Comentarios sobre mediumnidad
Ciertas personas consideran, equivocadamente, la mediumnidad como un fenómeno de los tiempos modernos, cuando en realidad pertenece a todos los siglos y a todos los países.
Desde las edades más remotas han existido relaciones entre el mundo de los vivos y el de los espíritus. Si interrogamos a los vedas de la India, si observamos los templos del Egipto, los misterios de la Grecia, los recintos de piedra de la Galia, los libros sagrados de los grandes pueblos, en todas partes, en los documentos escritos, en los monumentos y en las tradiciones, encontraremos la afirmación de un hecho que ha subsistido a través de las vicisitudes de los tiempos, y este hecho es la creencia universal en las manifestaciones de las almas libertadas de sus cuerpos carnales. Veremos así, que estas manifestaciones están mezcladas de una manera estrecha y constante con la evolución de las razas humanas, a tal punto, que son inseparables de la historia de la humanidad.
Hemos comprobado que la mediumnidad siempre ha estado presente en la vida del hombre, porque es un atributo del género humano concedido por Dios. Sabemos que a pesar de estar dentro de nosotros no se desarrolla en todos. Está latente y solo algunos podrán sentir esta conexión con el mundo invisible, el mundo espiritual.
El Espiritismo, neologismo creado por Allan Kardec para diferenciarlo del espiritualismo, irrumpió en 1.857 a partir de la presentación en París de “El Libro de los Espíritus”, por lo que podemos apreciar que cuando se comenta “que se está haciendo Espiritismo” se está practicando la mediumnidad.
¿Qué es un médium? Esta es una pregunta que a veces puede ser planteada por personas que suelen no estar relacionadas con los temas desarrollados dentro del estudio de la Doctrina Espírita, o que inclusive conociéndola no lo tienen demasiado claro, y desearían que con la explicación de unas pocas palabras pudieran adquirir el conocimiento de algo tan complejo que todo ser humano posee en grados distintos, siendo éste un fenómeno psíquico de origen orgánico, pero con la manifestación espiritual.
El médium es una persona que tiene la capacidad de estar, de encontrarse entre dos mundo. El mundo de los Espíritus y el mundo físico. Es una especie de punto de ligación entre esas dos existencias de una única vida, que es la vida del espíritu.
Las bases de todos los servicios de intercambio entre los habitantes del mundo espiritual y los encarnados descansan en la mente. Así como las posibilidades de producir fenómenos naturales en el campo de la materia densa, llevados a cabo por entidades espirituales.
Es en el mundo mental donde se procesa la génesis de todos los trabajos de comunicación de espíritu a espíritu. Es necesario que comprendamos, repetimos, que nuestros pensamientos son fuerzas, imágenes, objetos, creaciones visibles y tangibles en el campo espiritual. Atraemos compañeros y recursos de conformidad con la naturaleza de nuestras vidas, de nuestras ideas, aspiraciones, invocaciones y llamadas.
Por ser energía viva el pensamiento, se mueve en torno a nosotros fuerzas sutiles, construyendo paisajes o formas, llamados “ideoplastías”, y crea centros magnéticos y ondas con los cuales emitimos nuestra actuación, o recibimos la actuación de otros.
Nuestro éxito o fracaso dependen de la persistencia o de la fe con que nos consagremos mentalmente a los objetivos que nos proponemos alcanzar. Semejante ley de reciprocidad impera en todos los acontecimientos de la vida.
Recordemos que el médium es un imán inimaginable que capta, atrayendo hacía sí, lo bueno y lo inferior de su entorno. Vigilancia continua es una de las obligaciones del buen médium para no verse sorprendido en su dedicación. Aquella con la que se comprometió en el plano espiritual cuando se programó una nueva reencarnación de su vida física.
Juan Miguel Fernández Muñoz
Asociación de Estudios Espíritas de Madrid
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