viernes, 1 de diciembre de 2017

Magnetismo humano y Espiritismo

Magnetismo humano y Espiritismo


Durante siglos, el magnetismo humano, también llamado animal, fue utilizado por diversas civilizaciones (por ejemplo, en Egipto, Caldea y Grecia) a lo largo de la historia, pero no fue hasta la llegada de Franz Antón Mesmer (1779 - 1815) en el siglo XVIII, cuando se reconoce oficialmente su descubrimiento.

Mesmer, apoyado en las teorías de Van Helmont y Paracelso, uno y dos siglos anteriores, desarrolló la teoría del "Magnetismo Animal" como fluido nervioso que contiene el Principio Vital que sustenta la vida en todos los seres, que puede ser donado mediante la voluntad.

Este fluido se encuentra en todos los seres vivos y la naturaleza nos da ejemplo de ello a través de ciertos animales como la anaconda y la cobra que inmovilizan ciertos animales para alimentarse de ellos.

Este fluido nervioso se podía proyectar a través de la voluntad de una persona a otra con fines curativos. El fluido era visto por personas sensitivas bajo determinadas circunstancias de luminosidad y sus resultados, en cuanto a curaciones, fueron en muchos casos incontestables. Bajo esta óptica, la enfermedad es la deficiencia de este fluido vital, pudiéndose recuperar a través del tratamiento magnético, por ejemplo a través de pases, donde el fluido animalizado circularía abundantemente a lo largo de las redes nerviosas del magnetizador hacia el magnetizado, proyectándose como irradiación de energía.

Mediante la experiencia se comprobó que la voluntad juega un importantísimo papel en los mecanismos magnéticos, ampliando considerablemente los efectos obtenidos. Por otro lado estos resultados se veían claramente mermados ante la presencia de personas escépticas que de alguna forma bloqueaban la circulación de energías.

Mesmer, con sus demostraciones, consiguió hacer importantes discípulos entre los hombres más influyentes de la época, de forma que el mesmerismo tuvo una importante influencia mas allá del siglo XIX y principios del siglo XX.

Los resultados eran fácilmente comprobados pero no así el agente causante de ellos que fue prácticamente siempre negado por las academias oficiales, alegando que sus efectos eran producidos, al principio por la imaginación y posteriormente, con Braid y la aceptación de la hipnosis (braidismo), por la sugestión. Como la hipnosis, a través de la sugestión, causaba prácticamente los mismos efectos que el magnetismo sin su agente invisible intermedio, las academias lo tuvieron fácil y atribuyeron todos los efectos a la sugestión.

Por encima de las academias se encontraba la opinión pública, que viendo las múltiples curaciones tanto en Viena como en París, elevaron a Mesmer a una alta posición y reconocimiento social que le permitieron seguir con sus trabajos, no sin muchas críticas, ataques y acusaciones de charlatanismo por parte de las academias que le obligaron a cambiar varias veces de residencia. Sin embargo Mesmer nunca desfalleció ni renegó de su descubrimiento, llevando sus curaciones a todas las capas sociales, en aquellos momentos inamovibles. El magnetismo era un símbolo de la libertad social, al alcance de todos independientemente de su condición.

Eran tales sus resultados que pese a las críticas nunca fue condenado. Ninguna de sus curas fue recusada, sólo fue negado el método por falta de evidencias físicas.

Los discípulos de Mesmer curaban a la población indistintamente de su clase social, por lo cual el magnetismo era un símbolo de igualdad, fraternidad y libertad para el pueblo que sentía estos valores reflejados en él. De esta forma proliferaron escuelas de magnetizadores, destacándose en Francia el "Journal du Magnétisme", "Annaes du Magnética", la Sociedad Mesmeriana, la Unión Magnética y Sociedad Filantrópica Magnética, y hospitales especializados como los de Londres, Edimburgo, Dublín y Calcuta.

