sábado, 30 de diciembre de 2017

Caridad para con el Espiritismo

Caridad para con el Espiritismo


La caridad tal como la conceptúa el Espiritismo es algo mucho más global que el sentido 'asistencial' que, de manera expresiva, se le da en otras latitudes (cuya labor y repercusiones positivas en la comunidad no juzgamos). Como casi todo lo que propone la filosofía de los Inmortales, conlleva por encina de muchas cosas todo un ejercicio de exigencia interna (autorreforma), alejándose del término "limosnero" que muchos le otorgan.

Labor de crecimiento personal, pensamiento positivo, escucha activa, solidaridad, tolerancia sin prejuicios, renuncia del yo, perdón, etc... esta y no otra, es la dimensión de la caridad que los Espíritus propusieron y que, además -como el amor- es algo igualmente bidireccional, es decir: aplicable hacia nosotros mismos (no se puede ser caritativos para los demás si no somos empáticos con nosotros mismos).

Esta caridad integral (en cuanto a seña doctrinaria e identidad específica), es la que realmente debemos resaltar a la hora de divulgar el Espiritismo, porque la otra, la asistencial, también la llevan a cabo ONG's y multitud de organismos, formando igualmente parte del programa de la mayoría de religiones.

Las campañas del kilo están muy bien, pero esto sólo representa una ínfima parte de lo que los Espíritus quisieron comunicar hace 160 años. En este sentido, tiene mucho más que ver con esforzarnos en ser buenos divulgadores del mensaje consolador, en todas las circunstancias que se nos presenten, como (y esto es muy importante), entregados pacificadores y unificadores en situaciones de crisis (tanto a nivel social y general como a nivel organizativo e interno del propio movimiento espírita).

En este último sentido, optar por una propuesta de diálogo y consenso antes que por la opción de juzgar y/o excluir, siempre definirá con claridad el auténtico sello del espírita consciente, aquel que en épocas de conflicto no duda en sacrificar su brillo personal para que sea el ideal el que lo gane.

En "El Evangelio según el Espiritismo", el mensaje de Un Espíritu protector (Cracovia 1861), nos decía que sin el binomio caridad/fe es imposible mantener entre los hombres un orden social capaz de hacerles felices. Y nosotros lo subrayamos; pues sin una mínima capacidad de comprensión y/o entrega hacia el prójimo, así como una fe racional e integradora que nos aporta dimensionalidad y perspectiva ante los desafíos existenciales, el hombre termina siendo un lobo para el propio hombre (un progreso limitado a lo tecnocientífico es una utopía inútil, pues somos seres metafísicos).

El seno del movimiento espirita es un lugar muy necesitado para ejercitar la caridad... pues suele ser habitual blanco de los enemigos desencarnados del progreso (y también porque nosotros mismos aún no estamos liberados de nuestras sombras interiores). Invertimos mucho tiempo en "caridades" hacia afuera, cuando es muy necesario movilizar recursos de apoyo a nivel organizativo interno, (incluyendo aquí la honesta introspección individual que nos lleve, periódicamente, a revisar cual es nuestro papel y si estamos siendo elementos positivos o disgregantes).

Sólo siendo obreros activos y desinteresados, por un lado, y buenos compañeros por el otro, estaremos construyendo Espiritismo.

Dentro de las federaciones y de los centros, el actuar no contribuyendo a alimentar ambientes o situaciones negativos o de vanos enfrentamientos (y sí, por el contrario, favorecer comprensión y paz), tender puentes a favor del diálogo, renunciar al interés propio, etc., indican ejemplos felices donde se irradia la verdadera caridad evocada por los espíritus del Señor.

Juan Manuel Ruiz

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