Mediumnidad, arte y Espiritismo (1ª parte)
León Denis, hablándonos de la belleza nos recuerda que se trata de uno de los atributos divino:“El arte es la búsqueda, el estudio, la manifestación de esa belleza eterna, de la cual, aquí en la Tierra, no percibimos sino un reflejo”, advirtiendo en sus palabras, que el concepto de arte guarda una dimensión mayor, más grande, universal. Una dimensión en la que el ser humano expresa y plasma la riqueza y creatividad de su espíritu: pensamientos, sentimientos, reflexiones, creencias y, sobre todo, su particular visión del mundo y del Universo que le rodea.
Así, el arte es el lenguaje del alma que intenta relacionarse y manifestarse, hacerse comprensible para quien observa y recibe la sutilidad de esta manifestación.
Según extraemos de las palabras de León Denis, el arte, en cualquiera de sus manifestaciones, bebe de la fuente Universal de la Belleza, de manera que el artista es tan sólo el alma sensible que a ella se aproxima y ofrece al mundo apenas un tibio bosquejo de ella.
La historia del hombre así nos lo ha demostrado siglo tras siglo…
Desde el Nearthental y su peculiar relación con la música y la percusión, lenguaje éste que se cree desarrollaron antes que la capacidad para el habla, a tenor de los instrumentos encontrados y datados como de hace nada menos que 90.000 años, hasta las refinadas obras que coronan los museos más prestigiosos del Mundo, vemos la necesidad del ser humano de plasmar las bellezas de su mundo íntimo y espiritual como legado imperecedero.
El Espíritu Emmanuel nos dice, en la Obra mediúmnica dictada al médium Fco. Cándido Xavier, El Consolador que prometió Jesús, que: “… el arte es la más elevada contemplación espiritual de los seres. Significa la más profunda exteriorización del ideal, la divina manifestación de ese Más Allá que polariza las esperanza del alma.”
Ya que el Espiritismo nos amplía el horizonte del conocimiento humano, revelándonos la existencia de una humanidad desencarnada que convive e interactúa con nosotros, los encarnados, tenemos la obligación de repensar la definición y propósito del arte a la luz de la Doctrina Espírita.
En las “Obras Póstumas”, Allan Kardec afirma:
“... Sí, el Espiritismo abre al arte un campo nuevo, inmenso e inexplorado aun, y cuando el artista reproduzca con convicción el mundo espiritual, tomará en semejante origen las más sublimes inspiraciones, y su nombre vivirá en los futuros siglos, porque a las preocupaciones materiales y efímeras de la vida presente, sustituirá el estudio de la vida futura y eterna del alma.”
Arte, Mediumnidad, Espiritismo…
Veamos que nos puede decir al respecto León Denis.
Encontramos en la Obra “Espíritus y Médiums” la siguiente definición de la facultad mediúmnica:
“La mediumnidad es el poder que poseen ciertos seres de exteriorizar esos sentidos profundos del alma que en la mayoría de nosotros permanecen inactivos y velados durante la vida terrestre; es una manera de penetrar por anticipado en el Mundo de los Espíritus. La mediumnidad es, pues, por excelencia, la reveladora de las potencias del alma; es también, un resumen de nuestros modos de vida y de percepción en el Más Allá”.
Es imposible, reflexionando sobre la definición que nos ofrece el Apóstol del Espiritismo, no preguntarnos sobre la relación existente entre el arte y la mediumnidad, entre los artistas y los espíritus, las musas, la inspiración…
Son muchos los ejemplos de artistas de diferentes épocas, escuelas y disciplinas que, conscientes de ello o no, se convirtieron en fieles cronistas de ese mundo invisible del que extraían sus ideas.
Ya sean filósofos, escritores o poetas, pintores o músicos, los hombres de genio han dejado obras magníficas que expresan la riqueza de su inteligencia, de sus sentimientos o de su compromiso político por una sociedad diferente. Estos hombres son, a veces, médiums en distintos grados, en órdenes diferentes, y relacionados con el más allá consciente o inconscientemente.
La historia nos muestra a muchos de ellos, os invito a conocer a algunos…
Percy Bysshe Shelley, es uno de los mayores poetas líricos perteneciente a la segunda generación de poetas ingleses que murió trágicamente a los 30 años de edad.
