sábado, 20 de agosto de 2016

El poder de la Fe


El poder de la Fe

En los años que hace que conozco la Doctrina he visto, oído y vivido casi de todo. Muchas cosas me han enseñado, otras, además de enseñarme me han consolado y guiado. Estoy muy agradecida a Dios por darme esta oportunidad en esta existencia, de haber encontrado la Doctrina de Jesús. Desearía un día saber hasta dónde la Doctrina ha entrado en mí, por lo pronto, en el estado evolutivo en que estamos millones de criaturas, lo que nos impresiona son las cosas que podemos ver y tocar. Creer sin ver, no es fácil, pero Allan Kardec nos guió mucho, dándonos la posibilidad de razonar y actuar con lógica y sensatez, sin necesidad de creer viendo. Fueron muchos/as que nos dieron pruebas para esto.
La Codificación Espírita es un legado maravilloso que, por desgracia, no se utiliza como se debería. A veces actuamos como otras religiones; nos repartimos una porción de la Doctrina como nos parece, según nos conviene o por fanatismo.

De todas formas, lo importante es que valoremos lo afortunados que somos habiendo conocido esta esperanzadora Doctrina que no prohíbe, aconseja; que no obliga, nos da luz para discernir y poder saber cuáles son nuestros deberes a propósito de las Leyes Divinas y los Mandamientos de Jesús.
En ningún lugar de los libros de la Codificación podemos leer si debemos o no comer carne, si debemos celebrar algún ritual, o si debemos o no practicar yoga, entre otras cosas. Digo esto, porque sé de muchas personas que se creen con el derecho de difundir cosas que para nada el Espiritismo se ha pronunciado, y que son opiniones personales.

Lo verdaderamente importante es la fe que tengamos al respecto de lo que no se ve con los ojos de la carne y sí, con los del alma. La fe de que estamos en el camino cierto y que no queremos una porción de la Doctrina, sino toda: Ciencia, Filosofía y Moral. Y es con fe, además de otras “muletas” que hemos podido comprender ¡Son tantas las pruebas que nos dan los Espíritus para creer y tener una fe razonada!

Cuando la vida te azota de tal manera que crees desfallecer, basta una oración y la fe necesaria de que a nosotros nos llegará el alivio y el consejo que necesitamos. Esto requiere conocimiento, sentimientos y disciplina; es la única forma de mantener nuestros canales psíquicos adecuados a estas respuestas espirituales.

Debemos limpiar esos canales, y la mejor forma es la renovación moral. Pero esa renovación no la vamos a hacer en una existencia, sino en muchas. Si ponemos fe en esto, lo conseguiremos. La fe es la mano que nos une a Dios. “Pide y se te dará”.

Si por circunstancias varias: psíquicas, anímicas o físicas – aunque todo se interacciona-, estamos pasando por momentos difíciles, hay dos herramientas imprescindibles: la oración y la fe. La fe de que podemos conquistar todo aquello que nos propongamos, mientras adoptemos una actitud receptiva y positiva. ¿Cómo, siendo Dios como es, amoroso y justo, nos va a dejar desamparados? Si un día nos acostamos cargados de problemas agobiantes, ¿quién nos dice que al día siguiente no vaya a haber un rayito de luz, saliendo del nubarrón de problemas? Si creemos que podemos conseguirlo, lo conseguiremos. Creer es poder. Sólo hay que estar seguros de lo que deseamos, de su importancia y desprendimiento de egoísmo, Dios nos dará la respuesta y el consuelo necesario.
Hace siglos que a través de los Mensajeros de Jesús y el propio Jesús, nos aportaron mucho conocimiento y experiencias para hacernos progresar, ya que estamos abocados a la perfección y a ella tenemos que buscar con optimismo y convicción. Razonar nuestra fe es saber en qué creemos y por qué creemos.

Para que el progreso se pueda dar son muchas las cosas que necesitamos, pero las voy a resumir en dos: Voluntad y Fe. Voluntad para tener la disciplina necesaria para caminar sorteando los obstáculos que a través del conocimiento de los principios morales que todos debemos tener, nos ayudaran a combatirlos. Voluntad para que cada día, sea un día más de trabajo y alegría porque estamos haciendo lo correcto: progresar y progresar con ánimo, con caídas y errores, pero estos los convertiremos en enseñanza para nosotros mismos y para los demás. André Luiz nos dice en el libro "Respuestas de la vida": “El tiempo es un mercado de oportunidades constantes en la construcción del bien que podemos aprovechar, cuanto y cuando quisiéramos.” Esas oportunidades son experiencias que vivimos constantemente, buenas o malas, pero todo enseña. Y es así que superando las dificultades, vamos creciendo, y creciendo nuestra fe se hace más fuerte y nos dice; ¡adelante tú podrás una vez más superar este reto!

La voluntad es el motor de los pensamientos. La que nos da fuerzas para dirigir esos pensamientos hacia el Bien y volcarlos en beneficio de un mundo mejor, donde existan personas mejores, sociedades que no tengan delincuencia, donde el odio, la violencia y el rencor, cada vez se note que están más lejos de nosotros, que se van difuminando. "¡El pensamiento es nuestra capacidad creativa en acción, en cualquier tiempo, es muy importante no olvidarnos de eso!" Nuevamente palabras de André Luiz, en el mismo libro.

