El amor es la sal de la vida. Él mueve el Universo. Sin amor no puede haber caridad, porque esta nace de ese sentimiento que embriaga el alma y la impulsa hacia la abnegación y la ayuda al prójimo.
El amor, cuando existe se respira en el ambiente y esa Divina Energía es absorbida por vuestros periespíritus y devuelve a estos su equilibrio natural.
¡Ay de aquel que no siente amor! Porque pierde la fase esencial de la vida física y extrafísica. ¡Ay de aquel que cree que sólo existe el amor por sí mismo! Porque es la excusa del egoísta y del orgulloso que por miedo a enfrentarse al mundo, por miedo a sentirse vulnerable o rechazado esconde bajo la coraza ese sentimiento tan puro que nos une con el Creador.
¡Ay de él! Porque sufrirá las consecuencias del bien que no hizo, de los corazones a los que no consoló.
Amados míos, quereos siempre, amad la vida, amad vuestras pruebas, amad aquello que os es útil y bueno y que os hace mejores, pero sobre todo, amad al prójimo.
Que Dios llene vuestras vidas de amor, luz y caridad.
Joaquín.
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