domingo, 18 de marzo de 2018

90 años sin el druida de La Lorena

90 años sin el druida de La Lorena



Requería León Denis mientras le dictaba "El genio céltico" a su secretaria Claire Baumard, que llevara cuidado, que fuera a la biblioteca municipal a comprobar ciertos datos, no fuera que al no ser correctos se convirtiera en el hazmerreír de todos. Pues finalizando la existencia del venerado orador espírita, necesitaba de una secretaria que tomara nota de sus dictados, pues ya la opacidad se había posado sobre sus ojos y no podía hacerse cargo directamente de tales menesteres.

La vida de León Denis sería digna de ser plasmada en novela, cine, teatro o incluso ópera. Pues es una existencia llena de lucha y entrega. Denis fue toda su vida un autodidacta. Él no tuvo la suerte de recibir una instrucción adecuada a su despierto intelecto –por ello participaría activamente años más tarde en continuos movimientos en pro de la instrucción de las masas desfavorecidas-. Siendo un niño tuvo que ejercer todo tipo de oficios para poder llevar un sustento a casa, abandonando pronto la escuela. De mozo, tuvo relaciones sentimentales con una joven, a las que decidió poner fin, pese al afecto que por ella sentía. Consciente de su compromiso creciente con la divulgación del mensaje consolador del nuevo espiritualismo, y que le impediría una adecuada atención a la felicidad conyugal. Además de la carga de sus dos progenitores, que de él dependían. Solo después de estar toda la jornada trabajando, es que, robándole horas al sueño, estudiaba todas las cuestiones que su inquieto espíritu necesitaba absorber, como si de un alimento indispensable para su alma se tratara. Preparándose sin saberlo para ser un adalid de la causa espiritista.

A medida que se fue haciendo mayor, y siempre teniendo que mantener a su madre -ya fallecido su padre-, la vista se le fue deteriorando, llegándole a dejar bastante imposibilitado en la recta final de su existencia.

Durante el conflicto armado contra Prusia (1870-71) tomó parte, llegando a subteniente dentro de su facción del ejército francés; siéndole solo explicable, por reminiscencias de vidas pasadas, su gran capacidad de mando, pese a su aparente ignorancia militar.

Toda su vida fue a pie de calle, junto al pueblo llano; codo con codo con gente que era como él, que vivía las mismas necesidades que él, que sentía y sufría lo mismo. Hizo que su preclara inteligencia hermanara con un hondo corazón, comprensivo y empático con las masas obreras. De ahí su ideario social plasmado en obras como "Espiritismo y Socialismo". Siempre tuvo correspondencia con los grupos de mineros del norte de Francia y Bélgica, que lo acogían como a uno de sus mejores cada vez que acudía a dar charlas divulgativas y esclarecedoras sobre la doctrina de los espíritus. Las cuales les llenaban de aliento, fe y esperanza.

Denis arrollaba con su verbo en directo, creando una simbiosis mágica entre los presentes y las palabras que comunicaba. Magnetismo que emanaba de su robusta personalidad que a la par era inspirada por el plano superior, bajo la dirección de su querido guía protector Jerónimo de Praga.
Nuestro preciado druida lorenés tuvo la gran audacia que sin ser un hombre de ciencia, ni un filósofo académico, ni un erudito al uso, supo aunar bajo su prístino espíritu la capacidad de traducir datos áridos y técnicos a un lenguaje comprensivo para las masas, sin perder un ápice de rigor en ello. Rareza que lo convertía en el digno sucesor de Allan Kardec.

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Siempre será un loable ejemplo a seguir, tanto en lo personal –su absoluta entrega a un ideal-; como por su labor de dar a conocer el mensaje espírita, en unas obras donde la mezcla de erudición es amenizada por el verbo amable y poético de su prosa; juntando los datos necesarios para darle un corpus coherente a lo dicho y rematando con una explicación acorde al ideal espírita para mayor solaz del dato frío y aislado. El cual sin el principio racional aportado por el espiritismo, se convierte en una curiosidad especulativa; que crea más escépticos que verdaderos adeptos a la causa de la vida post mortem.

Otro mérito, no menor: las fuentes a las cuales acudía. Hoy, la información la tenemos a mano y comprobar datos es cuestión de segundos. Antes había que fiarse de la labor del autor consultado. O a la hora de citar, las cosas han cambiado un poco: hoy se sigue un riguroso procedimiento normativo. Hace cien años este no estaba tan instituido, y en el caso de Denis, él no era un académico para utilizar tales nomenclaturas. Por tanto a veces podemos hallar en sus obras citas superficiales, del tipo passim, es decir, «aquí y en otras partes». Porque su intención no era más que nombrar algunas, de las que extraía los casos expuestos, ejemplificando así lo tratado; siendo algunas tan conocidas que apenas bastaba con citar el título. O inclusive en otras, citar el número de la página de la edición que usaba -por no haber seguramente más traducciones de la misma al francés- y carecer ello de improbable confusión.
No obstante, en datos bibliográficos alguna errata se ha ido colando hasta nuestros días, llegando a inexactitudes de las cuales León Denis es completamente ajeno. Y sobre este asunto llamamos la atención.

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Para ello cogeremos apenas la obra "En lo invisible" editada por la extinta editora Amelia Boudet, y marcaremos algunas de las erratas halladas para que puedan ser corregidas en futuras ediciones. Dichas erratas no son fruto de la traducción castellana, puesto que son una copia de la original francesa.

Haremos especial mención al último capítulo de la obra «La mediumnidad gloriosa» por no ser exhaustivos, haciendo hincapié en que las erratas suelen estar en las citas bíblicas.
Invitamos a que se haga la comprobación:

Página 356, segundo párrafo de la nota 1. En vez de Números, XII, 67; lo correcto sería Números, XII, 6.
Página 359, sexta línea. En vez de Números, VII, 39; lo correcto sería Números VII, 89. Este dato sí está correcto en la edición francesa.
Página 359, segundo párrafo. En vez de I Reyes, III, 1-18; lo correcto sería I Samuel, III, 1-18.
Página 359, nota 1. En vez de Génesis, XXXII, 30; lo correcto sería Génesis, XXXII, 31.
Página 359, nota 1, segundo párrafo. En vez de I Reyes, XXVII, 7-20;  lo correcto sería I Samuel, XXVII, 7-20.
Página 359, línea 19. No hemos podido comprobar la exactitud de Esdras libro IV, cap. XIV -también conocido como el Apocalipsis de Esdras- porque dicho libro no pertenece al canon bíblico.
Página 147, nota 1. Ignoramos de las dos primeras citas el motivo, puesto que nada tienen que ver con lo referido en el texto. Y en la tercera -Génesis XXXVII, 5, 10- no hace referencia al sueño contado al faraón, sino al que les cuenta a sus hermanos.

