaciones a todo, incluyendo aquello que se escapaba a sus propias capacidades intelectivas. Al principio tuvo que recurrir a la creación de mitos para intentar justificar preguntas relativas a Dios, la Creación o su propio origen. Los mitos eran realmente cuentos, normalmente no aptos para niños por su contenido, que calmaban en cierta formas las ansias de conocimiento y de saber. Fue necesaria la llegada de la filosofía para intentar dar una explicación más racional a dichas preguntas. Cada filosofía creaba su corriente de pensamiento a partir de axiomas e hipótesis, a veces nada razonables, que las diferenciaba hasta el punto de contradecirse completamente. Ante tanta contradicción surgió el desánimo, y el escepticismo se abrió camino creando aún mayor confusión, renunciando a intentar comprender los secretos del Universo.
Las distintas filosofías desde el inicio tomaron principalmente dos rumbos diferentes según su carácter material o espiritual. La ciencia materialista con el tiempo vino a explicar muchos de los errores que se fundamentaban en la materia, así como la ciencia espiritual del Espiritismo nos clarificó las filosofías espirituales que sí creían en la existencia del alma y que fueron el fundamento de la sociedad occidental moderna gracias principalmente a Pitágoras, Sócrates, Platón y Aristóteles, y a su influencia primero sobre el Helenismo, corriente dominante en la época antigua, luego sobre el imperio Romano y finalmente sobre el cristianismo.
La filosofía de Pitágoras prácticamente fue la primera que nos ha llegado a nuestros días que defendía un concepto próximo a la reencarnación, como la transmigración del alma, y por tanto su inmortalidad. El Espiritismo nos enseña que el espíritu siempre progresa con la reencarnación y por tanto, el concepto de transmigración de Pitágoras, también bastante común en el hinduismo, no es completamente válido puesto que se equivoca en la parte en que acepta el renacimiento de un ser más avanzado en un cuerpo de un ser inferior, puesto que sería una pérdida completa de tiempo para dicho ser y por tanto contrario a la Ley de Evolución. Sin embargo, por su proximidad al conocimiento espiritual, dicha idea favoreció que la reencarnación calara en el mundo griego llegando al cristianismo de Orígenes, proclamado hereje por ello mismo, o también a los cátaros, tristemente aniquilados prácticamente en el siglo XIII en Francia y perseguidos por la Inquisición hasta su desaparición.
La filosofía de Sócrates es, en muchos puntos, perfectamente compatible con el Espiritismo puesto que buscaba encontrar la sabiduría y el conocimiento de uno mismo, reconociendo que el cuerpo físico era una cárcel para el alma y que la muerte por tanto era su liberación. Promulgaba que el alma es preexistente al cuerpo físico y por tanto vendría de otro mundo a donde habría llegado después de abandonar una vida anterior en otro cuerpo físico. La vida estaría vinculada al alma de tal forma que sería su principio vital, y por tanto, conociendo que todo lo que tiene alma tiene vida, sería contradictorio pensar que dicho principio vital pudiera morir, siendo por tanto el alma inmortal.
Platón, con su teoría de las ideas nos acercó al mundo espiritual, concibiendo que todo lo que existe en el mundo real, o sensible, era una proyección de una idea, más perfecta y pura, preexistente en el mundo de las ideas o inteligible. El Espiritismo práctico nos demuestra la existencia del mundo espiritual que prevalece sobre mundo físico y desde donde provienen los espíritus, la vida inteligente y muchas de las ideas que luego se desarrollan en la vida física.
La filosofía cuando es bien dirigida es fuente de sabiduría y responde satisfactoriamente a las grandes preguntas de la vida promoviendo los preceptos éticos y el cultivo de los grandes valores: bondad, belleza y verdad (conocimiento), ya perseguidos originariamente por Platón y el cultivo de la mesura puesto que la virtud se encuentra en el término medio.
