domingo, 31 de diciembre de 2017

“No creáis a todos los espíritus”

“No creáis a todos los espíritus”


Hemos hablado en diversas ocasiones de la influencia de los Espíritus en nuestras vidas y en nuestras decisiones. El tema es tan amplio y puede adquirir una dimensión tan grande que en un pequeño artículo no se puede abarcar todos los conceptos a los que estarían sometidos.

La actuación de los Espíritus es determinante también sobre los médiums y hoy es el momento de tratar sobre ello. Recordando una vez más que todos somos médiums, que tenemos esta facultad, unos más que otros y que se desarrolla de forma más activa en determinadas personas.
Sabemos que el médium es un instrumento colaborador del Plano Espiritual y que entre sus funciones se encuentran fundamentalmente demostrar la inmortalidad del alma y que la vida continúa. A través de ellos los espíritus se manifiestan transmitiéndonos mensajes para nuestro progreso moral e intelectual. Colaborando también los médiums de manera importante y decisiva a la hora de esclarecer a aquellos hermanos desencarnados que se encuentran confundidos en el Mundo Invisible en lamentables situaciones de turbación.

Su papel para el “Plano Espiritual” es por lo tanto importantísimo ya que le considera un trabajador.
El médium es un ser sensible, impresionable; tiene la necesidad de sentirse envuelto por una atmósfera de paz, de calma, de benevolencia que tan solo puede crear la presencia de buenos espíritus. La acción fluídica muy prolongada de espíritus inferiores le puede ser funesta, quebrantando su salud y provocando los fenómenos de obsesión. Estos casos son bastantes numerosos. Será bueno repetirlo; la ley de la relación, de la afinidad, es la que todo lo regula en el “Mundo Espiritual”, puesto que nuestros pensamientos y nuestros fluidos son como imanes muy poderosos. Lo mismo para el bien que para el mal. En suma los espíritus inferiores no tienen ni pueden tener en nosotros más influencia que la que nosotros les queramos consentir.

Recordemos aquí y ahora el peligro de aquellos médiums que realizan “trabajos” fuera de los Centros Espíritas, donde el ambiente y la protección espiritual no son los adecuados para estas prácticas.  Muchos de los desequilibrios que padecen algunos médiums, vienen dados por realizar este tipo de “trabajos” fuera de este entorno, ya que son puertas abiertas para los espíritus obsesores. Conocemos que ser médium no significa que estemos vinculados a los buenos espíritus. Es por ello que en el Capítulo XXI del “Evangelio según el Espiritismo” nos habla de ello.

Cierto día nos comentó nuestro amigo José Medrado, el médium psico-pictórico brasileño, un hecho acontecido en una ciudad de Brasil hace algunos años: “Jesús se manifestaba semanalmente en un Centro Espírita, al que transmitía sus mensajes.

El acontecimiento llegó a conocimiento de la Federación Espírita Brasileña que analizó los mensajes recibidos  no encontrando en ellos el contenido que se esperaba de Él. Pero asistían tantas personas al Centro que decidieron realizar una visita al lugar. Después del mensaje recibido, tuvieron la oportunidad de consultar al Espíritu: ¿Eres el hijo de Dios? ¿Eres Jesús? ¿Eres el salvador? A todas ellas el espíritu contestó afirmativamente. Hasta que la pregunta fue ¿Eres Jesús el Cristo? “Yo no he dicho nunca que fuese Jesucristo, estoy muy alejado de Él”, contestó el espíritu.

Todos se sentían muy felices por este acontecimiento que sucedía semana a semana; el médium, los dirigentes del Centro Espírita, los compañeros, es decir todos, ya que estaban predispuestos para “ver” o “escuchar” aquello que deseaban”.

La influencia de los espíritus encarnados que conviven junto a nosotros, nos hacen a veces tomar decisiones equivocadas.

El problema de la identidad de los Espíritus es uno de los más controvertidos…y es que en efecto, ellos no nos presentan un documento acreditativo, y sabemos con qué facilidad algunos de toman nombres que nunca les han pertenecido.