No sabemos qué puede haber sucedido para que dichas erratas se produjeran, sobre todo cuando lo único que sucede a veces es un error de libro, pero no de versículos una vez hallado el pasaje. Por desgracia se repite en más de un lugar. Por tanto, llamamos la atención sobre el particular para que llegue a quien corresponda y trate de subsanarlo, o investigue el motivo del mismo. Repetimos que en la edición francesa facilitada por el Centre Spirite Lyonnais Allan Kardec dichas erratas están tal cual. Véase http://spirite.free.fr/ouvrages/invisible.htm.

Tras lo dicho, nos concienciamos de nuestra labor de cuidar el legado que hemos recibido. Dando a conocer el esfuerzo de nuestros antecesores, sin que pierdan lustre sus ideas a causa de fallos insignificantes. Porque como decíamos al principio, León Denis era muy cuidadoso con las cosas que anotaba y decía, y este yerro no se puede, ni debe impugnar, más que al descuido de los editores posteriores.

Por ello, ¡qué el trabajo constante y bien dirigido nos guíe hoy y siempre!

Jesús Gutiérrez Lucas
19 de octubre de 2017

martes, 13 de marzo de 2018

Dios existe

Dios existe



Ante las dudas que todos los que se llaman a sí mismos “ateos” tienen acerca de la existencia de Dios, podemos aportar muchos argumentos a favor del “si”, aunque solo aquel que quiera creer  lo hará y no es nuestra misión intentar convencer a los que no lo desean.

En primer lugar hemos de aclarar un concepto sobre la naturaleza divina.

No hemos de preguntarnos ¿Quién es Dios? ¿por qué no es un ser físico, con un cuerpo material semejante al nuestro? sino ¿Qué es Dios?.

Y a la luz de las enseñanzas que los espíritus nos transmiten hemos de afirmar que Dios es “La inteligencia suprema,  causa primera de todas las cosas”

Esta causa eficiente primera, que no es causada por ninguna otra, a la que están subordinadas todas las demás, es nuestro padre celestial al que denominamos de diferentes formas según nuestras creencias o culturas pero que identificamos con un ser Supremo.

A este ser necesario, que no tiene la existencia recibida de otro, sino que existe por sí mismo, en virtud de su propia naturaleza, es al que todos llamamos Dios.

El hombre puede llegar al conocimiento de Dios de muchas maneras. Todas ellas responden tanto a la capacidad natural de la inteligencia humana de conocer su existencia, como a la Revelación divina que nos ofrece de Él un conocimiento sobrenatural.

“Este Ser –dice Newton- es eterno e infinito, existe desde la eternidad y durará por toda la eternidad”.
Una prueba más de que Dios existe la veo yo en la realidad espiritual del hombre.
El espíritu humano debe remontarnos a otra inteligencia superior que sea divina.
¿De dónde hubiera sacado el hombre el entendimiento de que está dotado? -dice Sócrates.
Sabemos que nuestro vehículo carnal procede de nuestros padres biológicos pero, ¿de dónde hemos tomado la razón, el espíritu, el juicio, el pensamiento, la prudencia y todo cuanto en nosotros es superior a la materia?

La vida espiritual que manda sobre nuestro cuerpo material nos dice a gritos que hay Dios. Porque esa vida espiritual procede de Él.

Tú podrás negar a Dios todo lo fuerte que quieras, pero al pensar en Él, al pronunciar su nombre, le estás reconociendo sin darte cuenta.

Si quieres otra prueba de que Dios existe fíjate en la armonía del Universo.

Hay movimiento, pero es un movimiento regular, uniforme, inteligente.

Hay belleza en el cielo azul, en la puesta del sol dorada,  en las praderas verdes, en la aurora rosada, en la mar hermosa y brava.

En este mundo en el cual tú y yo vivimos hay objetos y seres desprovistos de inteligencia, pero tienden,  a la realización de un fin concreto.

¿Te has preguntado alguna vez  quién controla la dirección del viento, quién orienta las olas del mar,  quién sostiene las bridas que guían sabiamente a la naturaleza? ¿Quién, podría hacerlo sino Dios?
La complejidad de nuestro planeta apunta a un Diseñador quien deliberadamente no sólo creó nuestro Universo sino que lo sustenta hasta hoy en día.

¿Por qué las leyes de la naturaleza  nunca cambian? ¿Tenéis una respuesta que no apunte hacia un Ser Supremo que lo controla todo? Porque yo desde luego no.

Después de todo esto, ¿todavía nos preguntamos si Dios existe? A mí no me queda ninguna duda de que sí.

 Mirando todos estos hechos, uno puede concluir que un amoroso Dios existe y puede ser conocido en una manera personal e íntima. ¿Estás tú dispuesto a descubrirlo?
Espero que así sea, porque esa necesidad de conocerlo y de amarlo que todos llevamos en lo más profundo de nuestro ser, es lo que le da sentido a nuestra vida.

Cielo Gallego
Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra"

viernes, 9 de marzo de 2018

Espiritismos

Espiritismos




A todos nos influye la realidad sociocultural inherente al país donde nacimos, como lo hacen también los contenidos inconscientes que subyacen en los depósitos de nuestra personalidad profunda. Por esto, de una u otra forma, ya sea de una manera expresiva o moderada, podemos transferir argumentos y prácticas innecesarias o claramente perjudiciales, que (aunque estén aceptados por una gran mayoría), en realidad, a poco que las observemos a la luz de la razón, resultan totalmente ajenas a la filosofía espiritista... (No es desacertado reflexionar ante el hecho de que, con frecuencia, el Espiritismo más ampliamente divulgado/aceptado no tiene por qué ser el más acertado).

