lunes, 27 de noviembre de 2017

Las llagas del alma

Las llagas del alma


Acostumbramos a atender individualmente a través de la “Asistencia Fraterna” que realizamos en nuestra Asociación, a personas que se encuentran desarmonizadas psíquicamente, así como a otras que atraviesan situaciones de perturbación espiritual, debido a sus capacidades mediúmnicas, es decir, que sienten, ven y escuchan a los espíritus, pensando que están viviendo una etapa alterada, incluso algunas de ellas han visitado al médico buscando solución.

Es cierto que la vida, en sí, está llena de problemas y obstáculos que sin tener el conocimiento que nos aporta la Doctrina Espírita, es muy difícil adaptarse a las situaciones por las que debemos pasar, enfrentándonos siempre a aquellos que pensamos que son los responsables de nuestra posición. Considerando  a las personas encuadradas en el primer aspecto,  ellas se desesperan buscando una explicación a su actual realidad. La mayoría se encuentran desligadas del conocimiento espiritual, desvinculadas de la conexión que los aliviaría, viviendo de tal manera,  que la presencia espiritual no está contemplada en su vivencia. Hacerles comprender que necesitan conectar con el Mundo Mayor a través de la oración íntima, de la lectura de “El Evangelio según el Espiritismo”  que nos serenará y unirá a los Buenos Espíritus, así como un cambio de comportamiento en su vivir,  son los argumentos que utilizamos para ayudar a aquellos que acuden a nosotros, reclamando nuestra aportación para su mejoramiento.   

La frase que solemos utilizar y que desarrollamos “¿Dime como vives y te diré quién te acompaña?” solemos utilizarla muy habitualmente y nos sirve para “abrir” una página que suele estar llena de renglones de imperfecciones, así como de adicciones. Explicamos con detalle que todo aquello que somos, nos une actualmente a una serie de entidades espirituales determinadas, en función de nuestros actos y pensamientos, descubriendo de manera casi natural,  muchos de los problemas por los que están atravesando y que dependerán de ellos erradicarlos y vivir de una manera más serena y apacible, pero responsable.

Sabemos, cuantos estudiamos la Doctrina Espírita, que no todos hemos de despertar a la mediumnidad, ya que no siempre es necesario, pero los que sienten la presencia de los Espíritus, por necesidad, deben plantearse muy seriamente esta circunstancia, ya que la transmisión de la vibración a través de la sintonía, servirá para encontrarse acompañados por entidades espirituales en diversos estados evolutivos.

Aclarar a través de la charla amiga a personas que desconocen su proceso, es verdaderamente gratificante, porque muchas de ellas han podido recobrar la tranquilidad en sus vidas, gracias a su esfuerzo, trabajo y voluntad, sintiéndose armonizadas, no sólo particularmente, sino también familiarmente en su hogar.

Cuánto nos evitaríamos todos si conociésemos y comprendiésemos las Leyes Divinas, las reglas más elementales de la vida, que están regidas por la Espiritualidad Mayor. Los consejos son muy enriquecedores, pero la actuación hacia el bien de las personas que se encuentran perturbadas espiritualmente, son el remedio para sus males, aunque no debemos olvidar ninguno de nosotros que también la Ley de Causa y Efecto,  que se aplica de manera determinante a veces, nos hace caminar envueltos en situaciones aflictivas.

Las trayectorias de nuestras vidas pueden estar marcadas por nuestro pasado, pero reconozcamos que podemos colaborar con nuestras buenas acciones sobre ellas. La misericordia de Dios está presente y todos sabemos que Él desea lo mejor para cada uno de sus hijos.

Juan Miguel Fernández Muñoz


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