Siendo la filosofía la ciencia de la Verdad, el Espiritismo la incorpora en su base creando la Filosofía Espírita, conforme le da explicación a las grandes preguntas a través de la experiencia y las conclusiones obtenidas a través de la observación de los fenómenos mediúmnicos de efectos físicos, llamados en el pasado psicología experimental y actualmente Ciencia Espírita. De esta forma, el Espiritismo sienta las bases de un conocimiento que al ser recopilado con ayuda de los espíritus superiores, demostrando su superioridad de criterio y pensamiento, forma un conjunto de conocimiento, la Doctrina Espírita, que resuelve las grandes preguntas que la filosofía pretende explicar desde el inicio de los tiempos, sirviendo a su vez de premisa para una nueva filosofía espiritual que pueda apuntar al escrutinio de los conocimiento superiores del Universo y la vida espiritual, partiendo desde una base sólida y verificada por la experiencia.
Objetividad y fiabilidad de las experiencias percibidas por los sentidos físicos.
La filosofía terrestre casi desde el inicio se preguntó por la objetividad y fiabilidad de las experiencias percibidas por nuestros sentidos físicos, cuestionando de esta forma cualquier forma de conocimiento incluso científico. El Espiritismo, mediante las experiencias de la psicología experimental y la mediumnidad, demostró la preponderancia del espíritu sobre la materia y la existencia de un cuerpo intermedio, el periespíritu que permitía su interacción sobre ella, de forma que toda experiencia antes de ser percibida por el espíritu, debía transmitirse a través del periespíritu. Toda sensación, desde las más sutiles hasta las más groseras dependen por tanto principalmente del periespíritu, demostrándose mediante el fenómeno de la exteriorización de la sensibilidad la posibilidad de percibir sensaciones de todo tipo sin la mediación del cuerpo físico. Otros fenómenos como el de la mediumnidad sonambúlica o desprendimiento sonambúlico permiten percibir o visualizar realidades físicas, ubicadas incluso a miles de kilómetros de distancia, sin la mediación de los sentidos físicos, demostrando así que las capacidades reales del espíritu no necesitaban del intermedio de la materia grosera y que los sentidos del espíritu, a través del periespíritu quedaban amortiguados cuando en estado de vigilia se encontraban vinculados al cuerpo físico, sin el fenómeno del desprendimiento. De esta forma se demuestra que el cuerpo físico, como decían los filósofos antiguos, es la cárcel del alma, y que esta, libre de su influencia puede alcanzar estadios superiores del ser con percepciones mucho más sublimes que las que se encuentran en el mundo físico. La muerte, o mejor dicho, la desencarnación, es por tanto la liberación del alma de la cárcel del cuerpo y el retorno a la vida del espíritu para recapitular todo lo aprendido y vivido durante la vida física, preparándonos para futuras etapas del espíritu a través nuevamente del fenómeno de la reencarnación, siendo en la nueva existencia, la mejor versión de nosotros mismos en nuestro peregrinar por el infinito.
¿Cúal es el sentido de la vida?
El conocimiento espiritual responde de forma natural a esta pregunta desde el momento en que se comprende la Ley de Evolución. El Espiritismo nos da múltiples ejemplos de la evolución del espíritu, así como la ciencia material demuestra la evolución de la materia. Todo evoluciona constantemente y la meta es la perfección y con ella la felicidad y la unión con lo bello, lo bueno y lo verdadero. Todo tiene sentido en el Universo y nada es creado para nada y mucho menos nuestra existencia. Nuestra vida es una etapa más en nuestro caminar hacia la perfección y depende de nosotros hacerlo caminando en círculo, repitiendo una y otra vez las mismas lecciones, cada vez más duras o caminando en línea recta, superando prueba tras prueba que no volverán a repetirse.
¿Tenemos libre albedrío?
La capacidad de guiarnos por los dictados de nuestra voluntad demuestra nuestra completa libertad y por tanto nuestro libre albedrío, dentro de las fronteras de nuestras posibilidades. Muchos confunden el libre albedrío con poder superar dichas fronteras, las cuales, están fijadas por el cumplimiento estricto de las Leyes Naturales, las cuales no se pueden incumplir, ni romper.