Los Ítems. 262 y 268 del Capítulo XXIV del “Libro de los médiums”, esclarecen acerca de cómo distinguir los buenos espíritus de los inferiores y sobre la naturaleza e identidad de los Espíritus.

Juan Miguel Fernández Muñoz
Asociación de Estudios Espíritas de Madrid


sábado, 30 de diciembre de 2017

Caridad para con el Espiritismo

Caridad para con el Espiritismo


La caridad tal como la conceptúa el Espiritismo es algo mucho más global que el sentido 'asistencial' que, de manera expresiva, se le da en otras latitudes (cuya labor y repercusiones positivas en la comunidad no juzgamos). Como casi todo lo que propone la filosofía de los Inmortales, conlleva por encina de muchas cosas todo un ejercicio de exigencia interna (autorreforma), alejándose del término "limosnero" que muchos le otorgan.

Labor de crecimiento personal, pensamiento positivo, escucha activa, solidaridad, tolerancia sin prejuicios, renuncia del yo, perdón, etc... esta y no otra, es la dimensión de la caridad que los Espíritus propusieron y que, además -como el amor- es algo igualmente bidireccional, es decir: aplicable hacia nosotros mismos (no se puede ser caritativos para los demás si no somos empáticos con nosotros mismos).

Esta caridad integral (en cuanto a seña doctrinaria e identidad específica), es la que realmente debemos resaltar a la hora de divulgar el Espiritismo, porque la otra, la asistencial, también la llevan a cabo ONG's y multitud de organismos, formando igualmente parte del programa de la mayoría de religiones.

Las campañas del kilo están muy bien, pero esto sólo representa una ínfima parte de lo que los Espíritus quisieron comunicar hace 160 años. En este sentido, tiene mucho más que ver con esforzarnos en ser buenos divulgadores del mensaje consolador, en todas las circunstancias que se nos presenten, como (y esto es muy importante), entregados pacificadores y unificadores en situaciones de crisis (tanto a nivel social y general como a nivel organizativo e interno del propio movimiento espírita).

En este último sentido, optar por una propuesta de diálogo y consenso antes que por la opción de juzgar y/o excluir, siempre definirá con claridad el auténtico sello del espírita consciente, aquel que en épocas de conflicto no duda en sacrificar su brillo personal para que sea el ideal el que lo gane.

En "El Evangelio según el Espiritismo", el mensaje de Un Espíritu protector (Cracovia 1861), nos decía que sin el binomio caridad/fe es imposible mantener entre los hombres un orden social capaz de hacerles felices. Y nosotros lo subrayamos; pues sin una mínima capacidad de comprensión y/o entrega hacia el prójimo, así como una fe racional e integradora que nos aporta dimensionalidad y perspectiva ante los desafíos existenciales, el hombre termina siendo un lobo para el propio hombre (un progreso limitado a lo tecnocientífico es una utopía inútil, pues somos seres metafísicos).

El seno del movimiento espirita es un lugar muy necesitado para ejercitar la caridad... pues suele ser habitual blanco de los enemigos desencarnados del progreso (y también porque nosotros mismos aún no estamos liberados de nuestras sombras interiores). Invertimos mucho tiempo en "caridades" hacia afuera, cuando es muy necesario movilizar recursos de apoyo a nivel organizativo interno, (incluyendo aquí la honesta introspección individual que nos lleve, periódicamente, a revisar cual es nuestro papel y si estamos siendo elementos positivos o disgregantes).

Sólo siendo obreros activos y desinteresados, por un lado, y buenos compañeros por el otro, estaremos construyendo Espiritismo.

Dentro de las federaciones y de los centros, el actuar no contribuyendo a alimentar ambientes o situaciones negativos o de vanos enfrentamientos (y sí, por el contrario, favorecer comprensión y paz), tender puentes a favor del diálogo, renunciar al interés propio, etc., indican ejemplos felices donde se irradia la verdadera caridad evocada por los espíritus del Señor.

