Los milagros bajo la óptica espírita
Si buscamos en el diccionario el significado de la palabra milagro nos encontraremos que lo define como hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino.
Sin embargo, no es la definición original de este vocablo. La palabra milagro, antiguamente miraglo, encuentra su origen en el latín miraculum, palabra derivada del verbo mirari, que significa «admirarse» o «contemplar con admiración, con asombro o con estupefacción». Los latinos llamaban miraculum a aquellas cosas prodigiosas que escapaban a su entendimiento, como los eclipses, las estaciones del año y las tempestades.
Es así como, desde el punto de vista etimológico, la palabra milagro no indica relación necesariamente con una cierta intervención divina, sino que se liga al asombro ante lo inefable, tal como lo plantearan los latinos. A raíz de esto, milagro también puede referirse a un "Suceso o cosa rara, extraordinaria y maravillosa", sin implicar fuerzas divinas.
Esta es la definición que originalmente se le daba a esta palabra, siendo efectivamente su significación más usual y utilizada, aplicándose también a las cosas vulgares que nos sorprenden y cuya razón nos resulta desconocida. Pero con el tiempo se ha ido modificando y se le ha dado un significado diferente, que nada tiene que ver con el original, desviándolo así de su sentido inicial.
Por ejemplo, para los cristianos, los milagros son eventos que exceden lo natural y que suponen una manifestación del amor que siente Dios por las personas. Los católicos definen el hecho milagroso como aquel que, justamente, no tiene explicación científica. Si se asegura que un milagro ha sido realizado por una persona fallecida, el Vaticano puede proceder a beatificarla y canonizarla.
Una de las características de los milagros es que son propiamente dicho, inexplicables y, por tanto, se realizan con exclusión de las leyes naturales, siendo otra característica del mismo el hecho de que sea insólito, aislado, excepcional.
A los ojos de los ignorantes, la ciencia hace miagros todos los días, he aquí por qué aquellos que en otros tiempos sabían más que el vulgo eran considerados hechiceros, y como se creía que toda la ciencia venía del diablo, eren quemados, o ejecutados.
De esto tenemos muchos registros de personajes importantes para la humanidad que con sus estudios o descubrimientos fueron considerados locos, herejes o diablos, por lo que fueron encarcelados, torturados o ejecutados.
Si un hombre muerto es vuelto a la vida por intervención divina, sucedería un auténtico milagro, ya que sería contrario a las leyes de la Naturaleza, pero si ese hombre tan solo tuviera la apariencia de la muerte, y todavía tuviera restos de vitalidad latente, y la ciencia o una acción magnética consigue reanimarlo, para ciertas personas más esclarecidas sería considerado como un simple fenómeno natural, sin embargo para aquellos más ignorantes, sería un suceso milagroso, pudiendo ser el autor perseguido o venerado, según el carácter de los individuos. Si un físico lanzase en medio de un descampado bajo una tormenta un barrilete con punta metálica e hiciera que cayese un rayo sobre un árbol, seguramente este personaje sería considerado como equipado de un poder diabólico. Sin embargo, llevado a cabo por Franklin este suceso demostró que las nubes están cargadas de electricidad y que los rayos son descargas eléctricas. Creando después de este experimento el pararrayos, que tantas vidas ha salvado.
A lo largo de los siglos hemos podido comprobar que la ignorancia ha hecho que los milagros sean muy fecundos, ya que todo aquello que se desconocía su causa, era considerado sobrenatural. Pero a medida que la ciencia ha ido revelando nuevas leyes, el círculo de lo maravilloso ha ido reduciéndose. De esta forma se han ido despejando los velos que cubrían ciertos misterios, obligando a rectificar los prejuicios que las religiones han ido formando sobre todo lo que en un tiempo rechazaron, la Tierra no es el centro del universo, gira alrededor del Sol y otros muchos ejemplos. Aun así, la ciencia no ha explorado todo el campo de la naturaleza, por lo que una gran parte de él quedó reservada para lo maravilloso.
