Ecología y Espiritismo
Considerando la Ecología, como la ciencia de las interrelaciones de todos los organismos entre sí mismos y su ambiente común, desde un punto de vista biológico, natural y material, su estudio junto al Espiritismo puede llevarnos a una comprensión más espiritual de los problemas actuales que son de su incumbencia.El tema de la Ecología está, hoy en día, frecuentemente en los medios de comunicación debido al calentamiento global de la Tierra, la deforestación de los bosques, los problemas de acceso al agua potable, la contaminación del aire, del mar y de la tierra que se traslada a los alimentos, etc.
La Ecología, por sí sola, no puede movilizar todavía a dirigentes del mundo que acuerden tratados que nos lleven a un equilibrio homeostático planetario, donde cada individuo, familia o grupo social pueda convivir sin escasez de recursos con las mismas posibilidades de acceder a sus derechos fundamentales naturales. Será necesario además suplementarla con una transformación moral de los pueblos.
La Ecología es la ciencia que habla a la mente racional previniéndola del futuro próximo y la consecuencia de nuestros comportamientos respecto a la naturaleza y al medio ambiente. No es una ciencia exacta puesto que no te puede dar con precisión las consecuencias de nuestros actos, pero no por ello es menos científica e implacable. Podemos prever las próximas décadas en función de los abusos del presente y del pasado. Los esfuerzos a realizar para retornar lentamente el planeta a estados de conservación habitables y sostenibles no podrán recuperar aquello que fueron en el pasado, puesto que cuando una especie o ecosistema se extingue, su naturaleza material muere y desaparece.
Estudiando las Leyes Universales en los diferentes planos de manifestación intuimos por analogía que siempre las leyes materiales pertenecen o se incluyen dentro de leyes de naturaleza espiritual más amplia.
Las Leyes Universales se expresan en los diferentes planos de manifestación a través de leyes diferenciadas según su ámbito de aplicación hasta llegar al plano material donde podemos estudiarlas por analogía desde la observación científica, al igual que nos dice "El Libro de los Espíritus": "las leyes divinas se hallan inscritas en el libro de la Naturaleza, el hombre pudo conocerlas cuando ha querido buscarlas." ("El Libro de los Espíritus", preg. 626)
La Ecología bien podemos incluirla dentro de "la gran Ley de Unidad que preside toda la Creación" ("La Génesis", cap. I ítem 30, cap. III ítem 20, cap. X ítem 3, cap. XI ítem 23 y cap. XIV ítem 12). La Ecología estudia las interrelaciones materiales de todos los organismos entre sí, incluyendo sus ecosistemas, y la Ley de Unidad nos vincula en todos los niveles físicos y espirituales como seres, que en realidad somos uno con el Creador.
Si realmente fuéramos conscientes de la gran Ley de Unidad seríamos capaces de empatizar los unos con los otros, poniéndonos en el lugar del prójimo y sintiendo sus problemas como propios. Los países no explotarían a otros países, las sociedades no estarían divididas, los nacionalismos darían paso a un único nacionalismo para la humanidad terrestre y el futuro no estaría comprometido ni en peligro.
Basada en el estudio de la Ley de Causa y Efecto en el plano material, la Ecología nos adelanta el panorama que estamos preparando para nuestro futuro próximo. Considerando la Justicia Divina en su perfección, comprendemos como la Ley de Reencarnación nos hará retornar al plano físico terrestre las veces necesarias hasta que nos sintamos liberados de nuestra responsabilidad, también por los abusos cometidos contra la Naturaleza. No estamos deteriorando solamente el mundo para nuestros hijos o nietos, sino también para nosotros mismos.
Hoy en día la Ecología es una objeción de conciencia contra las principales tendencias que marca la sociedad. Todo tiene su grado de cordura y no hay que llegar a radicalismos excesivos que siempre son utópicos y carentes de sentido común. Es justo el sentido común el que tiene que guiarnos hacia la Ecología mediante el estudio de las interrelaciones materiales entre todos los seres vivos de la Tierra, mientras que es función del Espiritismo estudiar las mismas interrelaciones en su dimensión espiritual. Todo ello, nos permitirá un día asumir nuestras obligaciones como ser inteligente superior que ampara al ser inteligente inferior en base a la fraternidad universal que nos impulsa, al hombre de bien, "a amar primero a Dios, después a todas las criaturas y por último a uno mismo" ("El Evangelio según el Espiritismo" cap. XVII ítem 7).