Juan Manuel Ruiz

¿Religión o espiritualidad?

¿Religión o espiritualidad?


El tema que hoy nos ocupa es la religión, si esta une o divide a los hombres y si hay realmente una necesidad de que la sociedad humana  profese un credo.

La palabra “religión” es de origen latino. Proviene del término “religare” que significa agrupar, reunir y nos trasmite el concepto de un rito o un culto que realiza el hombre a un Ser supremo al cual solemos llamar Dios,  aunque el nombre varía según las diferentes culturas, por lo tanto, cualquier rito o veneración es considerado religión.

Esta característica religiosa del hombre es natural e innata y existe desde los tiempos más remotos.
A veces sin embargo, a pesar de esta certeza de la existencia de un ser Superior, ocurre que el ser humano  no comprende bien el mensaje que ha recibido, por lo cual acaba por ser tergiversado o bien, amoldado al gusto o necesidad de aquel que lo utiliza para obtener poder sobre sus semejantes.

Cuando profundizamos en el estudio de las distintas religiones y comparamos sus enseñanzas y prácticas, reconocemos que en lo fundamental la mayoría comparten unos valores espirituales comunes, así como también ciertas creencias básicas; tales como reconocer la existencia de Dios, como creador de todo lo que existe, la intuición de que hay otra vida después de la muerte de nuestro cuerpo físico y también la convicción de que debemos vivir de una forma altruista por el bien común y la felicidad de los demás.

Entonces, ¿por qué existen tantas dificultades en el diálogo, el entendimiento y la cooperación entre personas que pertenecen a distintas tradiciones espirituales y religiosas?

Tal vez porque hoy en día, con toda la información de la que disponemos y sabiendo que lo que realmente nos beneficiaria a todos en este planeta es la unión, seguimos buscando cosas que nos separan los unos de los otros.

El camino hacia el entendimiento, la comprensión y la unidad llegará en la medida en que todos y cada uno de nosotros profundicemos en nuestra propia fe. Solo entonces podremos empezar a ver el mismo paisaje  común que compartimos con aquellos que recorren un camino diferente, pero con quienes buscamos los mismos ideales y valores y con los que en definitiva encontraremos la misma Verdad y Amor Universal.

Como Dios es invisible e intangible, sus palabras nos llegan generalmente a través de sus mensajeros, representantes y mediadores. Por eso, siempre existe el peligro en ellos y en todos nosotros  de hablar a la ligera en el "nombre de Dios" y creernos los únicos poseedores de la "verdad absoluta".

Esa actitud tan solo nos puede llevar al enfrentamiento y al fanatismo intolerante que provoca guerras, atentados y demás acontecimientos trágicos, como ha ocurrido recientemente.

Nunca nuestra salvación va a estar sujeta a la imposición de nuestras creencias e ideales sobre las del resto de nuestros hermanos y sí, en cambio, en la práctica de las Leyes Divinas y en la búsqueda de todo lo bueno que está dentro de nosotros y que debemos ofrecer a los demás.

Todos sabemos lo que debemos hacer para mejorar este mundo y ser más felices  Pero  nos empeñamos en cambiar al otro en lugar de trabajar nuestros defectos y mejorarnos.

Por lo tanto, creo firmemente que no es la religión “per se“ la que divide a la gente, sino la actitud incorrecta de las personas al interpretarla o vivenciarla.

Dos personas con convicciones opuestas pueden estar en desacuerdo sin recurrir a ataques personales. Desde el respeto y la tolerancia se pueden conseguir grandes cosas.

Mi conclusión es que tendríamos que ser, por encima de todo, más espirituales, esforzarnos en ser cada día un poco mejores, devolver bien por mal, practicar la caridad y ser indulgentes para con nuestro prójimo, con esto y poco más se obraría el milagro del cambio en el mundo y viviríamos en paz.