Nuevos estados de conciencia

En 1787, uno de los principales discípulos de Mesmer, el Marqués de Puysegur, magnetizando a un campesino enfermo de 18 años, descubrió por primera vez el estado de sonambulismo inducido, cuando el sujeto se durmió aparentemente en un sueño profundo pero a su vez demostrando facultades de clarividencia cuando se le preguntaba, siendo capaz de identificar el órgano que se encontraba enfermo y sugerir, inclusive, la medicación que era recomendada en su caso, conocimientos que no estaban al alcance de un campesino de la época y que demostraban un nuevo estado de conciencia más despierta en cierto sentido que el estado de vigilia.
Estudiando estos fenómenos surgieron magnetizadores de renombre como Deleuze, Bruno, Barón du Potet, Charles Lafontaine, y también algunos médicos interesados, como el cirujano inglés James Braid (1841) que, tras quedar impresionado con los trabajos de Lafontaine realizó experiencias hasta obtener similares fenómenos, como sonambulismo, o sueño provocado, letargia y catalepsia, pero mediante la sugestión, sin la aparente utilización de magnetismo animal, denominando esto como un nuevo fenómeno que denominó hipnosis e hipnotismo.

Fue bajo esta forma, la del hipnotismo, que los fenómenos magnéticos fueron aceptados por las academias oficiales e incorporados en muchos tratamientos, como en el caso del médico inglés James Esdaile, que operó en India a 260 personas bajo hipnosis sin sentir dolor o, en 1887, con la fundación de la clínica de Salpêtriere por Charcot, para el tratamiento de la histeria.

El método hipnótico consiguió demostrar que muchas neurosis no eran causadas por problemas físicos orgánicos sino psicológicos, puesto que sujetos en estado hipnótico recuperaban facultades que no poseían en estado de vigilia. Con todo ello, también se definió el término somatización para definir aquellos síntomas físicos que se producían como resultado de ciertos reflejos de la mente humana.

Los nuevos descubrimientos necesitaron a su vez nuevas definiciones como la del Subconsciente, término que definía la zona de la mente que escapaba al consciente, como una memoria oculta, por debajo del consciente, que tenía gran influencia sobre las emociones y que era accesible a través de los nuevos estados.

Por todo ello, los fenómenos magnéticos a través del hipnotismo, contribuyeron de gran manera al surgimiento del psicoanálisis de Freud después de haber estudiado las experiencias de Charcot como discípulo suyo.

El magnetismo y el Espiritismo

Los fenómenos del magnetismo no fueron ajenos al insigne pedagogo y profesor Hippolyte Leon Denizard Rival, más tarde codificador de la Doctrina Espírita con el pseudónimo de Allan Kardec. Según el profesor Canuto Abreu, en su obra "El Libro de los Espíritus y su Tradición Histórica y Legendaria", el profesor Rivail era integrante del grupo de investigadores del Barón du Potet, que a su vez había sido adepto de Mesmer y editor del Journal du Magnétisme y dirigente de la Sociedad Mesmeriana.

Por ello, hacia el 1850, antes de la llegada del Espiritismo, el profesor Rivail ya era un experimentado magnetizador y conocedor de los estados sonambúlicos. Más tarde, en "La Revista Espírita" de marzo de 1858 declararía: “El Magnetismo preparó el camino del Espiritismo (...) De los fenómenos magnéticos, del sonambulismo y del éxtasis a las manifestaciones espíritas (...) su conexión es tal que, por así decir, es imposible hablar de uno sin hablar del otro”. Posteriormente, en "La Génesis", trató la “importante cuestión de las curas a través de la acción fluídica” determinado que "El poder curativo será proporcional a la pureza de la sustancia inoculada", ya fuera de origen espiritual o humano, de forma que "Todas las curaciones de ese tipo son variedades del magnetismo y sólo difieren por la potencia y la rapidez de la acción. El principio es siempre el mismo: el fluido desempeña el papel de agente terapéutico y su efecto se encuentra subordinado a su calidad y a circunstancias especiales."