La voluntad es nuestra guía cuando aparece la pereza, el desánimo o la apatía. Ella los combate con energía y los supera, si sabemos educar nuestra voluntad hacia el bien. Las personas con voluntad son laboriosas, activas, predispuestas siempre a tener la casa mental amueblada de pensamientos elevados y edificantes.

Muchos Mensajeros de Jesús demostraron tener una voluntad extraordinaria para ejecutar el trabajo y los compromisos adquiridos en el Plano Espiritual; compromisos que todos tenemos, seamos o no, espíritas. La buena moral, no es monopolio del Espiritismo, al contrario, muchos son los que no siendo ni conociendo el Espiritismo, demuestran una moral y unas bases de convivencia en lo personal y en lo social superiores a la de muchos espíritas.

Los espíritus preparados para comunicarnos acontecimientos, los guías espirituales que nos alegran con sus manifestaciones y todos aquellos que trabajan anónimamente por el Bien, tanto en la Tierra como en el Espacio, utilizan este arma, la Voluntad, tan valiosa para alcanzar los objetivos que todos nos proponemos, pero que no todos alcanzamos, quedándonos rezagados en el camino, por falta de voluntad para trabajar y caminar, siguiendo las pisadas de Jesús.
La voluntad puede ejercer mucho bien en nuestra sociedad que parece un torbellino de sensaciones, emociones; sociedad inmediatista, inconforme, frustrada siempre. La voluntad es proponerse un objetivo y alcanzarlo, luchando por él. Pero debemos tener en cuenta, por eso mismo, que no sólo utilizan la voluntad los “Buenos”, sino que también lo hacen los “Malos”, y por esa razón, ellos también luchan por conquistar más terreno en la maldad, maledicencia, orgullo, resentimiento y, especialmente, utilizan el poder del pensamiento para vengarse de los que ellos creen sus enemigos, aunque el enemigo mayor que ellos suponen tener, es la Doctrina de los Espíritus, por su ignorancia.
Que difícil es hacer comprender a las personas que la muerte no existe; que se puede estar muerto en vida, y vivo en la “muerte física”. ¡Qué todo depende de nosotros! ¡De nuestro estado espiritual!
Pero hay algo que pone en marcha ese motor llamado VOLUNTAD, que es la FE. Sin fe es imposible ejecutar nada, porque si en nada confías, nada puedes lograr.

Son cientos y miles de pruebas que los Espíritus nos han dado para fortalecer esa fe tan necesaria para caminar con voluntad.

Hay casos en los que se vive al límite de las fuerzas en muchas personas. Casos en los que no se ve ninguna puerta abierta para solucionar problemas, para orientarnos en nuestras decisiones y, es entonces, cuando cunde el pánico. Parece que todo se desmorona a nuestro alrededor y que vamos a desfallecer; en esos casos, sino hay fe, no hay voluntad y las personas caen en el abatimiento, la desgana, las depresiones, las drogas, el alcohol, etc. Es así como se puede llegar a la locura y el suicidio: De esa forma se contraen graves deudas con las Leyes Divinas.

Les comprendo muy bien. Hoy en día puedo decir que me encuentro en condiciones de decir que comprendo a todos los que “arrojan la toalla”. A los que se dan por vencidos y buscan la puerta de la huida, aunque no comparta esa postura. Pero no hay huida, solo un cambio de estado: la Vida existe siempre y los problemas que no hayamos solucionado, los encontraremos de frente siempre, hasta hallar la solución. Es lo maravilloso de la Doctrina Espírita: siempre tenemos tiempo y oportunidades para caer y levantarnos. Contraer deudas y rescatarlas, aunque sea con dolor; pero, para ese dolor están la voluntad y la fe, como bálsamo consolador. Algún día entenderemos que la mejor opción es progresar por amor y comprensión.

Es maravilloso saber por qué se sufre. Se sobrellevan mejor las dificultades, pero serían las dificultades más ligeras si nos llenásemos de fe, de auténtica FE. De aquella de la que tenemos tantos ejemplos en la historia. De los que fueron perseguidos y castigados por seguir a Jesús, por no dejarse comprar por los chantajes emocionales y materiales. La fe que nos mantiene a flote y que, en el último momento, cuando nos sentimos con el agua al cuello, alguien o algo aparece en nuestro camino y nos echa un salvavidas, donde aferrarnos con fuerza. El propio Jesús demostró una Fe increbrantable.

La fe que muchos Mensajeros de lo Alto demostraron en las hogueras, en la torturas, en la soledad y en la enfermedad. Supieron seguir adelante porque comprendieron que la Voluntad y la Fe se ponían en acción. Y así tuvieron fuerzas para superar las terribles pruebas que muchos pasaron.

Cuando tenemos fe en nuestros principios, fe en Dios, en el Evangelio de Jesús, en la protección de los Mensajeros de luz, etc., nadie puede abatirnos; ni siquiera los que se esconden en la “invisibilidad”. Porque la fe nos da la fuerza de un gigante para apartar de nuestros caminos lo que no sirve, y asumir todo cuanto necesitamos para progresar. Dice Joânna de Ângelis lo siguiente: “Desistir es fácil, sin embargo, perseverar es un desafío que merece ser aceptado”.

Si queremos conquistar estos dos tesoros: Voluntad y Fe, solo basta querer. Y creo que todos queremos lo mejor para nosotros y los demás, ¿No? ¡Querer es poder!

Isabel Porras 


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