La Fraternidad Universal, consecuencia de la Ley de Unión que rige toda la Creación, muestra el verdadero aspecto de la Ecología y tiene en el vegetarianismo su primera consecuencia como caridad entre especies, haciendo honor a las palabras: "Sed dulces y benévolos con todo lo que os sea inferior. Proceded igual con los seres más ínfimos de la Creación, y habréis obedecido a la Ley de Dios. San Vicente de Paúl ("El Libro de los Espíritus", preg. 888)
Podemos comprender ahora mejor las palabras de "La Génesis" cap. VII ítem 32: "El orgullo llevó al hombre a decir que todos los animales fueron creados para subvenir a sus necesidades y en su honor... ¿Cómo sostener tal tesis...?... esas especias tenían su razón de ser y su utilidad. Dios no pudo crearlas por un capricho de su voluntad y por el placer de luego aniquilarlas, ya que todas poseían instintos, el sentimiento del dolor y el bienestar. Entonces ¿qué finalidad pudieron haber tenido? Sin duda una finalidad soberanamente sabía a la que no estamos en condiciones de comprender aún. Tal vez un día se le permitirá al hombre conocerla para confundir su orgullo."
La Ecología toca el orgullo del hombre desde el primer momento marcándole los límites de donde está el abuso.
"El Libro de los Espíritus" nos habla de las consecuencias de abuso en varios apartados relacionados directamente con la ecología de tal forma que podemos decir que su rigor científico, nos puede ayudar a estudiar cómo "...La ley natural traza al hombre la frontera de sus necesidades. Cuando la traspone, es castigado mediante el sufrimiento." ("El Libro de los Espíritus" preg. 633)
Traspasar la frontera de las necesidades del hombre marca el comienzo del abuso y principio de todas las desigualdades discriminatorias. El planeta Tierra pudiendo producir todo lo necesario para la perfecta convivencia de todos sus criaturas es explotado por una pequeña minoría agotando sus innumerables recursos para "...satisfacer fantasías, ¿debe el hombre extrañarse de que no le quede nada para el día siguiente, y tiene razón de quejarse de estar desprovisto de todo cuando llegan tiempos de escasez? En verdad os digo, no es la Naturaleza la imprevisora, sino el hombre, que no sabe administrarse". "La tierra produciría siempre lo necesario si el hombre supiera contentarse con ello. Si la tierra no basta a todas sus necesidades es porque el hombre emplea en lo superfluo lo que podría destinar a lo necesario." ("El Libro de los Espíritus" preg. 705)
La mentalidad ecológica y el concepto de sostenibilidad ayudan al hombre a hacerse responsable respecto a la huella que deja en el medio ambiente, volviendo en lo posible a la vida sencilla, habilitándole para la renuncia y caridad con el medioambiente, apartándose del egoísmo desmesurado del consu-mismo.
El hombre ecológico ejercita la inteligencia en busca de soluciones sostenibles en temas como la energía, el autoabastecimiento, los cultivos biológicos, etc. Encuentra satisfacción en cada práctica ecológica que le acerca a la comprensión de la Naturaleza, a la vez que se siente más saludable disfrutando de las cuatro fuentes de bioenergía natural que proclama la medicina natural, la tierra con su magnetismo, el agua con su pureza, el aire con su vitalidad y el sol con su energía.
Hacia un mundo de regeneración
Sin ecología el tiempo en la Tierra se agota. La Tierra, o parte de ella, como hogar de luchas y experiencias, donde el espíritu evoluciona reencarnación tras reencarnación puede fallecer, en ecología este hecho se llama ecocidio.
Estamos en un momento en la historia evolutiva terrestre donde podemos discernir dos líneas divergentes completamente. Por un lado, está creciendo constantemente el número de conciencias que despiertan a la realidad espiritual y ecológica del planeta, y por otro la sociedad de consumismo continua extenuando los recursos del planeta, aumentando las diferencias sociales entre ricos y pobres, viviendo únicamente el presente con insuficientes acuerdos que contemplen el futuro.
Millones de conciencias en proceso de espiritualización se alinean en la actualidad entre estas dos líneas divergentes, sin abandonar todavía el lado consumista y egoísta de la sociedad. Mantienen sus preferencias político-territoriales y socio-económicas asociadas a su entorno por comodidad. Su despertar es lento debido a la turbación que produce el bombardeo incesante de la publicidad y los medios de comunicación, sustentados por las grandes corporaciones multinacionales que dominan materialmente los recursos del planeta y que no quieren dejar de hacerlo. Pero todo lo material tiene un fin en base a la Ley de Destrucción. Estas millones de conciencias caminan poco a poco hacia una mayor espiritualización que implacablemente conlleva el retorno a la sencillez, a la renuncia en favor de prójimo, tanto en esta generación como para las generaciones futuras, despertando el pensamiento ecológico a la vez que el espiritual.
La Tierra, mundo actualmente de expiación y pruebas, camina firmemente hacia su transformación en mundo de regeneración gracias al despertar de la Humanidad. Ineludiblemente este camino irá adqui-riendo cada vez mayor tinte ecológico. Sin ecología no hay futuro para la vida material, sin vida material no hay reencarnación y sin reencarnación no hay progreso espiritual y llega el estancamiento que activa la Ley de Destrucción, con sus catástrofes, para la renovación de las cosas. Catástrofes que ya son predichas por la misma ecología que puede llegar a evitarlas.
José Ignacio Modamio
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