Por otro lado, aun en el caso de que nuestro cuerpo físico tuviera una completa privación de libertad por mediación de una enfermedad física o mental que nos privara de ello, todavía nos quedaría la libertad del espíritu demostrando con ello que cualquier fatalidad temporal no sería otra cosa que una prueba o una expiación, de la cual seríamos completamente responsables en virtud de la aplicación de la Ley de Causa y Efecto.
¿Existe la Justicia?
Cuando nos planteamos la idea de Dios como la máxima expresión de la Verdad, la Bondad y la Belleza, la idea de Justicia infinita o perfecta está completamente implícita en ello. No se podría concebir una perfecta Verdad, Bondad y Belleza sin contemplar una perfecta Justicia puesto que hay pocas cosas menos bellas, buenas y ciertas que la injusticia. Un solo ápice de injusticia echaría abajo cualquier posibilidad de perfección en ellas.
De aquí podemos inferir que cuando vemos situaciones que aparentemente se alejan de cualquier ideal de justicia, debemos pensar que para un mayor entendimiento tendríamos que observar los hechos relacionados del pasado para poder entender el presente. De esta forma veremos que la Providencia siempre pone los ingredientes necesarios para obtener un bien donde antes había un mal, y que un mal ante nuestros ojos puede ser una reparación a los ojos de un observador que contemple también los sucesos del pasados, incluyendo anteriores vidas.
¿Somos buenos o malos por naturaleza?
El Libro de los Espíritus nos explica que el ser humano es creado simple e ignorante, carente de conocimiento pero no de instinto. Los instintos nos guían en las primeras reencarnaciones conforme se desarrolla aún más la inteligencia y con ella nuestra responsabilidad como seres humanos. Los instintos son buenos pero cuando los descuidamos podemos dar origen a las pasiones, las cuales abren la puerta al abuso, el cual tiene consecuencias como el dolor para su corrección. La mente, consecuencia del instinto de conservación, va engrosando y adquiriendo nuevas estructuras basadas en la experiencia en busca de nuestra supervivencia primero y posteriormente en busca de nuestro bienestar. Cuando la mente consigue crear la ficción del Ego empieza una nueva etapa donde se suplantará la responsabilidad del espíritu inmortal por la idea que tenemos de nosotros mismos, creada por nuestras experiencias. El Ego en su origen no es bueno ni malo, busca ciertos objetivos de conservación y bienestar y plantea estrategias para lograrlos a través de su inteligencia. Empieza la etapa donde el ser humano tiene la responsabilidad de definir su futuro, según sus propias elecciones. Si únicamente hace caso de su intelecto podrá caer en el oscurantismo de las caídas morales, fruto de su ignorancia y permanecer muchas vidas vinculado al error. Si por el otro lado, hace caso de su intuición interior, su espíritu, y de las sugestiones de los buenos espíritus que pueda atraer, podrá dirigir su intelecto hacia el bien común y contribuir en la mejora de la humanidad y de sí mismo.
Los conceptos de la existencia de Dios, la inmortalidad del alma, la existencia de los espíritus, la pluralidad de mundos habitados, la reencarnación, las Leyes Universales no pueden ser ya cuestionados por la mente humana bien documentada y formada, aunque la ciencia oficial, llena del orgullo que todavía nos caracteriza, continua negando lo evidente, negándose a abrirse al conocimiento multidimensional para seguir trabajando principalmente solo en tres dimensiones.
La ciencia desde la nueva óptica espiritual no queda delimitada puramente al mundo perceptible, abriéndose ante ella y ante nosotros, sus seguidores, la inmensidad de la Creación siempre gobernada con rigor por sus Leyes Universales, demostrando una Organización, Unidad y Armonía, basada plenamente en los ideales de Verdad, Bondad (Amor) y Belleza tales, que queda fuera de toda lógica intentar su explicación careciendo de una dirección, Inteligencia Superior, Causa Primera de todas las cosas, que podremos denominar Dios, como aplicación directa de la Ley de Causa y Efecto en su más alto nivel.
José Ignacio Modamio
C. E. "Entre el Cielo y la Tierra"