Mis impresiones sobre la oración
“La forma no es dada, el pensamiento lo es todo. Ore cada cual conforme a sus convicciones y del modo que más le conmueva, pues un buen pensamiento tiene más valor que muchas palabras de las que el corazón está ausente”
Este párrafo nos lo indican los espíritus en “El Evangelio según el Espiritismo”, escrito por Allan Kardec. Con este breve texto deseo exponeros mis reflexiones acerca de la oración.
Hace poco más de un año que sigo las clases del Evangelio en el centro espírita “Entre el Cielo y la Tierra”. Ahí es donde empiezo a escuchar: “¿quién quiere hacer la oración?” Al principio mis señales de alerta se despertaron: ¿será como en la Iglesia?, ¿por qué agachan todos la cabeza?, pero más tarde lo hicieron otras preguntas, ¿qué digo si no me sale nada? (¡hay ese ego!) y ¿si digo alguna tontería? (¡ese orgullo!) y entonces pienso: ¡yo sólo sé el Padre Nuestro! Mientras, hablas con algunos compañeros: el sentimiento es todo, no hace falta agachar la cabeza, lo primero que te salga…
Escucho las oraciones y descubro un mundo completamente desconocido para mí. Observo el interés de la gente por los seres no encarnados, por ayudarlos a evolucionar y a descubro que cada una de las personas que conforman el grupo se sienten más identificadas hacia algo en concreto, y que al hacerlo grupal y compartido, descubres más situaciones de las que has vivido-vives y que habías pasado por alto: “ Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (San Mateo, 18:20). Lees en el Evangelio los Capítulos XXVII y XXVIII pero claro con una sola lectura no basta, sigues haciéndote preguntas y sigues sin lanzarte.
Mientras tanto comienzo a descubrir el mundo espírita a través de la lectura y uno de los libros que llegan a mis manos es “Los Mensajeros” de Cándido Xavier por el espíritu André Luiz. En el capítulo 24 “La oración de Ismalia” y en el 25 “Efectos de la Oración”; además de algunas oraciones más sencillas y la del final, hicieron terminar de sentir en mi razón y en mi corazón el alcance de la oración y por tanto sus beneficios. Al principio leí esas oraciones que aparecen en el libro, las volví a releer pero esta vez sintiendo las palabras y la emoción que notas es muy bella y entonces recuerdas algo que leíste en el Evangelio “Cada palabra debe tener su sentido, suscitar una idea, tocar una fibra íntima. En suma: Debe hacernos reflexionar. Sólo si cumple esa condición puede la plegaria alcanzar su objetivo; de lo contrario, no es otra cosa que ruido… Ved con qué aspecto distraído y cuanta volubilidad se dicen casi siempre. Vemos, sí, moverse los labios, pero en la expresión de la fisonomía, en el sonido mismo de la voz, advertimos que se trata de un acto maquinal, puramente exterior, al que el alma permanece indiferente”. Es decir una oración no sentida es una oración con palabras vacías sin alma.
Hay veces que aunque sepas lo importante que son las cosas, aunque lo leas y lo estudies, si no pasas a la acción, se queda en nada y tienen que suceder cosas para que tú y tu pensamiento se unifiquen y pasen a la acción. En mi caso fueron dos, os contaré una de ellas:
Tengo una amiga que operaron hace 2 meses, fui a visitarla al hospital al cabo de un par de días ya que aún no había salido y seguía mal. Se había hecho una radiografía y ¡oh sorpresa! descubren que en su interior se dejaron olvidadas unas pinzas. Cuando se lo dijeron estábamos su madre, ella y yo a solas, la cara de miedo que puso lo dijo todo. Al poco tiempo la habitación estaba llena de sus familiares más cercanos y claro todo era enfado y miedo; ella acostada en la cama sin decir nada pero el ambiente cada vez más cargado de pensamientos que no la venían nada bien. Me senté a su lado y me puse a rezar con fuerza, con sentimiento y determinación; hubo un momento que parecía que estábamos a solas las dos, después de ese momento ella me apretó la mano y comenzó a dar ánimos a los allí presentes. (Por favor cuando vayamos a ver a algún enfermo de la situación que sea que tu pensamiento sea una sonrisa.)
Haciendo los deberes que nos manda el profe de hacer resúmenes del libro “El Cielo y el Infierno” por Allan Kardec, también descubres la importancia de la oración, los espíritus no paran de decirte que ores. Seres olvidados, confundidos, vuelven por el poder de la oración a ver y sentir que hay algo mejor, comienza a producirse el cambio en ellos y a querer enmendarse y limpiar su alma herida.
Para mí ya se ha hecho cotidiano, me levanto y realizo una breve oración, en momentos de tensión parar, respirar y orar aunque sea un minuto te da el impulso de ponerte de nuevo de pie si te has caído. La oración serena tu mente, aligera tus emociones y clarifica tus pensamientos. Ora:
"Oh Señor escucha nuestros pensamientos envuélvelos de amor y gracia.
Inspíranos cada día en el camino de la caridad, de la tolerancia y la humildad.
Perdónanos nuestros pecados, en especial los de pensamiento.
Te damos gracias por ser la fuente de nuestro amor y perseverancia, por rodearnos de los seres que hacen posible nuestros progresos y nuestras alegrías.
Rogamos por los que aún están por despertar les sigas insuflando tu amor y misericordia.
Te pido Señor bendigas a todos los que hacen posible la edición de este periódico, la obra social de Entre el Cielo y la Tierra y a todos los grupos espíritas.
Que la paz y la serenidad reine en cada uno de los corazones de tus hijos.
Gracias que nos has oído, que así sea."
Ana Gómez
Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra"
2 comentarios:
Muy acertada. Gracias me disipo algunos errores que cometo al orar.
Muy acertada. Gracias me disipo algunos errores que cometo al orar.
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