Entonces, ¿qué podemos decir sobre los sucesos espíritas? Las apariciones, levantamientos de mesas, materializaciones, psicografía, la escritura directa, y un largo etc. ¿Podrían ser considerados milagros? O por el contrario, ¿tienen una explicación mucho más lógica y racional?
Las apariciones, curaciones que la Iglesia Católica ha pregonado como milagros ¿lo son realmente?
Y sobre los milagros que Jesús ejecutó durante su paso por la Tierra. ¿Qué opinión nos hemos forjado de ellos?
El Espiritismo ha venido a hacer lo que ya hicieron cada ciencia en su advenimiento: revelar nuevas leyes y explicar, en consecuencia, los fenómenos que competen a estas leyes. Nos da la clave de una multitud de cosas inexplicadas e inexplicables por cualquier otro medio, y que en tiempos remotos fueron considerados prodigios.
Encontramos en el libro "La Génesis" esta explicación en el capítulo XIII ítem 9: Los fenómenos espíritas consisten en los diferentes modos de manifestación del alma o espíritu, ya sea durante la encarnación o en el estado de erraticidad. Mediante esas manifestaciones, el alma revela su existencia, su supervivencia y su individualidad. Se la juzga por sus efectos; al ser natural la causa, el efecto también lo es. Esos efectos son los que constituyen el objeto especial de las investigaciones y estudios del espiritismo, a fin de que se llegue a un conocimiento tan completo como sea posible de la naturaleza y los atributos del alma, como también de las leyes que rigen el principio espiritual.
El espíritu no es más que el alma que sobrevive al cuerpo, es el ser principal ya que no muere, mientras que el cuerpo es un accesorio perecedero. Eso quiere decir que su existencia es tan natural después de su muerte como durante la encarnación. Estando sometido a las leyes que rigen el principio espiritual, de la misma forma que el cuerpo está sometido a las leyes que rigen el principio material. Puesto que ambos principios tienen afinidad, reaccionando sin cesar uno sobre el otro, se puede decir que la espiritualidad y la materialidad son dos aspectos de un mismo todo, siendo tan natural una como la otra.
Durante la encarnación el espíritu actúa sobre la materia por medio de su cuerpo fluídico o periespíritu y lo mismo sucede cuando no está encarnado. Como Espíritu hace lo que hacía como hombre, dentro de sus capacidades, pero como no puede servirse del cuerpo carnal como instrumento, se vale, cuando le es necesario, de los órganos materiales de un encarnado, que es lo que se denomina médium. Actúa entonces como una persona, que no pudiendo escribir por sí misma, recurre a un secretario, o alguien que no conoce un idioma necesita de un intérprete. El secretario o interprete serían los médiums del encarnado, del mismo modo que el médium es el secretario o interprete del Espíritu.
Como están en la naturaleza, los fenómenos espíritas se han producido en todos los tiempos. Sin embargo, precisamente porque su estudio no podía realizarse con los medios materiales de que dispone la ciencia vulgar, han permanecido durante mucho más tiempo que otros en el dominio de lo sobrenatural, de donde ahora el espiritismo los saca.
"El Libro de los médiums" capítulo II de la primera parte: "Probad entonces que la existencia de los Espíritus y sus manifestaciones son contrarias a las leyes de la naturaleza; que esto no es y no puede ser una de estas leyes. Seguid la Doctrina Espirita y ved si se eslabona con todos los caracteres de una admirable ley que resuelve todo lo que las leyes filosóficas no han podido resolver hasta este día. El pensamiento es uno de los atributos del Espíritu, la posibilidad de obrar sobre la materia, de hacer impresión sobre nuestros sentidos y por consecuencia de transmitir su pensamiento, resulta, si podemos expresarnos así, de su constitución fisiológica, luego no hay en este hecho nada de sobrenatural, nada de maravilloso. Que un hombre muerto y bien muerto, resucite corporalmente, que sus miembros dispersos se reúnan para volver a formar su cuerpo, he aquí lo maravilloso, lo sobrenatural, lo fantástico, eso sería una verdadera derogación que Dios no puede cumplir sino por un milagro, pero no hay nada de esto en la Doctrina Espírita."