Cielo Gallego
Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra"

viernes, 1 de diciembre de 2017

Magnetismo humano y Espiritismo

Magnetismo humano y Espiritismo


Durante siglos, el magnetismo humano, también llamado animal, fue utilizado por diversas civilizaciones (por ejemplo, en Egipto, Caldea y Grecia) a lo largo de la historia, pero no fue hasta la llegada de Franz Antón Mesmer (1779 - 1815) en el siglo XVIII, cuando se reconoce oficialmente su descubrimiento.

Mesmer, apoyado en las teorías de Van Helmont y Paracelso, uno y dos siglos anteriores, desarrolló la teoría del "Magnetismo Animal" como fluido nervioso que contiene el Principio Vital que sustenta la vida en todos los seres, que puede ser donado mediante la voluntad.

Este fluido se encuentra en todos los seres vivos y la naturaleza nos da ejemplo de ello a través de ciertos animales como la anaconda y la cobra que inmovilizan ciertos animales para alimentarse de ellos.

Este fluido nervioso se podía proyectar a través de la voluntad de una persona a otra con fines curativos. El fluido era visto por personas sensitivas bajo determinadas circunstancias de luminosidad y sus resultados, en cuanto a curaciones, fueron en muchos casos incontestables. Bajo esta óptica, la enfermedad es la deficiencia de este fluido vital, pudiéndose recuperar a través del tratamiento magnético, por ejemplo a través de pases, donde el fluido animalizado circularía abundantemente a lo largo de las redes nerviosas del magnetizador hacia el magnetizado, proyectándose como irradiación de energía.

Mediante la experiencia se comprobó que la voluntad juega un importantísimo papel en los mecanismos magnéticos, ampliando considerablemente los efectos obtenidos. Por otro lado estos resultados se veían claramente mermados ante la presencia de personas escépticas que de alguna forma bloqueaban la circulación de energías.

Mesmer, con sus demostraciones, consiguió hacer importantes discípulos entre los hombres más influyentes de la época, de forma que el mesmerismo tuvo una importante influencia mas allá del siglo XIX y principios del siglo XX.

Los resultados eran fácilmente comprobados pero no así el agente causante de ellos que fue prácticamente siempre negado por las academias oficiales, alegando que sus efectos eran producidos, al principio por la imaginación y posteriormente, con Braid y la aceptación de la hipnosis (braidismo), por la sugestión. Como la hipnosis, a través de la sugestión, causaba prácticamente los mismos efectos que el magnetismo sin su agente invisible intermedio, las academias lo tuvieron fácil y atribuyeron todos los efectos a la sugestión.

Por encima de las academias se encontraba la opinión pública, que viendo las múltiples curaciones tanto en Viena como en París, elevaron a Mesmer a una alta posición y reconocimiento social que le permitieron seguir con sus trabajos, no sin muchas críticas, ataques y acusaciones de charlatanismo por parte de las academias que le obligaron a cambiar varias veces de residencia. Sin embargo Mesmer nunca desfalleció ni renegó de su descubrimiento, llevando sus curaciones a todas las capas sociales, en aquellos momentos inamovibles. El magnetismo era un símbolo de la libertad social, al alcance de todos independientemente de su condición.

Eran tales sus resultados que pese a las críticas nunca fue condenado. Ninguna de sus curas fue recusada, sólo fue negado el método por falta de evidencias físicas.

Los discípulos de Mesmer curaban a la población indistintamente de su clase social, por lo cual el magnetismo era un símbolo de igualdad, fraternidad y libertad para el pueblo que sentía estos valores reflejados en él. De esta forma proliferaron escuelas de magnetizadores, destacándose en Francia el "Journal du Magnétisme", "Annaes du Magnética", la Sociedad Mesmeriana, la Unión Magnética y Sociedad Filantrópica Magnética, y hospitales especializados como los de Londres, Edimburgo, Dublín y Calcuta.