Por supuesto, todo lo dicho hasta ahora dependerá de factores como el estudio, la comprensión apropiada que de este sacamos o de cómo nos podemos dejar llevar por los movimientos egóticos de nuestro ser.

Teniendo en consideración lo dicho, debemos respetar de corazón la vivencia espírita propia de cada región (fruto de la natural singularidad humana), pero sin por esto tener la obligación de aceptar aquellas desviaciones o agregados que no forman parte del Espiritismo.

Cierto es que, a veces, se juzga de manera condescendiente e irónica el quehacer de los espíritas de otras latitudes (no siendo esto, precisamente, lo que defendemos en este texto, que es básicamente un alerta a los peligros de la falta de estudio y la vanidad).

En estos tiempos es más que habitual que los espíritas naveguen entre el misticismo residual (etapa que el Espiritismo vino precisamente a superar) de unos, y el cientifismo más personalista de otros, resultando en cualquier caso, en un remedo de Espiritismo en ocasiones muy equidistante de las fuentes originales.

Aquellos que viven un Espiritismo al modo de un catolicismo misticoide se equivocan, pero no menos que aquellos otros que, adscritos a movimientos de renovación (sic), apuestan por un Espiritismo sin Jesús...

Una cosa es el libre y natural 'modus operandi' de cada cual y otra muy distinta el reinventar una filosofía y propuesta superior que ya posee todo un cuerpo doctrinario, y hacerlo de dos maneras: a base de reciclar y añadir cuantos elementos nos gusten, o todo lo contrario; quitando o ignorando aquellos que no casan con nuestro entramado intelectual personal. Nunca existió un Espiritismo 'a retales' ni 'a la carta'...

La inercia cultural o la mal camuflada sed de reconocimiento/destaque intelectualoide crea mons-truos innecesarios... Fuimos invitados a despejar el camino de las ideas no para hacerlo más complicado.

Sólo el conocimiento y divulgación de una espiritualidad racionalista (como la que propugna el Espiritismo desde 1857), será escuchada y/o recibida por las mentes nuevas de la cultura contemporánea, ya alejadas de los dogmáticos religiosos y de los clichés esotéricos del pasado.

Juan Manuel Ruiz

martes, 6 de marzo de 2018

“Contemplad las aves del cielo”

“Contemplad las aves del cielo”




Hablar hoy de algo que es tan antagónico a la forma de vida en la que estamos inmersos casi todos, donde raro es el día en que un nuevo acontecimiento emerge y lo que es más sorprendente, ya no nos llama la atención, es traer un poco de “oxígeno” a nuestras mentes, que a veces pierden la ilusión y la esperanza del mañana, viendo y observando nuestro alrededor físico.

Es por ello que deseando despertar a aquellos que aun hoy, aunque sea por unos momentos, permanecemos influenciados por el entorno, nos acercamos a esta enseñanza de Jesús, que el capítulo XXV del Evangelio según el Espiritismo nos dice…”Mirad las aves del cielo; ellas no siembran, ni siegan, y ni amontonan nada en los graneros, más vuestro Padre celestial las alimentan; ¿no sois vosotros mucho más que ellas?  Mirad como crecen los lirios de los campos; ellos no trabajan ni hilan, y Dios tiene el cuidado de vestir de esta manera la hierba de los campos.  No os acongojéis diciendo: ¿Qué comeremos, o que beberemos, o con qué nos vestiremos?; porque vuestro Padre sabe que de ellas, tenéis necesidad. Buscad, pues, primeramente, el reino de Dios y su justicia, y todas esas cosas os serán dadas por añadidura. Por eso, no os acongojéis por el día de mañana, porque el día de mañana cuidará de sí mismo. A cada día basta su mal.”

Este lenguaje íntimo que se dirige a todos los hombres, desde el más humilde hasta el más elevado, esta voz cuyos murmullos pueden turbar el brillo de las mayores glorias, nada tiene de material. Corrientes contrarias se agitan en nosotros.

Ahora bien, si no fuésemos más que materia, no conoceríamos esas luchas, esos combates, seguiríamos sin pesar  y sin remordimientos nuestras tendencias naturales.

En estos días el hombre común se satisface con los fenómenos fisiológicos y los placeres que distraen los sentidos, sin conseguir  beneficio alguno para sus sentimientos. Todas sus aspiraciones y sus planes se centran alrededor de las ganancias que le permitan alcanzar las metas de la sensualidad y del confort. Los apetitos, los deseos apasionados, chocan contra la razón y el sentimiento del deber.
El hombre común ve, oye y vive conforme le place. Ajusta los acontecimientos de acuerdo con sus intereses personales, intentando disfrutar y gozar siempre cuanto le sea posible. Pero su temperamento es inestable, porque está gobernado por la fuerza de la pasión egoísta.

Sin embargo el hombre lúcido entiende la finalidad para la cual ha sido creado. Ve, oye y vive ajustándose y obedeciendo las Leyes que rigen la Vida. Es estable, porque sabe que solamente le sucede  lo que es mejor para él. Cree y ama sin desconfianza, porque su vida es una vida fértil.
Mientras nos aferramos a los acontecimientos del ayer estamos perdiendo los bellos amaneceres que hoy comienzan y que se prolongarán indefinidamente, al tiempo que nuestra voluntad está frecuentemente en conflicto con nuestros instintos.

Así pues, débil o fuerte, ignorante o instruido, un espíritu vive en nosotros y gobierna este cuerpo que no es bajo su dirección más que un servidor, un simple instrumento. Este ser es libre y perfectible y por consiguiente responsable. Puede a su voluntad mejorarse, transformarse, aspirar al bien.
Nada hay,  por otra parte, más justo ni más conforme a la “Ley del Progreso” que esta ascensión, realizándose por medio de etapas innumerables durante las cuales nos vamos formando, distanciándose poco a poco de los instintos y rompiendo la coraza del egoísmo para despertar a la razón, al amor, a la libertad. Son las vías múltiples, los crisoles purificadores; a cada paso el espíritu sale de su envoltura más refinado y cuando la vencido las contingencias de la materia, entonces, libre de las atracciones terrestres vuela hacia otras regiones menos primitivas.