El capítulo IV del "El libro de los médiums" segunda parte nos aclara:
"13. Si nosotros hemos comprendido bien lo que habéis dicho, el principio vital reside en el fluido universal, el Espíritu toma en ese fluido la envoltura semimaterial que constituye su periespíritu, y por medio de este fluido obra sobre la materia inerte.
Sí esto es, que él anima la materia de una especie de vida ficticia, la materia se anima de la vida animal. La mesa que se mueve bajo vuestras manos vive, como el animal; obedece por si misma al ser inteligente. No es éste el que la empuja como el hombre hace con un fardo, cuando la mesa se levanta, no es que el Espíritu la levante a fuerza de brazos es la mesa animada que obedece a la impulsión dada por el Espíritu.
14. ¿Cuál es el papel del médium en este fenómeno?
Lo he dicho: el fluido propio del médium se combina con el fluido universal acumulado por el Espíritu, es menester la unión de estos dos fluidos, esto es, del fluido animalizado con el fluido universal, para dar vida a la mesa. Pero observad bien que esta vida es sólo momentánea, se extingue con la acción, y muchas veces antes del fin de la acción, tan pronto como la cantidad del fluido no es suficiente para animarla."
A su vez el capítulo II de la primera parte del mismo libro sigue diciendo al respecto:
Resumimos nuestra posición en las siguientes proposiciones:
1.- Todos los fenómenos espíritas tienen como principio la existencia del alma, su supervivencia al cuerpo y sus manifestaciones.
2.- Con base en una ley de la naturaleza, esos fenómenos nada tienen de maravilloso ni sobrenatural, en el sentido vulgar que se atribuye a esas palabras.
3.- Muchos de los hechos se consideran sobrenaturales porque no se conoce su causa. Al atribuirles una causa, el espiritismo los restituye al dominio de los fenómenos naturales.
4.- Entre los hechos calificados de sobrenaturales, hay muchos cuya imposibilidad el espiritismo demuestra, y los incluye en la categoría de las creencias supersticiosas.
5.- Aunque el espiritismo reconoce un fondo de verdad en muchas de las creencias populares, no avala en modo alguno las historias fantásticas creadas por la imaginación.
6.- Juzgar al espiritismo por los hechos que no admite es dar prueba de ignorancia y quitar toda validez a la opinión del que critica.
7.- La explicación de los hechos que el espiritismo admite, así como la de sus causas y sus consecuencias morales, constituyen toda una ciencia y una filosofía, que requieren un estudio serio, perseverante y profundo.
8.- El espiritismo solo puede considerar como crítico serio a aquel que haya visto, estudiado y profundizado todos los fenómenos, con la paciencia y la perseverancia de un observador concienzudo, aquel que tenga tanto conocimiento del tema como el más ilustrado de los adeptos, a aquel que por consiguiente, haya absorbido sus conocimientos al margen de las novelas científicas, aquel a quien no se pueda oponer ningún hecho que le resulte desconocido, ni argumento alguno sobre el cual no haya reflexionado, a aquel que, en definitiva, pueda indicar, para los hechos comprobados, una causa más lógica que la citada por el espiritismo. Ese crítico todavía no apareció.
El conocimiento del principio espiritual, de la acción de los fluidos sobre la materia, del mundo invisible en medio del cual vivimos, de las facultades del alma, de la existencia y propiedades del periespíritu, ha dado la clave de los fenómenos de orden psíquico y probado que, no son derogaciones de las leyes de la naturaleza, sino que, por el contrario, son aplicaciones frecuentes de las mismas. Reconociendo la unión entre los dos mundos, el espiritual y carnal, la influencia de uno sobre el otro debería ayudarnos a entender que todos los efectos de magnetismo, de sonambulismo, de éxtasis, de doble vista, de hipnotismo, de catalepsia, de anestesia, de transmisión del pensamiento, de presciencia, de curaciones instantáneas, de posesiones, apariciones y transfiguraciones, movimiento de objetos, etc., que constituyen la casi totalidad de los milagros del Evangelio, pertenecen a lo que podremos denominar como fenómenos espíritas.