Nuevos estados de conciencia

En 1787, uno de los principales discípulos de Mesmer, el Marqués de Puysegur, magnetizando a un campesino enfermo de 18 años, descubrió por primera vez el estado de sonambulismo inducido, cuando el sujeto se durmió aparentemente en un sueño profundo pero a su vez demostrando facultades de clarividencia cuando se le preguntaba, siendo capaz de identificar el órgano que se encontraba enfermo y sugerir, inclusive, la medicación que era recomendada en su caso, conocimientos que no estaban al alcance de un campesino de la época y que demostraban un nuevo estado de conciencia más despierta en cierto sentido que el estado de vigilia.
Estudiando estos fenómenos surgieron magnetizadores de renombre como Deleuze, Bruno, Barón du Potet, Charles Lafontaine, y también algunos médicos interesados, como el cirujano inglés James Braid (1841) que, tras quedar impresionado con los trabajos de Lafontaine realizó experiencias hasta obtener similares fenómenos, como sonambulismo, o sueño provocado, letargia y catalepsia, pero mediante la sugestión, sin la aparente utilización de magnetismo animal, denominando esto como un nuevo fenómeno que denominó hipnosis e hipnotismo.

Fue bajo esta forma, la del hipnotismo, que los fenómenos magnéticos fueron aceptados por las academias oficiales e incorporados en muchos tratamientos, como en el caso del médico inglés James Esdaile, que operó en India a 260 personas bajo hipnosis sin sentir dolor o, en 1887, con la fundación de la clínica de Salpêtriere por Charcot, para el tratamiento de la histeria.

El método hipnótico consiguió demostrar que muchas neurosis no eran causadas por problemas físicos orgánicos sino psicológicos, puesto que sujetos en estado hipnótico recuperaban facultades que no poseían en estado de vigilia. Con todo ello, también se definió el término somatización para definir aquellos síntomas físicos que se producían como resultado de ciertos reflejos de la mente humana.

Los nuevos descubrimientos necesitaron a su vez nuevas definiciones como la del Subconsciente, término que definía la zona de la mente que escapaba al consciente, como una memoria oculta, por debajo del consciente, que tenía gran influencia sobre las emociones y que era accesible a través de los nuevos estados.

Por todo ello, los fenómenos magnéticos a través del hipnotismo, contribuyeron de gran manera al surgimiento del psicoanálisis de Freud después de haber estudiado las experiencias de Charcot como discípulo suyo.

El magnetismo y el Espiritismo

Los fenómenos del magnetismo no fueron ajenos al insigne pedagogo y profesor Hippolyte Leon Denizard Rival, más tarde codificador de la Doctrina Espírita con el pseudónimo de Allan Kardec. Según el profesor Canuto Abreu, en su obra "El Libro de los Espíritus y su Tradición Histórica y Legendaria", el profesor Rivail era integrante del grupo de investigadores del Barón du Potet, que a su vez había sido adepto de Mesmer y editor del Journal du Magnétisme y dirigente de la Sociedad Mesmeriana.

Por ello, hacia el 1850, antes de la llegada del Espiritismo, el profesor Rivail ya era un experimentado magnetizador y conocedor de los estados sonambúlicos. Más tarde, en "La Revista Espírita" de marzo de 1858 declararía: “El Magnetismo preparó el camino del Espiritismo (...) De los fenómenos magnéticos, del sonambulismo y del éxtasis a las manifestaciones espíritas (...) su conexión es tal que, por así decir, es imposible hablar de uno sin hablar del otro”. Posteriormente, en "La Génesis", trató la “importante cuestión de las curas a través de la acción fluídica” determinado que "El poder curativo será proporcional a la pureza de la sustancia inoculada", ya fuera de origen espiritual o humano, de forma que "Todas las curaciones de ese tipo son variedades del magnetismo y sólo difieren por la potencia y la rapidez de la acción. El principio es siempre el mismo: el fluido desempeña el papel de agente terapéutico y su efecto se encuentra subordinado a su calidad y a circunstancias especiales."