Todos estamos llamados a desenvolvernos siempre, considerando que nuestro planeta no representa más que una etapa en el camino sin fin. Porque quien ama y aspira a la felicidad no se detiene en el pasado, valiéndose de sus lecciones para crecer en el futuro.

Juan Miguel Fernández Muñoz
Asociación de Estudios Espíritas de Madrid


viernes, 2 de marzo de 2018

La vida espiritual en la erraticidad

La vida espiritual en la erraticidad




La Doctrina Espírita nos enseña que "desde el momento que se admite la existencia del alma y su individualidad después de la muerte, es menester también admitir: 1º que es de una naturaleza diferente del cuerpo, pues que una vez separada de éste no tiene ya sus propiedades; 2º que goza de la conciencia de sí misma, puesto que se le atribuyen la alegría o el sufrimiento; de otro modo sería un ser inerte."

Admitido esto, el alma va a alguna parte, "¿en qué se convierte y a dónde va?"
"Es un Espíritu errante que aspira a su nuevo destino, que espera."

A medida que los espíritus iban dictando sus enseñanzas, Allan Kardec, se vio en la necesidad de crear nuevas palabras o neologismos que pudieran definir sin confusión los nuevos conceptos recibidos.

Erraticidad determina el estado de los espíritus no encarnados. Es ell periodo de tiempo que va desde el momento de la desencarnación hasta una nueva encarnación. Al ser ésta un estado transitorio, la erraticidad es, en realidad, el estado normal de ellos. Puede durar desde algunas horas hasta algunos millares de siglos. No hay un límite asignado al estado errante, pero nunca es perpetuo. Esa duración es consecuencia del libre albedrío. Algunos Espíritus piden su prolongación para continuar estudios que sólo pueden hacerse con provecho en ese estado. En otros, que se obstinan en su rebeldía durante muy largos periodos de tiempo, puede  ser obligado.

León Denis, en el libro "Después de la muerte", nos la describe del siguiente modo:
"Se encuentran en la erraticidad multitudes inmensas, siempre en busca de un estado mejor, que se les escapa. Espíritus innumerables flotan en ellas, indecisos entre lo justo y lo injusto; la verdad y el error; la sombra y la luz. Otros quedan sumidos en el aislamiento, la oscuridad y la tristeza, o van implorando acá o allá un poco de benevolencia o de simpatía.

La ignorancia, el egoísmo, los defectos de todas suertes reinan aún en la erraticidad, y la materia ejerce siempre sobre tales espíritus su influencia. El bien y el mal se encuentran mezclados. Es la erraticidad como una especie de vestíbulo de los espacios luminosos, de los mundos mejores. Todos pasan por ella, todos moran en ella, aunque para elevarse más arriba."

Los Espíritus errantes, por tanto, no forman una categoría especial. Recordamos que la clasificación de la escala espírita está basada según el grado de adelanto, las cualidades adquiridas y las imperfecciones a despojarse, siendo tres los órdenes principales:

-Tercer orden. -Espíritus imperfectos
-Segundo orden. -Espíritus buenos.
-Primer Orden. -Espíritus puros.

Según la descripción de León Denis, en la erraticidad, reinan los defectos de todas clases, mezclándose el bien y el mal, por tanto, la erraticidad sólo es una condición en la que pueden encontrarse. Tampoco constituye un significado de inferioridad, ya que, en ese estado, pueden encontrarse de todos los órdenes, excepto del primero que al no tener que pasar por más encarnaciones, se encuentran en su estado definitivo.

¿Cómo se desarrolla la fase de entrada al mundo espiritual?

Son muchos quienes afirman no temer el hecho de morirse, pero sí al momento de la transición. Y es que ese camino lo hemos de recorrer todos, sin distinción de clase, razas o ideologías. Si observamos la calma de ciertas muertes y la agonía dolorosa de otras, podemos darnos cuenta que el momento del tránsito muestra diferentes sensaciones en cada caso.

Que la materia inerte es insensible es un hecho, por tanto, sólo el alma percibe las sensaciones de placer y dolor a través de su periespíritu, al que siempre va unida.

Esta envoltura fluídica semi-material, durante la vida corporal penetra en el cuerpo, en todas sus partes, transmitiendo así, todas las impresiones orgánicas del cuerpo físico al espíritu.

De estas aseveraciones podemos sacar como conclusión que el sufrimiento en el momento de la muerte depende de la fuerza de adherencia que une el cuerpo y el periespíritu, y esta fuerza unión depende del estado moral del alma.

El psiquiatra brasileño, Jorge Andrea dos Santos, en su libro "Psiquismo: Fuente de la Vida", nos narra:

"Desprendido del cuerpo físico, el periespíritu inicia un proceso que se conoce con la denominación de histogénesis periespiritual, que representa una reestructuración de su organización, ya que desligado de sus inserciones en la zona física, necesita adaptarse a la nueva dimensión a la que es elevado".

A medida que el periespíritu empieza a desprenderse del cuerpo físico, necesita reorganizar su estructura para adaptarse al nuevo medio, ya que sus propiedades, durante la unión al órgano material se han encontrado limitadas y ahora empiezan a intensificarse todas sus percepciones.

André Luiz, en "Evolución en dos Mundos", explica que: dicha histogénesis periespiritual se realiza mediante la segregación de sustancias mentales que bajo el influjo de impulsos renovadores, el alma que desencarna, una vez finalizado el proceso histolitico de las células que integraban su vehículo biológico, y fortificado el campo mental que se enmarañara con su nuevo estado, logra liberarse, mecánicamente, de los órgano físicos.

A través del pensamiento y la voluntad, el espíritu va a ir reforzando su campo mental a medida que va tomando conciencia de su nuevo estado, y una vez finalizado el proceso de descomposición del cuerpo físico logrará desligarse de la materia orgánica, a la que ha estado ligado durante la encarnación.

¿Cómo empieza la vida espiritual tras la muerte del cuerpo? ¿Es igual para todos los encarnados?
En el ser primitivo, salvaje, cruel habitante todavía de la selva, que va desarrollando su inteligencia a través de la fuerza, la astucia, la dominación de los seres inferiores de su entorno, despierta en el mundo espiritual horrorizado por lo desconocido, manteniéndose cerca de los suyos, uniéndose con ellos, de tal forma que su único deseo es volver a la vida física. Esta incesante idea de renacer en la tribu, en su propia choza, constituyen su única aspiración, convirtiéndose en una idea, reversible solamente con una nueva encarnación.

