viernes, 9 de noviembre de 2012

Carta - octubre 2012

Queridos hijos.

El amor es la sal de la vida. Él mueve el Universo. Sin amor no puede haber caridad, porque esta nace de ese sentimiento que embriaga el alma y la impulsa hacia la abnegación y la ayuda al prójimo.
El amor, cuando existe se respira en el ambiente y esa Divina Energía es absorbida por vuestros periespíritus y devuelve a estos su equilibrio natural.

¡Ay de aquel que no siente amor! Porque pierde la fase esencial de la vida física y extrafísica. ¡Ay de aquel que cree que sólo existe el amor por sí mismo! Porque es la excusa del egoísta y del orgulloso que por miedo a enfrentarse al mundo, por miedo a sentirse vulnerable o rechazado esconde bajo la coraza ese sentimiento tan puro que nos une con el Creador.

¡Ay de él! Porque sufrirá las consecuencias del bien que no hizo, de los corazones a los que no consoló.
Amados míos, quereos siempre, amad la vida, amad vuestras pruebas, amad aquello que os es útil y bueno y que os hace mejores, pero sobre todo, amad al prójimo.

Que Dios llene vuestras vidas de amor, luz y caridad.

    Joaquín.

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