La armonización psíquica
La armonización psíquica es la acción de equilibrarse espiritualmente para alcanzar la paz interior.
Hablar de paz o equilibrio espiritual para quien vive en un mundo atribulado como el planeta Tierra, puede parecer una utopía, una irrealidad. De hecho, la vida no es fácil aquí, ya que habitamos en un mundo de expiación y pruebas.
¿Qué debemos hacer para alcanzar la paz espiritual? La respuesta es sencilla. La podemos conseguir a través del autoconocimiento y de la reforma íntima o transformación moral.
Si nos preguntamos qué es el autoconocimiento llegaremos a la conclusión de que se trata de tomar consciencia de las propias capacidades y límites; identificar las emociones, las mentiras del ego, las aspiraciones verdaderas y las falsas; el conocimiento, de las reacciones y manifestaciones de la intimidad del yo. Esta es la llave del progreso individual y el primer paso para la transformación moral.
Una vez identificadas las malas tendencias y las pasiones inferiores, es preciso el esfuerzo de la voluntad y la perseverancia para combatirlas. El cambio de los vicios por las virtudes es la única manera de conseguir la armonía interior.
Los sentimientos negativos como: el egoísmo, el orgullo, la vanidad, la envidia, los celos, la avaricia son incompatibles con la justicia, el amor y la caridad. Hábitos insanos como fumar, beber alcohol o consumir drogas y cualquier otro exceso en el ámbito físico o mental generan desarmonía y no solamente a nivel orgánico sino sobre todo en el plano espiritual.
¿Qué hemos de hacer si queremos elevar nuestra vibración y alcanzar la armonía psíquica?
En primer lugar es útil y necesario el estudio evangélico según el Espíritismo, así como la Terapia espírita: oración, pases, Evangelio en el hogar, trabajo asistencial, etc. Interrogar la consciencia al final de cada día. Según nos recomienda la pregunta 919 de El Libro de los Espíritus "Conócete a ti mismo." Reforzar las buenas acciones porque no basta con no hacer mal sino que siempre hay que procurar trabajar en el bien. Cumplir los deberes para con Dios, para consigo mismo y para con el prójimo. Tener caridad al pensar, al hablar y al actuar. Atender a los compromisos familiares y de trabajo con responsabilidad, amor y renuncia. Escoger correctamente las actividades de descanso.
El ser humano que se empeña en buscar la paz íntima, aunque viva bajo el peso de grandes responsabilidades, aprende a encarar la vida de frente, sin miedos o angustias, que tanto desarmonizan a las personas.
La práctica de la armonización psíquica permite a la persona razonar sobre la importancia de su autoconocimiento, para que pueda ser más feliz o, por lo menos, más integrada en un mundo como en el que estamos viviendo, sujeto a transformaciones constantes y rápidas.
La búsqueda de la armonización interior nos conduce a un estado en que el dolor, o las situaciones estresantes de la vida, no nos afectan con tanta intensidad, sino de forma perfectamente soportable.
Así pues, la solución está en nuestras manos y como el que algo quiere, algo le cuesta, hemos de empezar a pensar y actuar en positivo, para lograr ser mejores personas y en definitiva, mejores espíritus para así poder conseguir la armonización psíquica y por ende, alcanzar la tan ansiada paz interior.
Cielo Gallego
Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra"
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