En el ser más evolucionado, recapitula durante minutos o largas horas, durante el coma o en la cadaverización del órgano físico, todos los hechos de su propia vida, imprimiendo magnéticamente a las células que se desdoblarán en el cuerpo espiritual, todas las instrucciones a que estarán sujetas en el nuevo medio en el que van a ingresar.

Tras un periodo de ensoñación, o turbación, que puede ser más o menos largo, comienza a acceder al análisis de sus experiencias, encontrando en sí mismo los resultados conseguidos o desaprovechados, accediendo de esa forma a las consecuencias de la ley de causa y efecto.

"Así, el Espíritu errante es feliz o infeliz; según el buen o mal empleo que hizo de su última existencia. Él estudia las causas que apresuraron o retardaron su adelanto; toma las resoluciones que procurará poner en práctica en su próxima encarnación y escoge, él mismo, las pruebas que cree más apropiadas para su evolución; pero en algunas ocasiones se equivoca o sucumbe, porque no mantiene, como hombre, las resoluciones que había tomado como Espíritu".

Testimonios del libro "El Cielo y el Infierno"

Varios testimonios de esta diversidad de circunstancias las podemos encontrar en la Segunda parte del libro "El Cielo y el Infierno", desde el cap. II hasta el cap. VIII.

-Espíritus felices. Samuel Philipe:

Samuel Philipe era un hombre de bien en toda la acepción de la palabra. Nadie recordaba haberle visto cometer una mala acción, ni haber hecho voluntariamente perjuicio a quien quiera que fuese.
Ante la pregunta: "¿Tenéis un recuerdo claro de vuestros últimos instantes en la Tierra?"
Responde: "Perfectamente. Este recuerdo me ha venido poco a poco, porque en aquel momento mis ideas estaban todavía confundidas.

Aunque sufrí cruelmente en mi última enfermedad, no tuve agonía. La muerte llegó como un sueño, sin luchas ni sacudidas. No teniendo miedo al porvenir, no me aferré a la vida, y por consiguiente, no tuve necesidad de luchar para romper los últimos lazos. La separación se verificó sin esfuerzos, sin dolor y sin que me diese cuenta de ello. Ignoro cuánto duró este último sueño. Pero ha sido corto. El despertar ha sido de una calma que contrastaba con mi estado precedente. No sentía dolor y. me regocijaba de ello. Quería levantarme y marchar, pero un entorpecimiento que no era nada desagradable y que hasta tenía cierto encanto, me retenía, y yo me abandonaba a él con una especie de deleite sin darme ninguna cuenta de mi situación, y sin pensar que había dejado la Tierra. Lo que me rodeaba me parecía como un sueño....

....Lo que me aclaró la realidad fue que me vi rodeado de muchas personas que apreciaba, muertas desde mucho tiempo, y otras que no reconocí al pronto, y que parecía que me velaban y esperaban que despertase. Este estado tuvo instantes de lucidez y de somnolencia, durante los cuales recobraba y perdía alternativamente la conciencia de mi yo. Poco a poco mis ideas adquirieron más claridad. La luz, que no entreveía sino a través de una niebla, se hizo más brillante. Entonces comencé a reconocerme y comprendí que no pertenecía al mundo terrestre. Si no hubiera conocido el Espiritismo, la ilusión se hubiera, sin duda, prolongado mucho tiempo más."

- Espíritus de mediana condición. José Bré.

"Expío mi falta de fe. Sufro, no como podrías entenderlo, sino por el sentimiento que tengo de no haber empleado bien mi tiempo en la Tierra.

Entre vosotros se tiene a un hombre como honrado cuando respeta las leyes de su país, cuando no hace mal a su prójimo, quitándole ostensiblemente lo suyo Pero le quita a menudo sin ningún reparo su honor y su dicha, desde el momento en que el código o la opinión pública no pueden alcanzar al culpable hipócrita.

No basta para ser honrado ante Dios dejar de infringir las leyes de los hombres. Es preciso ante todo no haber quebrantado las leyes divinas.

He faltado a muchas de esas condiciones, lo confieso sin avergonzarme. He sufrido bastante por eso cuando lo he reconocido."

- Espíritus sufrientes. Novel

Mi espíritu, retenido en mi cuerpo por lazos materiales, tuvo gran trabajo en desprenderse de aquél, lo cual fue una primera ruda agonía. La vida que dejé a los veinticuatro años era todavía tan fuerte en mí, que no creía en su pérdida.

Buscaba mi cuerpo, y estaba sorprendido y espantado de verme perdido en medio de esta multitud de sombras. En fin, la conciencia de mi estado y la revelación de las faltas que había cometido en todas mis encarnaciones se me presentaron de repente. Una luz implacable iluminó los más secretos pliegues de mi alma, que se sintió desnuda, y después sobrecogida por una vergüenza abrumadora. Trataba de escaparme de ella, interesándome en los objetos nuevos, aunque conocidos, que me rodeaban. Los espíritus radiantes, flotando en el éter, me daban la idea de una dicha a la que no podía aspirar. Formas sombrías y desoladas, las más sumergidas en una triste desesperación, las otras irónicas o furiosas, se deslizaban a mi alrededor y sobre la Tierra, a la cual permanecía adherido.

Arrastrado como por una fuerza irresistible, procurando huir de este dolor encarnizado, salvaba las distancias, los elementos, los obstáculos materiales, sin que las hermosuras de la Naturaleza ni los esplendores celestes pudiesen calmar un instante la amargura de mi conciencia, ni el espanto que me causaba la revelación de la eternidad".