El Espiritismo, gracias a su codificador Allan Kardec, supo interpretar y estudiar los principales aspectos del magnetismo, del que se alimentó en su origen, para llegar al estudio de la psicología experimental y con ella a la mediumnidad, nexo de unión con el mundo espiritual, que nos permitió desvelar los grandes misterios de la humanidad explicando de forma racional y empírica las principales preguntas fundamentales del ser, qué somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.
Las sesiones de sonambulismo lúcido no dejaban indiferentes a sus propios magnetizadores, que veían como muchos de sus pacientes hablaban de seres espirituales que les acompañaban, de los que sin su presencia y ayuda alegaban que no tenían solución para ayudarles. Pronto hubo una división en los magnetizadores entre aquellos que no aceptaban la presencia de espíritus acompañantes de los sonámbulos y los que sí la aceptaban. Muchos magnetizadores, guiados por el orgullo humano, negaban la presencia de espíritus, en contra de lo que manifestaban los propios sonámbulos, atribuyendo todo el mérito del éxito de los efectos a sus propias fuerzas magnéticas, rechazando disponer de ayuda espiritual alguna.

Otros muchos magnetizadores, por el contrario, con investigaciones más profundas, consiguieron sondear el mundo espiritual mediante preguntas filosóficas y científicas que eran sabiamente respondidas por los sujetos en estado sonambúlico. Estos magnetizadores comprendieron rápidamente las similitudes entre el sonambulismo y los fenómenos mediúmnicos, cuando estos empezaron a aparecer, abrazando directamente la Doctrina Espírita.

Fenómenos como la exteriorización de la sensibilidad, el desdoblamiento, la clarividencia o visión a distancia, el éxtasis o incluso la bicorporeidad se manifestaban en ambas prácticas, tanto magnéticas como mediúmnicas, diferenciándose principalmente en la necesidad o no del magnetizador. Las prácticas mediúmnicas no disponían de un magnetizador pero por el contrario disponían de un grupo de personas reunidas con la voluntad de colaborar irradiando buenos pensamientos y sentimientos hacia la consecución de los objetivos.


Pruebas sobre la reencarnación

De entre los fenómenos derivados del sonambulismo, los que mayores consecuencias morales conllevan son la existencia del mundo espiritual tutelando a los sujetos en estado de trance y el recuerdo de experiencias vividas en vidas pasadas, demostrando la existencia de la reencarnación. Los sujetos magnetizados en estado sonambúlico tenían capacidad de describir recuerdos de otras vidas anteriores con perfecto detalle. En otros casos mostraban el fenómeno de personalidades múltiples, mostrándose con diferentes personalidades conforme se adentraban en estados cada vez más profundos. Leon Denis, en su libro "El problema del ser y del destino" habla sobre el fenómeno denominado "segunda personalidad", donde el sujeto parece "... un ser muy diferente del ser normal, poseyendo no sólo conocimientos y aptitudes más amplias que las de la personalidad común, y, además de eso, dotado de modos de percepción más poderosos y variados. A veces aun, en los fenómenos de segunda personalidad, el carácter se modifica y difiere de tal forma del carácter habitual, que han habido observadores que se creían en la presencia de otro individuo. Es necesario hacer bien la distinción entre esos casos y los fenómenos de incorporaciones de difuntos. Los médiums, en estado de desdoblamiento, de sonambulismo, prestan a veces su organismo, conservado libre, a entidades del Mas Allá, a Espíritus desencarnados, que de él se sirven para comunicarse con los hombres".

