lunes, 3 de octubre de 2011

Editorial


¡Adiós 2011, adiós! Te vas como los anteriores, con nuestras alegrías y nuestras penas, habiendo marcado nuestras vidas encarnadas durante los últimos 365 días que contiene tu anualidad.
Contigo te llevas los pesares, consecuencia de nuestras vidas actuales y no sabemos que nos deparará tu hermano 2012. ¿Será mejor?¿Será peor, si cabe? ¡Quien sabe! Pero el Espiritismo nos enseña que hay que seguir siempre hacia delante.
Espiritismo, sí, esa filosofía de vida que a quien llega alegra la existencia, si se sabe aprovechar. Esas instrucciones dadas por los espíritus que nos enseñan que todo continúa, que todo es pasajero y que los males tienen su fin donde comienzan las alegrías eternas.
Espiritismo, enseñanza que llega a nuestras vidas para abrirnos la puerta al porvenir, para enseñarnos que los que nos abandonan sólo dejan de ser visibles a nuestros ojos físicos, pero no a los del espíritu, siempre sensible a las sugestiones de aquellos que nos quieren y que desde el espacio nos cuidan.
En ti 2011, muchas familias se han visto forzadas a separarse de sus seres queridos, bien por enfermedad, bien por catástrofe, de lo que has venido bien surtido. Pero esa luz que se enciende en el fondo de sus corazones, que proviene del espíritu que cada uno individualmente posee les dice que es tan sólo un “hasta luego”.
En una ocasión, en ti 2011, escuché a una persona que no conoce las enseñanzas espíritas decir: “¡Qué felices seríamos todos en la Tierra si supiéramos respetarnos unos a los otros con sus ideas, creencias, costumbres, etc.” Tú te vas ya, aquí nos dejas, pero transmite a tu hermano que llega que nos dé la fuerza, la fe y la inteligencia para saber  llevar a cabo esa bonita frase que muchos catalogan de utópica y que los espíritas sabemos que es certera, que será posible, desde que cada uno en su interior se lo proponga.
Vete ya, deja que nuevos tiempos lleguen, tiempos de aprendizaje, tiempos de unión, tiempos de amor, tan necesarios en el planeta que habitamos.
¡Marcha! No te detengas, llévate contigo nuestras penas, malestares, hasta si quieres las alegrías efímeras de la materia física, porque tenemos la certeza de que cuanto más avanzamos, cuanto más aprendemos y vivimos, más cerca estamos de disfrutar de las alegrías del espíritu eterno, aquellas que duran en el espacio infinito, aquellas que nos hacen reconocer la bondad del creador al permitirnos reencarnar una y otra vez para cumplir con nuestras pruebas.
¡Te has ido! y contigo un año más de nuestro Ángel, pero tenemos certeza que otros años más de publicación nos esperan para contribuir al bienestar general, partiendo del propio, al llenar estas páginas de luz y amor verdadero.

La redacción.

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