- Espíritus suicidas. Francisco Simón Louvet.
(Esta comunicación fue dada espontáneamente)

“¡Tened piedad de un pobre miserable que sufre hace mucho tiempo los más crueles tormentos! ¡Oh! ¡El vacío..., el espacio..., caigo, caigo, socorro!.... ¡Dios mío, tuve una vida tan miserable!... Era un pobre diablo, sufrí a menudo el hambre en mi vejez, por esto me entregaba a la bebida y me avergonzaba y disgustaba de todo... He querido morir, y me he arrojado... ¡Oh! Dios mío, ¡qué momento!... ¿Por qué, pues, tener deseo de acabar cuando estaba tan cerca del término? ¡Rogad! Para que no vea siempre este vacío debajo de mí... ¡Voy a destrozarme contra estas piedras!..."
La falta de valor, le llevó a sucumbir ante la prueba de pobreza, descendiendo a los niveles de la desesperación. Sin ser un alma adelantada tiene conciencia de la vida futura y pide por su término.
Dentro de esta categoría hay una amplia gama de circunstancias que llevaron al suicidio, cada una de ellas,  tiene consecuencias diversas, teniendo en cuenta el grado de conocimiento y el motivo que les llevó a su realización.

- Criminales arrepentidos.

De las varias comunicaciones recibidas en este apartado, se desprende que el arrepentimiento no es suficiente para eximir de la responsabilidad de los actos. Es el primer paso hacia la rehabilitación, el preludio del perdón y de disminución de los sufrimientos. Pero es precisa la expiación y sobre todo la reparación.
Cuanto más tardío es el arrepentimiento, la pena es más larga. Casi siempre de tipo material, en los casos que están más materializados, ya que es necesario que afecte a sus sentidos, mientras en los otros suele ser de tipo moral, ya que han llegado al grado exigido para comprenderlas.

- Espíritus endurecidos.

Están, después de la muerte, entregados a una duda cruel sobre su destino presente y futuro. Miran a su alrededor, no ven al principio ningún objeto sobre el que puedan ejercer sus fechorías, y la desesperación se apodera de ellos, porque el aislamiento y la inacción son insoportables para este tipo de espíritus: La perspectiva de lo infinito hace su posición intolerable, y sin embargo, no tienen fuerza ni voluntad para salir de ella. Éstos son aquellos que en la reencarnación llevan esas existencias ociosas, inútiles para sí mismos y para los otros, y que a menudo acaban por suicidarse, sin motivos serios. Consideran lo que les rodea, e impresionados al instante por el abatimiento de los espíritus débiles y castigados, se adhieren a ellos como a una presa y les recuerdan sus pasadas faltas, que ponen sin cesar en acción por sus gestos irrisorios. No bastándoles esta burla, se sumergen en la Tierra como buitres hambrientos, buscan entre los hombres el alma más accesible a sus tentaciones, se apoderan de ella, exaltan su concupiscencia, procuran apagar su fe en Dios y cuando, al fin, dueños de su conciencia, consideran su presa asegurada, extienden sobre todo lo que rodea a su víctima el fatal contagio.

Estos espíritus son, en general, más difíciles de conducir al bien que los que son francamente malos, porque en estos últimos hay energía. Una vez instruidos, son tan ardientes para el bien como lo han sido para el mal. Los otros tendrán sin duda que pasar por muchas existencias, para progresar sensiblemente. Pero poco a poco, vencidos por el fastidio, como otros por el sufrimiento, buscarán una distracción en una ocupación cualquiera que más tarde será para ellos una necesidad.


¿El Espíritu progresa en la erraticidad?  

Puede mejorar mucho, siempre según su voluntad y su deseo. No obstante, en la existencia corporal es donde pone en práctica las nuevas ideas que ha adquirido.

Estudian su pasado y buscan los medios de elevarse. Ven, observan lo que sucede en los lugares que recorren. Escuchan los discursos de los hombres instruidos y los consejos de los Espíritus más elevados que ellos, lo cual les brinda ideas que no tenían.

En la literatura espírita encontramos diversas narraciones de estudio y progreso.

Aquí hay algunos extractos:

Sir Arthur Conan Doyle en Historia del Espiritismo (cap. XXV) hace referencia  al testimonio del espíritu  Lester Colman a Lilian Walbrook, que indica "Después de mi fallecimiento estuve indeciso durante algún tiempo respecto a si mi trabajo sería la música, o la ciencia. Tras pensarlo mucho, decidí que la música fuese mi entretenimiento, y mi ocupación la ciencia en todas sus ramas" Y continúa... "—Para progresar En mis estudios, visito frecuentemente un laboratorio, donde encuentro facilidades tan completas como extraordinarias para llevar a cabo los experimentos".

En "Volví", el Hermano Jacobo, a través de la psicografía de Chico Xavier, nos ofrece diversas explicaciones del progreso moral e intelectual:

En el capítulo XIV en "La palabra de un gran benefactor" encontramos la siguiente narración: "el admirable científico declaró que, no obstante hallarse desencarnado, continuaba trabajando sin descanso al frente de los peligros que amenazan la actualidad terrestre. Sumergido en los estudios y realizaciones de la Física en el plano espiritual..."

Y en el Cap. XIX "Sorpresa Sublime": "Siempre que los intervalos naturales de los estudios y de las tareas del instituto iluminativo me favorecían, me dirigía inmediatamente a las zonas de los espíritus desviados, ejercitando mi capacidad de soportar..."

Éstos son dos ejemplos de oportunidades de aprendizaje intelectual y moral.


¿Dónde se realizan estas actividades?

Juan, apóstol de Jesús, en su evangelio nos transcribió estas palabras del Maestro:
"En la casa de mi padre hay muchas moradas. Si así no fuera, os lo hubiera dicho. Voy a prepararos un lugar. - Y cuando me fuere, y os hubiera preparado un lugar, volveré  otra vez, y os tomaré conmigo, para que, donde yo estoy, estéis también vosotros" (Juan cap. XIV vs.1, 2, 3).

Con estas palabras, Jesús, nos indica que la Casa del Padre es el Universo; las diferentes moradas son los mundos que circulan en el espacio infinito, que ofrecen a los espíritus encarnados estancias apropiadas a su adelantamiento, y así también puede entenderse de los lugares a los que el alma desencarnada se dirige, aún cuando no estén circunscriptas ni localizadas.

A través del ítem 234 de "El Libro de los Espíritus", estos nos confirman:
"- Sí, mundos hay dedicados en particular a los seres errantes y en los cuales pueden éstos residir en forma temporaria; especie de vivaques o campamentos donde puedan reposar en una prolongada erraticidad..."