En el mismo libro, León Denis, relata el caso de la Señorita Beauchamp, presentando hasta cinco aspectos de la misma personalidad, "que se revelaran sucesivamente, y fueron siendo denominados, a medida que aparecían, B1, B2, B4, B5. B1 es la Srta. Beauchamp en estado normal, persona seria, reservada, escrupulosa en exceso, B2 es la misma en estado de hipnosis, con más desembarazo, simplicidad y memoria más extensa. B4, que se revela más tarde, se distingue de las precedentes por un estado completo de unidad armónica y de equilibrio normal, mas a quien le falta la memoria de los seis últimos años, a consecuencia de una emoción violenta. Finalmente, B5 que reúne, como en síntesis, la memoria de los estados ya descriptos." Según León Denis, la primera vez que fue publicada, la posibilidad de despertar en la conciencia del sujeto en trace, recuerdos olvidados de su infancia y de etapas anteriores al nacimiento, fue "...en el Congreso Espirita de París, en 1900, por experimentadores españoles". Según el extracto del relato de la sesión del 25 de septiembre: "Entrando el médium en sueño profundo por medio de pases magnéticos, Fernández Colavida, presidente del Grupo de Estudios Psíquicos de Barcelona, le ordenó que dijese lo que había hecho en la víspera, en la antevíspera, una semana, un mes, un año antes, y, sucesivamente, lo hizo remontar hasta la infancia y describirla en todos sus pormenores. Siempre impulsado por la misma voluntad, el médium contó su vida en el Espacio, su muerte en la última encarnación y, continuamente estimulado, llegó hasta cuatro encarnaciones, la más antigua de las cuales era una existencia enteramente salvaje. En cada existencia, las facciones del médium mudaban de expresión. Para traerlo al estado habitual, se hizo que volviese gradualmente hasta su existencia actual; después fue despertado."

Práctica del magnetismo

La práctica del magnetismo animal conlleva ciertos peligros en manos inexpertas que nos lleva a limitar su utilización bajo ciertos condicionantes. Al igual que la hipnosis, la práctica del magnetismo para inducir estados sonambúlicos, despertar otras personalidades, regresión de memoria, etc., solo debería ser practicada por profesionales de la psiquiatría o de la psicología y únicamente en personas donde el diagnóstico lo así aconseje. En tales circunstancias pueden venir recuerdos o experiencias traumáticas que compliquen más la situación actual del paciente. En ocasiones guardamos cosas en el subconsciente que no venimos a trabajarnos en esta vida, dejándolas para las siguientes. Este tipo de experiencias pueden destapar contenidos de los que todavía no nos sentimos preparados para afrontar.

Mediante magnetismo se puede pasar de la catalepsia y la letargia al éxtasis, estado de dicha que puede ser peligroso debido a que el paciente puede no querer regresar de él, poniendo en peligro su vida.

Todo magnetizador debe cumplir unos requisitos previos aunque solamente tenga intención de utilizar el magnetismo para ayudar a mejorar la salud o revitalizar al enfermo, sin buscar otros fenómenos más complejos.

El magnetizador debe ser una persona equilibrada para poder transmitir equilibrio, moralmente elevada para disponer de buenos fluidos que realmente sean beneficiosos al paciente y con una gran fe y voluntad para irradiarlos debidamente.

La ayuda que puede aportar un magnetizador con su fluido humano es bastante limitada y parcial, adecuada solamente a ciertos tipos de enfermedades, siendo inútil a otras en función de las vibraciones del propio magnetizador. Está comprobado que un magnetizador atiende mejor un tipo de enfermedades que otro magnetizador que a su vez está más preparado para atender otras distintas.


El pase espírita

El fluido humano no siempre es suficiente para traernos la salud. Su potencial se ve en gran medida incrementando cuando recibimos ayuda del mundo espiritual con sus fluidos propiamente espirituales. Cuando el magnetizador elevaba su pensamiento a lo alto y solicita ayuda del mundo espiritual en determinadas condiciones, recibe la ayuda necesaria de amigos espirituales que le proyectan fluidos para que él directamente los irradie convirtiéndose en médium pasista. Los pases por lo tanto pueden ser de tres tipos: magnéticos cuando solo interviene el magnetizador, espirituales cuando solo interviene el mundo espiritual y mixtos cuando el magnetizador ejerce de médium pasistas y comunica a través suyo los fluidos espirituales que el paciente necesita. El médium pasista, a diferencia de muchos magnetizadores, no se agota realizando los pases porque es principalmente un intermediario.

En el pase espírita la característica más importante es de carácter moral, por ser lo que determina la calidad de los fluidos y de la ayuda espiritual recibida.

Por todo ello, el magnetismo queda superado en todos los aspectos por el pase espírita bien orientado. Para ello es necesario aprender las técnicas en un centro espírita


Las Técnicas 

Mientras que las técnicas exteriores de los pases son semejantes tanto en el magnetismo como en el pase espírita, no lo son igualmente las disposiciones y preparativos interiores, donde la oración y la búsqueda de la unión con los buenos espíritus del pase espírita marca la diferencia y lleva a otra dimensión la fluidoterapia.

Mientras que un simple magnetizador apenas solo tiene su intuición para saber qué punto tratar y durante cuánto tiempo, incluso asistido por su espíritu guía gracias a su buena voluntad de ayudar, un médium pasista, desarrollando la actividad dentro de un grupo bien orientado, tiene junto a él tanto el apoyo vibraciones mal de sus compañeros como el apoyo de un grupo de espíritus especialistas en la materia, con capacidad de dirigir el tratamiento desde el plano espiritual, bien mediante instrucciones psicográficas previas, buen por incorporación o bien por intuición en el pasista. De esta forma el tratamiento deja de ser simplemente la sustitución de unos fluidos por otros mejores durante cierto tiempo, pasando a tratar al paciente de forma integral, analizando sus desequilibrios biopsicoespirituales y tratándole con las técnicas más apropiadas. Estas técnicas principalmente pueden ser:

- Pases generales: Pases que mantienen el ritmo, intensidad y velocidad constantes en busca de una mejoría general de la vitalidad.

- Pases equilibrantes: recorriendo los siete centros de fuerza principales, el pasista debe sentir el grado de sobrexcitación (hipertensión o hiperdinamia) o de hipotensión (Adinamia) de cada uno proyectando más o menos energía orientada para conseguir el reequilibrio, activando o decelerándolos según sea necesario.

- Pases revitalizantes: incidiendo en aquellos centros de fuerza que se detectaron en estado de hipotensión (baja actividad), habiéndose equilibrado, el pase revitalizante, en un determinado centro, es una corriente de energía forzada por la voluntad y sentimiento del pasista, enlazando su mismo centro  de fuerza emisor con el del receptor, permitiéndole reponer el mismo tipo de fuerzas vitales perdidas y desplazando a la vez los antiguos fluidos estancados por otros nuevos revitalizados.

- Pases activantes: aplicados bien de forma general o bien incidiendo en un determinado órgano físico.

- Pases calmantes: Con efectos opuestos a los pases activantes, igualmente aplicados de forma general o incidiendo en los órganos afectados.

- Pases dispersivos: aquellos que eliminan energías acumuladas mediante la oposición enérgica fluidos de idéntica polaridad mediante el fenómeno de repulsión magnética.

- Pase de limpieza inicial: pase de carácter dispersivo general preparatorio para comenzar cualquier pase posterior.

- Pase de limpieza final: pase de carácter dispersivo cuya finalidad es la retirada de los excesos de fluidos después de todo tratamiento aplicado evitando congestiones innecesarias.

La fluidoterapia espírita promueve la salud integral, abordando todos los aspectos multidimensionales del ser, cuerpo, espíritu y periespíritu.

La ciencia magnética pide del magnetizador una fuerte voluntad y cuidado de la salud, mediante ejercicio moderado y una correcta alimentación sin excesos.

La ciencia del pase espírita además nos muestra la necesidad de la reforma moral, del equilibrio mente cuerpo, de la necesidad de no malgastar nuestros fluidos en vicios o abusos y de la necesidad de nutrir nuestra psique de pensamientos elevados a través de la oración y del estudio de obras edificantes, llevando una vida sana gracias a la higiene tanto física como mental y energética.

José Ignacio Modamio
Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra"

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