Qué podemos decir de todo lo que hizo Jesús durante su encarnación en la Tierra, ¿fueron milagros? Así han sido calificadas todas sus curaciones y demás sucesos llevados a cabo por él.
Los fenómenos relatados en el Evangelio, que hasta hoy han sido considerados como milagros, pertenecen en su mayoría al orden de los fenómenos psíquicos, es decir, aquellos que tienen como causa primera las facultades y los atributos del alma. Ciertamente se puede dudar de que estos hechos sucedieran realmente, sin embargo, hoy podemos ver como las curaciones y otros sucesos similares se pueden llevar a cabo también.
Como hemos dicho los fenómenos psíquicos se basan en las propiedades del fluido espiritual. Sin entrar en juzgamientos acerca de Jesús, no podemos dejar de reconocer que es uno de los espíritus más elevados que han pasado por la Tierra, estando así muy por encima de los hombres. Viendo la repercusión que su paso por nuestro planeta ha tenido durante todos estos siglos, podemos sin duda decir que Jesús ha sido más que un profeta, ya que Él ha sido un Mesías divino.
En "La Génesis" en el capítulo XV ítem 2 nos dice así: "Como hombre tenía el organismo de los seres carnales, pero como Espíritu puro, desprendido de la materia, vivía más la vida espiritual que la vida corporal, cuyas debilidades no padecía. La superioridad de Jesús con relación a los hombres no era el resultado de las cualidades particulares de su cuerpo, sino de las de su Espíritu, que dominaba a la materia de un modo absoluto, y de la cualidad de su periespíritu, extraído de la parte más quintaesenciada de los fluidos terrestres."
Con esto podemos decir que la calidad de sus fluidos y su elevación moral, conferían a Jesús un inmenso poder magnético, secundado por el incesante deseo de hacer el bien, realizando así todos los fenómenos que se le atribuyen.
Pudieran criticarnos por dar estas teorías espíritas que consideran prematuras. Pero se olvidan que los hechos del Espiritismo son discutidos por muchas personas, siendo estudiados con mucho rigor, precisamente porque parecen salirse de la ley natural y no se les entiende.
El Espiritismo no se propone examinar si existen o no los milagros, esto es, si Dios ha podido en ciertos casos abolir momentáneamente las leyes eternas que rigen el Universo. A este respecto, la Doctrina Espírita deja toda la libertad de creencia. Pero dice y prueba que los fenómenos sobre los cuales se apoya tienen de sobrenatural sólo la apariencia.
Si explicamos el proceso de las cosas como por ejemplo como funciona internet, o el teléfono móvil pueden ser mucho mejor entendidos y comprendidos, aunque no se vea con la vista el proceso en el que todo sucede o funciona. De igual forma, la explicación, en este siglo en el que no nos contentamos solo con palabras, es un poderosos motivo de convicción.
También vemos a personas que no han visto una mesa girar, ni un médium escribir, y que están tan convencidas como aquellos que, sí lo presenciaron en algún momento, únicamente porque ellas han leído, estudiado y de esta forma han podido comprender. Pensemos seriamente en que si solo creyéramos en aquello que nuestros ojos han podido ver, nuestras convicciones se reducirían a muy poca cosa. ¿Quién ha visto el aire, el oxígeno, las ondas que transmiten el sonido, etc.? Sin embargo, tenemos evidencia de que existe ¿verdad?, Lo mismo ha de sucedernos con los fenómenos espiritas.
Con todo lo expuesto podemos afirmar que los sucesos espíritas ya sean apariciones, materializaciones, psicografía..., suceden realmente, pero no pueden ser considerados como milagros, ya que el espiritismo nos revela las leyes que nos ayudan a comprenderlos. Y si alguien siente que aquello que hace es milagroso o maravilloso es que no está entendiendo nada de esta filosofía Espírita.
Conchi Rojo
Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra"