¿Religión o espiritualidad?
La palabra “religión” es de origen latino. Proviene del término “religare” que significa agrupar, reunir y nos trasmite el concepto de un rito o un culto que realiza el hombre a un Ser supremo al cual solemos llamar Dios, aunque el nombre varía según las diferentes culturas, por lo tanto, cualquier rito o veneración es considerado religión.
Esta característica religiosa del hombre es natural e innata y existe desde los tiempos más remotos.
A veces sin embargo, a pesar de esta certeza de la existencia de un ser Superior, ocurre que el ser humano no comprende bien el mensaje que ha recibido, por lo cual acaba por ser tergiversado o bien, amoldado al gusto o necesidad de aquel que lo utiliza para obtener poder sobre sus semejantes.
Cuando profundizamos en el estudio de las distintas religiones y comparamos sus enseñanzas y prácticas, reconocemos que en lo fundamental la mayoría comparten unos valores espirituales comunes, así como también ciertas creencias básicas; tales como reconocer la existencia de Dios, como creador de todo lo que existe, la intuición de que hay otra vida después de la muerte de nuestro cuerpo físico y también la convicción de que debemos vivir de una forma altruista por el bien común y la felicidad de los demás.
Entonces, ¿por qué existen tantas dificultades en el diálogo, el entendimiento y la cooperación entre personas que pertenecen a distintas tradiciones espirituales y religiosas?
Tal vez porque hoy en día, con toda la información de la que disponemos y sabiendo que lo que realmente nos beneficiaria a todos en este planeta es la unión, seguimos buscando cosas que nos separan los unos de los otros.
El camino hacia el entendimiento, la comprensión y la unidad llegará en la medida en que todos y cada uno de nosotros profundicemos en nuestra propia fe. Solo entonces podremos empezar a ver el mismo paisaje común que compartimos con aquellos que recorren un camino diferente, pero con quienes buscamos los mismos ideales y valores y con los que en definitiva encontraremos la misma Verdad y Amor Universal.
Como Dios es invisible e intangible, sus palabras nos llegan generalmente a través de sus mensajeros, representantes y mediadores. Por eso, siempre existe el peligro en ellos y en todos nosotros de hablar a la ligera en el "nombre de Dios" y creernos los únicos poseedores de la "verdad absoluta".
Esa actitud tan solo nos puede llevar al enfrentamiento y al fanatismo intolerante que provoca guerras, atentados y demás acontecimientos trágicos, como ha ocurrido recientemente.
Nunca nuestra salvación va a estar sujeta a la imposición de nuestras creencias e ideales sobre las del resto de nuestros hermanos y sí, en cambio, en la práctica de las Leyes Divinas y en la búsqueda de todo lo bueno que está dentro de nosotros y que debemos ofrecer a los demás.
Todos sabemos lo que debemos hacer para mejorar este mundo y ser más felices Pero nos empeñamos en cambiar al otro en lugar de trabajar nuestros defectos y mejorarnos.
Por lo tanto, creo firmemente que no es la religión “per se“ la que divide a la gente, sino la actitud incorrecta de las personas al interpretarla o vivenciarla.
Dos personas con convicciones opuestas pueden estar en desacuerdo sin recurrir a ataques personales. Desde el respeto y la tolerancia se pueden conseguir grandes cosas.
Mi conclusión es que tendríamos que ser, por encima de todo, más espirituales, esforzarnos en ser cada día un poco mejores, devolver bien por mal, practicar la caridad y ser indulgentes para con nuestro prójimo, con esto y poco más se obraría el milagro del cambio en el mundo y viviríamos en paz.
Cielo Gallego
Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra"
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