El Espiritismo, gracias a su codificador Allan Kardec, supo interpretar y estudiar los principales aspectos del magnetismo, del que se alimentó en su origen, para llegar al estudio de la psicología experimental y con ella a la mediumnidad, nexo de unión con el mundo espiritual, que nos permitió desvelar los grandes misterios de la humanidad explicando de forma racional y empírica las principales preguntas fundamentales del ser, qué somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.
Las sesiones de sonambulismo lúcido no dejaban indiferentes a sus propios magnetizadores, que veían como muchos de sus pacientes hablaban de seres espirituales que les acompañaban, de los que sin su presencia y ayuda alegaban que no tenían solución para ayudarles. Pronto hubo una división en los magnetizadores entre aquellos que no aceptaban la presencia de espíritus acompañantes de los sonámbulos y los que sí la aceptaban. Muchos magnetizadores, guiados por el orgullo humano, negaban la presencia de espíritus, en contra de lo que manifestaban los propios sonámbulos, atribuyendo todo el mérito del éxito de los efectos a sus propias fuerzas magnéticas, rechazando disponer de ayuda espiritual alguna.

Otros muchos magnetizadores, por el contrario, con investigaciones más profundas, consiguieron sondear el mundo espiritual mediante preguntas filosóficas y científicas que eran sabiamente respondidas por los sujetos en estado sonambúlico. Estos magnetizadores comprendieron rápidamente las similitudes entre el sonambulismo y los fenómenos mediúmnicos, cuando estos empezaron a aparecer, abrazando directamente la Doctrina Espírita.

Fenómenos como la exteriorización de la sensibilidad, el desdoblamiento, la clarividencia o visión a distancia, el éxtasis o incluso la bicorporeidad se manifestaban en ambas prácticas, tanto magnéticas como mediúmnicas, diferenciándose principalmente en la necesidad o no del magnetizador. Las prácticas mediúmnicas no disponían de un magnetizador pero por el contrario disponían de un grupo de personas reunidas con la voluntad de colaborar irradiando buenos pensamientos y sentimientos hacia la consecución de los objetivos.


Pruebas sobre la reencarnación

De entre los fenómenos derivados del sonambulismo, los que mayores consecuencias morales conllevan son la existencia del mundo espiritual tutelando a los sujetos en estado de trance y el recuerdo de experiencias vividas en vidas pasadas, demostrando la existencia de la reencarnación. Los sujetos magnetizados en estado sonambúlico tenían capacidad de describir recuerdos de otras vidas anteriores con perfecto detalle. En otros casos mostraban el fenómeno de personalidades múltiples, mostrándose con diferentes personalidades conforme se adentraban en estados cada vez más profundos. Leon Denis, en su libro "El problema del ser y del destino" habla sobre el fenómeno denominado "segunda personalidad", donde el sujeto parece "... un ser muy diferente del ser normal, poseyendo no sólo conocimientos y aptitudes más amplias que las de la personalidad común, y, además de eso, dotado de modos de percepción más poderosos y variados. A veces aun, en los fenómenos de segunda personalidad, el carácter se modifica y difiere de tal forma del carácter habitual, que han habido observadores que se creían en la presencia de otro individuo. Es necesario hacer bien la distinción entre esos casos y los fenómenos de incorporaciones de difuntos. Los médiums, en estado de desdoblamiento, de sonambulismo, prestan a veces su organismo, conservado libre, a entidades del Mas Allá, a Espíritus desencarnados, que de él se sirven para comunicarse con los hombres".

