sábado, 15 de agosto de 2015

Espiritismo, propuesta para la educación


Espiritismo, propuesta para la educación

El hogar debe ser el escenario donde el individuo pueda sentirse con plena confianza, aceptado y amado, donde pueda exponer sus conflictos más íntimos con sinceridad, sin miedo de perder la comprensión de los familiares, donde pueda desahogar sus problemas y dialogar con profundidad con los que le son afines. La familia tiene que ser el pilar de su auto-educación. El ejemplo edificante, el ambiente moral, las vibraciones amorosas del hogar serán determinantes en la existencia presente y en la vida inmortal.

Es en la familia, donde podemos y debemos en primer lugar conquistar y ejercitar virtudes fundamentales, como el altruismo, la paciencia, amor al prójimo y al mismo tiempo el esfuerzo de contribuir en el progreso del otro. Se trata, pues, de un escenario permanente y fecundo para la Educación del Espíritu.

El momento actual, agitado por la inversión de los valores morales, requiere más atención la preservación de la armonía familiar, un antídoto valioso para la instalación del desequilibrio en el organismo social. ¿Cómo construir y mantener la tan esperada paz en el hogar? ¿Cómo superar las discusiones y divergencias en la familia? ¿Es posible encontrar el apoyo necesario en casa para superar los problemas cotidianos? ¿Cuál es la mayor dificultad de la vida en familia en la actualidad? Y ¿Qué es lo que la Doctrina Espírita nos oferta?

En lo tocante a la relación de padres e hijos la mayor dificultad es saber cómo orientarlos, ya que los modelos de la antigua educación autoritaria ya no funcionan. Conforme nos enseñan los Espíritus, una nueva orden moral debe establecerse en la Tierra, a fin de que nuestro mundo de expiaciones y pruebas se transforme en un mundo de regeneración. Se anuncia la Nueva Era.

Delante de ese cuadro, todos estamos invitados a las reflexiones y toma de decisiones maduras sobre lo que verdaderamente queremos para nosotros y para nuestra familia, ya que no  existe espacio para la neutralidad  y que ya sabemos detener el progreso es imposible.

Es preciso tener como principio la valorización de la familia, fortaleciendo los lazos que nos unen y, aun así es necesario que nos preparemos para vivir en el mundo, dentro de la familia, conectando con ella de algún modo, a fin de obtener provecho de esa relación. El Creador no nos asignó por mero acaso en esa o en aquella vinculación genética. Existen imponderables razones para que estemos conviviendo con quien lo hacemos.

La propuesta de la Doctrina Espírita es de revivir los valores Cristianos y nuestro modelo mayor es Jesús, que es el Maestro por excelencia, el ser más puro que tenemos para seguir como ejemplo de conducta, para que tengamos una familia más armoniosa y feliz. Acercándonos a sus enseñanzas, que el Espiritismo nos presenta, nos hace comprender que la Familia en un mundo de expiación y pruebas no será una familia perfecta, si no con desafíos, relaciones complejas, siendo muy natural que surjan conflictos.

La familia  saludable es la que trabaja con varias verdades posibles y no  con  un comportamiento en bloque. Y es necesario  que exista interés sobre cómo se siente cada uno en esa convivencia y cuáles son sus  necesidades. Respetar la individualidad  característica de cada ser forma parte de   una convivencia saludable y armoniosa. El hogar es el lugar sagrado que Dios concedió a las criaturas para que ellas pudieran construir los lazos del amor que representan el verdadero sentido y significado del Evangelio de Jesús.

Tenemos a la familia como una herramienta del “progreso en la marcha de la humanidad”, como nos muestra la cuestión 695 de “El Libro de los Espíritus”, por lo tanto, asunto de la más sensible comprensión para todos nosotros.

El Espiritismo nos invita a la vivencia del amor verdadero cuyo ejercicio comienza en el ambiente familiar. Ejercitando la amistad, el cariño, la comprensión, la cooperación, la libertad, el perdón, el respeto, la solución de conflictos , el diálogo franco y abierto , como instrumentos de perfección .
Nos surge  entonces la pregunta: ¿de qué manera podemos colocar tales ideas en nuestra práctica diaria, si en la familia convivimos con seres tan diferentes y antagónicos?

Dando el primer paso para que la familia  sea más feliz. Comience con pequeños gestos, sonría, salude a los familiares, ore por ellos, haga pequeñas gentilezas en el hogar, elogie (con sinceridad), oferte su ayuda. El ideal sería que tratemos a nuestros  familiares como tratamos a las visitas.
Finalizando, queda  la enseñanza de la benefactora Joanna de Ângelis:

“El destino de la sociedad está indisolublemente conectado al destino de la familia, pues esta constituye la base, el cimiento donde se inicia la experiencia de la fraternidad Universal".

Claudia Werdine
Comisión Europa de Educación Espírita para la Infancia, Juventud y Familia
Comisión de Educación de la FEE


Bibliografía:
El Libro de los Espíritus −Allan Kardec
La Educación  según el Espiritismo – Dora Incontri*Educación del Espíritu – Introducción a la Pedagogía Espírita – Walter Oliveira Alves
Lazos de Familia, Divaldo Franco y Autores Diversos
Desafíos de la Vida Familiar, Raul Teixeira
Familia & Espiritismo, Autores Diversos – USE*Mi Familia, el Mundo y Yo, Raul Teixeira,
La Vida en Familia, Rodolfo Calligaris

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