El eminente científico, teólogo, filósofo y médium Emanuel Swedenborg (1688-1772), miembro de la Real Academia de las Ciencias de Suecia, a través de su visiones encontró que el otro mundo consistía en un número de diferentes esferas que representaban varios grados de y felicidad a los cuales vamos después de la muerte.

Así otros muchos Espíritus que se han comunicado, han afirmado que el plano inmediato a la residencia de los hombres, está subdividido en varias "esferas".

André Luiz aclara que estas "esferas" espirituales se distinguen por distintas vibraciones, más densas a medida que están más cerca del núcleo de la Tierra. Cuanto más cercanas están más, materializados están los espíritus que las conforman. Existen en un mismo plano horizontal o en el mismo nivel, del mismo modo que nuestras ciudades no están unas encimas de otras. Lo que varía es el tipo de vida de cada núcleo.

Según "ese tipo de vida" "....en el espacio hay grupos o familias que se unen por el afecto, por la simpatía y por la semejanza de sus inclinaciones...". Estableciéndose entre ellos una jerarquía cuya autoridad está basada en la ascendencia moral. Entre los espíritus superiores, es natural y benéfica. Respeta el libre albedrío de cada uno. Sin embargo, en las relaciones de los espíritus inferiores utilizan la inteligencia o el poder para subyugar a otros espíritus, estén encarnados o no.

Ana Mª Sobrino
Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra"

Bibliografía: 
El Libro de los Espíritus; El Libro de los Médiums; El Espiritismo en su más simple expresión; Después de la Muerte; Psiquismo: Fuente de Vida; Evolución en dos Mundos; El Cielo y el Infierno; Historia del Espiritismo; Volví; El Evangelio según el Espiritismo.






El retorno a la Tierra

El retorno a la Tierra



Existen ciudades espirituales que rodean nuestra corteza terrestre. En esas ciudades equipos especializados, mirando hacia el mundo físico, estudian intensamente y trabajan, buscando propiciar la situación más adecuada a las necesidades evolutivas de los hermanos que necesitan volver a la Tierra.

Bajo la supervisión de centenares de técnicos especializados en cuestiones de embriología y biología en general, se estudian soluciones para todos aquellos que se les brinda una nueva oportunidad de seguir avanzando y evolucionando. Para ello, será necesario un estudio exhaustivo de sus vidas pasadas e incluso, más importante si cabe, conocer cómo fue su muerte y  las dificultades que tuvo después de desencarnar.

En los Ministerios de Reencarnación, los pabellones dedicados a la preparación del Espíritu dispuesto a regresar a la corteza terrestre, están siempre en actividad continua, pues la reencarnación como sabemos es una muestra más de Amor que Dios no ofrece para seguir avanzando, siendo además obligatoria. Pues bien sabemos de las palabras de nuestro Maestro Jesús cuando nos dice:
“Nadie puede ver el Reino de los Cielos sino naciera de nuevo”

Son muchos los pabellones existentes, cómo también son muchos los espíritus errantes en el camino, que deberán pasar por los procesos especializados.

Cada uno de estos pabellones, dispone de departamentos y equipos, que nos dará paso a todas las pruebas que se deben superar hasta lograr la conexión, con un nuevo entorno familiar, nuevos lazos que nos unirán de inmediato a un nuevo destino, nuevos retos, nuevas pruebas, nuevas expiaciones y un sinfín de obstáculos y adversidades que nos harán, indudablemente, evolucionar.

Así es cómo nos lo explican en la pregunta nº 132 de “El Libro de los Espíritus” de Allan Kardec:
¿Cuál es el objetivo de la encarnación de los Espíritus?

“Dios se la impone con el objetivo de hacerlos llegar a la perfección: para algunos es una expiación; para otros una misión. No obstante, para alcanzar esa perfección deben sufrir todas las vicisitudes de la existencia corporal: en eso consiste la expiación. La encarnación tiene también otro objetivo, que es poner al Espíritu en condiciones de soportar la parte que le toca en obra de la creación. Para cumplirla, el Espíritu toma en cada mundo, un instrumento en armonía con la materia esencial de dicho mundo, a fin de ejecutar allí, desde ese punto de vista, las órdenes de Dios. De ese modo, al participar en la obra en general también adelanta.”

En estos pabellones, se nos mostrará nuestro estado evolutivo y para ello, si fuese necesario, veremos capítulos de nuestras vidas pasadas. Será donde se nos explicará cada punto importante a tener muy en cuenta, para resolver nuestros errores del pasado. Para los efectos del perfeccionamiento de nosotros mismos en obediencia al Amor.

También en este pabellón existen departamentos dónde cuerpos, miembros, órganos, fibras y células son allí esbozados y estudiados, antes de que se definan a los principios de la nueva materialización terrestre. Es importante tener en cuenta todo lo mencionado, porque en esos casos en que el alma oscila entre méritos y faltas de méritos, la reencarnación permanece bajo los auspicios de autoridades y servidores de la justicia espiritual que administra recursos a cada aprendiz de la sublimación, de acuerdo con las obras edificantes que consten en el currículo de su existencia.

Por ello será la explicación perfecta la que allí se escucha, frente a una vuelta inminente en la Tierra o en otros mundos semejantes a ella.

Existen espíritus que necesitan renacer con severas limitaciones físicas, fruto de alteraciones expresivas en su constitución periespiritual y se atemorizan ante una perspectiva que cuesta aceptar. A pesar de todo el trabajo de los mentores espirituales esclareciendo que la exteriorización deformante a nivel del cuerpo físico facilita la eliminación de las anomalías a nivel periespiritual, desde que se acompañe de una postura mental saludable, los recelos y las reacciones muchas veces ocurren.