Su “Rebelión del Islam”, es, según él, un largo poema narrativo, una sucesión de imágenes destinadas a ilustrar perfectamente el crecimiento y evolución del espíritu.
Medwin, su historiador dijo:
“…soñaba muy despierto en una suerte de abstracción letárgica que le era habitual y, después de cada acceso, sus ojos centelleaban, sus labios temblaban y su voz se volvía trémula por la emoción. Entraba en una especie de sonambulismo durante el cual su lenguaje era más bien de un espíritu o de un ángel que de un hombre.”
El Fausto de Goethe es una obra magistral. Decía Goethe: “Yo, a veces, corría a mi escritorio sin molestarme en enderezar una hoja de papel que estaba torcida, y escribía mi obra en verso de principio hasta el final al sesgo, sin moverme. A este efecto tomaba de preferencia un lápiz, que se presta mejor a trazar los caracteres, pues a veces podría haber despertado de mi poesía de sonámbulo, o distraído por el chillido de la pluma, y ahogar en su nacimiento una pequeña producción.”
Shakespeare, Milton, Lamartine, Teresa de Jesús, Víctor Hugo, fueron escritores inspirados y ardientes defensores de la comunicación posible entre los vivos y los muertos. El más allá fecundaba su genio.
El pianista compositor Franz Liszt nacido en Hungría en 1811, trajo un valioso patrimonio musical adquirido en existencias anteriores y dio pruebas de ello, pues, con apenas cuatro años de edad, ejecutaba al piano y de oído, páginas clásicas de conocidos autores, y a los cinco años leía partituras y ya era considerado un virtuoso del piano.
Liszt fue un auténtico “médium de la música”. Su psiquismo altamente desarrollado fue en seguida percibido por sus padres desde la más tierna edad.
Franz a menudo se tenía que levantar a media noche, pues éste dialogaba con lo invisible asegurando que estaba rodeado de amigos espirituales que lo incitaban al estudio de la música y que además le narraban pasajes de la pasión de Cristo.
Además sufría trances a menudo y decía recibir orientaciones, consejos y estímulo del propio San Francisco de Paula.
Con 15 años conoce al Abad Lammennais, sacerdote, filósofo y político, que Liszt tomó como consejero y confidente.
Privado posteriormente de su amistad, compuso algunas de sus páginas musicales en la residencia de su amigo, cuya psicoesfera espiritual mucho le ayudó, conforme explicó en una carta que escribió a Peter Wolf:
“La casa del Abab exhala mucha energía, y en aquel ambiente me veo rodeado por almas (espíritus desencarnados) bienhechoras tales como Homero, Platón, Locke, Bach, Mozart y otros cuyos pensamientos se confunden con los míos. Así, queriendo traducir la grandeza de los momentos de éxtasis, escribí el Pensamiento sobre los Muertos.”
Con esta afirmación, el gran Liszt nos convence de que estaba dotado con preciosos dones mediúmnicos.
También Mozart, en una de sus cartas nos habla de su inspiración musical:
“Ustedes dicen que quisieran saber cuál es mi manera de componer y qué método sigo. Realmente no puedo decirles más que lo siguiente, pues yo mismo no sé nada y no me lo puedo explicar. Cuando estoy en buena disposición y completamente sólo durante mi paseo, los pensamientos musicales me llegan en abundancia. No sé de dónde vienen estos pensamientos, ni cómo llegan; mi voluntad no interviene para nada.”
En la proximidad de su muerte Mozart llamó a su habitación a uno de sus amigos que se encontraba cerca de él: ‘Escucha’, le dijo, ‘¡Oigo música!’. Mozart, con el rostro iluminado a pesar de su palidez, seguía percibiendo aquella música celestial: ‘Ya oigo la música del cielo”. Compuso entonces su Réquiem, y luego, murió a la edad de 35 años.
Beethoven, Chopin, Mozart, Haendel, Wagner, todos ellos médiums, trajeron para nosotros las bellezas de otros planos, de otros mundos mientras estaban encarnados pero que también, como veremos más adelante, nos dejaron importantes contribuciones sobre la vida en el Más Allá después de su partida para el Mundo Espiritual…
Valle García
Centro Espírita León Denis
Bibliografía
• Obras Póstumas, Allan Kardec.
• Espíritus y Médiums, León Denis
• El Espiritismo en el arte, León Denis
• El Consolador prometido por Jesús, Fco. Cándido Xavier
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