En el mismo libro, León Denis, relata el caso de la Señorita Beauchamp, presentando hasta cinco aspectos de la misma personalidad, "que se revelaran sucesivamente, y fueron siendo denominados, a medida que aparecían, B1, B2, B4, B5. B1 es la Srta. Beauchamp en estado normal, persona seria, reservada, escrupulosa en exceso, B2 es la misma en estado de hipnosis, con más desembarazo, simplicidad y memoria más extensa. B4, que se revela más tarde, se distingue de las precedentes por un estado completo de unidad armónica y de equilibrio normal, mas a quien le falta la memoria de los seis últimos años, a consecuencia de una emoción violenta. Finalmente, B5 que reúne, como en síntesis, la memoria de los estados ya descriptos." Según León Denis, la primera vez que fue publicada, la posibilidad de despertar en la conciencia del sujeto en trace, recuerdos olvidados de su infancia y de etapas anteriores al nacimiento, fue "...en el Congreso Espirita de París, en 1900, por experimentadores españoles". Según el extracto del relato de la sesión del 25 de septiembre: "Entrando el médium en sueño profundo por medio de pases magnéticos, Fernández Colavida, presidente del Grupo de Estudios Psíquicos de Barcelona, le ordenó que dijese lo que había hecho en la víspera, en la antevíspera, una semana, un mes, un año antes, y, sucesivamente, lo hizo remontar hasta la infancia y describirla en todos sus pormenores. Siempre impulsado por la misma voluntad, el médium contó su vida en el Espacio, su muerte en la última encarnación y, continuamente estimulado, llegó hasta cuatro encarnaciones, la más antigua de las cuales era una existencia enteramente salvaje. En cada existencia, las facciones del médium mudaban de expresión. Para traerlo al estado habitual, se hizo que volviese gradualmente hasta su existencia actual; después fue despertado."

Práctica del magnetismo

La práctica del magnetismo animal conlleva ciertos peligros en manos inexpertas que nos lleva a limitar su utilización bajo ciertos condicionantes. Al igual que la hipnosis, la práctica del magnetismo para inducir estados sonambúlicos, despertar otras personalidades, regresión de memoria, etc., solo debería ser practicada por profesionales de la psiquiatría o de la psicología y únicamente en personas donde el diagnóstico lo así aconseje. En tales circunstancias pueden venir recuerdos o experiencias traumáticas que compliquen más la situación actual del paciente. En ocasiones guardamos cosas en el subconsciente que no venimos a trabajarnos en esta vida, dejándolas para las siguientes. Este tipo de experiencias pueden destapar contenidos de los que todavía no nos sentimos preparados para afrontar.

Mediante magnetismo se puede pasar de la catalepsia y la letargia al éxtasis, estado de dicha que puede ser peligroso debido a que el paciente puede no querer regresar de él, poniendo en peligro su vida.

Todo magnetizador debe cumplir unos requisitos previos aunque solamente tenga intención de utilizar el magnetismo para ayudar a mejorar la salud o revitalizar al enfermo, sin buscar otros fenómenos más complejos.

El magnetizador debe ser una persona equilibrada para poder transmitir equilibrio, moralmente elevada para disponer de buenos fluidos que realmente sean beneficiosos al paciente y con una gran fe y voluntad para irradiarlos debidamente.

La ayuda que puede aportar un magnetizador con su fluido humano es bastante limitada y parcial, adecuada solamente a ciertos tipos de enfermedades, siendo inútil a otras en función de las vibraciones del propio magnetizador. Está comprobado que un magnetizador atiende mejor un tipo de enfermedades que otro magnetizador que a su vez está más preparado para atender otras distintas.


El pase espírita

El fluido humano no siempre es suficiente para traernos la salud. Su potencial se ve en gran medida incrementando cuando recibimos ayuda del mundo espiritual con sus fluidos propiamente espirituales. Cuando el magnetizador elevaba su pensamiento a lo alto y solicita ayuda del mundo espiritual en determinadas condiciones, recibe la ayuda necesaria de amigos espirituales que le proyectan fluidos para que él directamente los irradie convirtiéndose en médium pasista. Los pases por lo tanto pueden ser de tres tipos: magnéticos cuando solo interviene el magnetizador, espirituales cuando solo interviene el mundo espiritual y mixtos cuando el magnetizador ejerce de médium pasistas y comunica a través suyo los fluidos espirituales que el paciente necesita. El médium pasista, a diferencia de muchos magnetizadores, no se agota realizando los pases porque es principalmente un intermediario.