Cuando el espíritu comprende la grandeza de la vida terrestre, la rectitud de la justicia, su cuadro mental se modifica, con las mejores intenciones orientadas hacia el bien supremo. Es cuanto acepta la necesidad de reencarnar, acepta participar en los reajustes de sus vidas pasadas, que se componen principalmente de:

-MOTIVOS DE NUESTRA ÚLTIMA MUERTE
-IDENTIFICACIÓN COMPLETA DEL ESPÍRITU
-ANALISIS DE LAZOS FAMILIARES
-PROYECCION INDIVIDUAL
-SERVICIO DE DESOBSESIÓN
-TERAPIAS DE REGRESION DE MEMORIAS
-LIBRE ALBEDRÍO
-LEY CAUSA Y EFECTO

Como si fuese un film en alta velocidad, el espíritu al desencarnar, recuerda lo básico de toda la vida en algunos minutos, como si se fuese desgravando el cerebro en los archivos energéticos del cuerpo espiritual. En realidad, una copia del film de la vida es registrada. Y todo lo histórico de las vidas anteriores del Espíritu pasa a ser registrado y recordado en el nuevo cuerpo que se forma. Siempre llevamos todos nuestros códigos en los millones de vidas que arrastramos. Son registros con todos nuestros pensamientos y actos, son registros con nuestras pruebas superadas y nuestras aflicciones, con nuestros miedos e inquietudes a la vez que con nuestros grandes momentos alcanzados.
Genéricamente, todo los espíritus, cuando comprenden dicha programación planificada para ellos, son partícipes de la importancia que tiene la familia material elegida para ellos, pues esa va a ser la parte fundamental de su desarrollo moral e intelectual en la próxima vida. Y a partir de entonces, queda trazado un extenso recorrido extremadamente importante y programado para el ser humano.
Hemos de destacar que existen otros tipos de reencarnación y no en todas, somos invitados a diseñar nuestro próximo destino. Son muchas, las rencarnaciones donde no se le da oportunidad al espíritu de elección a sus designios. Son llamadas rencarnaciones compulsorias. Suelen ser frecuentes en espíritus inferiores, sin olvidar que es el mayor porcentaje de reencarnaciones en nuestra Tierra.
Son magnetizados sin saber que les está pasando. Una especie de anestesia que le deja los sentidos adormilados, los equipos especializados pasan a dar asistencia y promover la progresiva ligación fluídica del mismo con los fluidos periespirituales de la madre.

A medida que sus vibraciones se vuelven más lentas por el desgaste y las dificultades que tiene en reponer las energías, se va procesando una neutralización energética con una reducción progresiva de las actividades del espíritu. Cuando este proceso se instala determina un sopor o somnolencia de la entidad impeliéndola a la Reencarnación.

Por último, mencionar las rencarnaciones especiales. Son aquellas dónde el espíritu viene en misión a la Tierra o destinado a otros mundos dependiendo el gran trabajo que viene a ejercer. Suelen ser espíritus más evolucionados a nosotros y con menos apego material. Son los menos.
Aclarando estos tres tipos de reencarnaciones, la compulsoria, reencarnación con participación y por último la de venir en misión, decir que el velo del olvido lo llevamos todos, por consiguiente, dependiendo del uso que hagamos de nuestro libre albedrío, dará los resultados sobre si completamos o no la programación estructurada para cada uno de los casos que se nos han designado.
La paternidad y la maternidad, son siempre consecuencias de vínculos pasados. Nuestras deudas se hacen muchas veces, dentro del núcleo familiar y volvemos para corregir las distorsiones antiguas, en el mismo medio.

Durante el sueño, habitualmente sucede el desdoblamiento o proyección astral de los encarnados. Nuestros equipos especializados en reencarnación, acceden a través del desprendimiento a reunirse con los futuros padres. Se les muestra el compromiso, cooperación y reconciliación si fuese necesario para el espíritu elegido que será su futuro hijo.

Una vez habiendo sido escogido los padres, por el criterio considerado más adecuado a la situación evolutiva del espíritu y el merecimiento de los progenitores, se inicia una laboriosa asistencia espiritual a las personas implicadas en la programación de esta reencarnación, como pueden ser padre, madre e hijo.

El triángulo constituido por padre, madre o hijo, siempre resulta de una continuidad necesaria para todos, dónde también hermanos y parientes próximos, son normalmente, ligaciones de encarnaciones anteriores.

Se puede dar el caso que futuros progenitores estén bajo la programación inmediata de nuestros equipos espirituales y que ellos no sientan la necesidad de ser padres.
Cuando la resistencia en los padres asistidos es muy fuerte en el sentido de acatar las ideas que les son sugeridas, la espiritualidad pasa a buscar soluciones. Son enviadas sugestiones mentales a parientes, vecinos o profesionales que podrán influir constructivamente en el proceso de la aceptación o amparo al espíritu que viene a reencarnar.

Una vez logrado y establecido el orden necesario entre armonía o desarmonía, con relación a esos vínculos, podremos clasificarlos en vínculos de afecto y de desafecto. Muchas veces, las dificultades vividas por dos personas, generó entre ellas un odio mutuo u otra ligación fuertemente estrechada por las energías deletéreas de sentimientos inferiores. Son los vínculos creados por el desafecto del pasado.

Una vez establecido el cambio recíproco de las vibraciones, se crea un hilo magnético que prenderá mutuamente a los dos individuos. No solo el amor, más también el odio une a las personas. La reencarnación se vuelve realmente eficaz en su función educadora, creándose condiciones para que haya un vínculo de amor entre ambos.

Los renacientes bajo el mismo techo, en el templo del hogar, por el instituto divino de la reencarnación, anestesiados por la sabia ley del olvido del pasado,  aprenderán a amarse y perdonarse.

Debemos reflexionar sobre lo siguiente: -Aquel bebé rosado, (o de color chocolate según el caso) que ahora el padre, la madre abrazan y acarician emocionados, muchas veces es una víctima suya del pasado, que ahora recibirá la atención y los cuidados que le eran justamente debidos. Padre y Madre pueden enternecerse ante la figura dulce, suave del bebé, la ley de la reencarnación, propició condiciones para que en este instante víctimas y verdugos se abracen, lloren de emoción y pasen a desarrollar una nueva experiencia; la experiencia del Amor.

Así es como Dios nos da la posibilidad de enmendar todos los errores que hemos cometido. Su ley de amor, de causa y efecto, de acción y reacción son las que promueven la pluralidad de mundos existentes en el universo, sin olvidar la ley de la caridad que nos ofrece en cada instante de nuestra existencia. Siempre conectados con el mundo espiritual, siempre guiados por nuestros guías espirituales, y siempre arropados, cuidados y mimados sin duda con las leyes inamovibles de Dios.

Susana Herrero
Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra"