La diabetes melitus puede ser dividida en tipo I y tipo II y tiene raíces, desde el punto de vida médico, en la interacción de factores genéticos con estímulos ambientales. El tipo I se da en individuos en la infancia y en la adolescencia y se caracteriza por ser una enfermedad autoinmune, o sea, el organismo produce anticuerpos contra las células Beta del páncreas, productoras de insulina, llevando a la deficiencia de esa hormona. Existe la necesidad de administrar insulina por vía subcutánea para suplir la falta de esa importante hormona, encargada de controlar el metabolismo de los carbohidratos, proteínas y lípidos. El tipo II es la diabetes que proviene predominantemente de factores ambientales y comportamentales, siendo la obesidad, sobre todo la abdominal, el principal factor de riesgo para su desarrollo. Hay producción normal o un poco disminuida de insulina, pero ella no consigue ejercer su papel en las células, debido a la resistencia en los tejidos, que impiden su absorción y acción intracelular. Es necesario administrar fármacos hipoglucemiantes, que reducen la tasa de azúcar en la sangre, pues la glucemia elevada produce un estado de inflamación crónica que puede dañar tejidos y órganos, generando complicaciones, siendo las más frecuentes la neuropatía, la retinopatía y las lesiones renales. Para evitar desarrollar diabetes y también tratarla, lo más recomendado es realizar actividades físicas aeróbicas y dieta, rica en ensaladas verdes, derivados de la leche, carne blanca y magra, además de la reducción de la ingestión de azúcares y uso de medicaciones específicas.
Desde el punto de vista espiritual, entendemos que las predisposiciones genéticas que traemos en la reencarnación hablan de nuestro pasado espiritual y de nuestras tendencias, pero sobre todo de nuestras necesidades reeducativas. La diabetes es, de forma general, una gran oportunidad de aprendizaje del límite y del auto-amor. Al revés de ser un castigo divino o una punición por los errores o también Karma, como algunos creen, esa enfermedad se presenta como expresión de nuestras elecciones y construcciones individuales a lo largo de los tiempos. Es, por lo tanto, recurso de autodominio y autoconocimiento, que conduce a su portador, cuando este aprovecha la oportunidad para vencerse así mismo, a un estado de mayor equilibrio y armonía del que tenía antes, al reencarnar, recordando que somos todos espíritu inmortales y no meros seres carnales viviendo una experiencia pasajera. Según la propuesta del Dr. César Geremías, endocrino gaucho, la diabetes tipo I, por sus características, tendría raíces en la auto-agresión, culpa, victimismo y auto-punición, manifestaciones de falta de auto-perdón y sobre todo del orgullo, sentimiento base que sería el núcleo principal a ser trabajado en ese caso. La diabetes tipo II tendría sus raíces en la falta de auto-cuidado, en el hedonismo excesivo, el desgaste de las energías psicofísicas y el exceso de auto-preservación, manifestaciones diferenciadas del egoísmo, que sería el núcleo principal o sentimiento base en ese caso. Percibir esas características en sí mismo, reconocerlas, acogerlas y esforzarse en transformarlas, en el proceso reeducativo al que la enfermedad invita, sería el objetivo mayor de la enfermedad, acordándose siempre que es necesario individualizar cada caso y solamente el autoconocimiento podrá aportar la indicación segura de las necesidades de cada uno. Mas, independientemente de su origen, la diabetes es una invitación al auto-amor, la auto-preservación y a la superación de sí mismo, caminos de paz interior y de salud integral.
Dr. Andrei Moreira
Médico de familia
Integrante del equipo del PSM en Belo Horizonte / Minas Gerais
Presidente de la Asociación Médico Espírita de Minas Gerais
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