En el pase espírita la característica más importante es de carácter moral, por ser lo que determina la calidad de los fluidos y de la ayuda espiritual recibida.

Por todo ello, el magnetismo queda superado en todos los aspectos por el pase espírita bien orientado. Para ello es necesario aprender las técnicas en un centro espírita


Las Técnicas 

Mientras que las técnicas exteriores de los pases son semejantes tanto en el magnetismo como en el pase espírita, no lo son igualmente las disposiciones y preparativos interiores, donde la oración y la búsqueda de la unión con los buenos espíritus del pase espírita marca la diferencia y lleva a otra dimensión la fluidoterapia.

Mientras que un simple magnetizador apenas solo tiene su intuición para saber qué punto tratar y durante cuánto tiempo, incluso asistido por su espíritu guía gracias a su buena voluntad de ayudar, un médium pasista, desarrollando la actividad dentro de un grupo bien orientado, tiene junto a él tanto el apoyo vibraciones mal de sus compañeros como el apoyo de un grupo de espíritus especialistas en la materia, con capacidad de dirigir el tratamiento desde el plano espiritual, bien mediante instrucciones psicográficas previas, buen por incorporación o bien por intuición en el pasista. De esta forma el tratamiento deja de ser simplemente la sustitución de unos fluidos por otros mejores durante cierto tiempo, pasando a tratar al paciente de forma integral, analizando sus desequilibrios biopsicoespirituales y tratándole con las técnicas más apropiadas. Estas técnicas principalmente pueden ser:

- Pases generales: Pases que mantienen el ritmo, intensidad y velocidad constantes en busca de una mejoría general de la vitalidad.

- Pases equilibrantes: recorriendo los siete centros de fuerza principales, el pasista debe sentir el grado de sobrexcitación (hipertensión o hiperdinamia) o de hipotensión (Adinamia) de cada uno proyectando más o menos energía orientada para conseguir el reequilibrio, activando o decelerándolos según sea necesario.

- Pases revitalizantes: incidiendo en aquellos centros de fuerza que se detectaron en estado de hipotensión (baja actividad), habiéndose equilibrado, el pase revitalizante, en un determinado centro, es una corriente de energía forzada por la voluntad y sentimiento del pasista, enlazando su mismo centro  de fuerza emisor con el del receptor, permitiéndole reponer el mismo tipo de fuerzas vitales perdidas y desplazando a la vez los antiguos fluidos estancados por otros nuevos revitalizados.

- Pases activantes: aplicados bien de forma general o bien incidiendo en un determinado órgano físico.

- Pases calmantes: Con efectos opuestos a los pases activantes, igualmente aplicados de forma general o incidiendo en los órganos afectados.

- Pases dispersivos: aquellos que eliminan energías acumuladas mediante la oposición enérgica fluidos de idéntica polaridad mediante el fenómeno de repulsión magnética.

- Pase de limpieza inicial: pase de carácter dispersivo general preparatorio para comenzar cualquier pase posterior.

- Pase de limpieza final: pase de carácter dispersivo cuya finalidad es la retirada de los excesos de fluidos después de todo tratamiento aplicado evitando congestiones innecesarias.

La fluidoterapia espírita promueve la salud integral, abordando todos los aspectos multidimensionales del ser, cuerpo, espíritu y periespíritu.

La ciencia magnética pide del magnetizador una fuerte voluntad y cuidado de la salud, mediante ejercicio moderado y una correcta alimentación sin excesos.

La ciencia del pase espírita además nos muestra la necesidad de la reforma moral, del equilibrio mente cuerpo, de la necesidad de no malgastar nuestros fluidos en vicios o abusos y de la necesidad de nutrir nuestra psique de pensamientos elevados a través de la oración y del estudio de obras edificantes, llevando una vida sana gracias a la higiene tanto física como mental y energética.

José Ignacio Modamio
Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra"