Dichas reuniones, además de ser un gran servicio para nuestros hermanos desencarnados, nos permitirán adquirir un valioso conocimiento gracias a las experiencias que nos transmiten, grandes ejemplos de la Ley de Causa y Efecto en la mayoría de los casos.
Estas lecciones nos ayudarán en nuestra reforma interior, necesaria para todos los que queramos progresar dentro de un grupo mediúmnico y de la Doctrina Espírita.
Una reunión de atendimiento a espíritus sufrientes consta de varios ámbitos de actuación que debemos abordar: el psicológico y el fluídico-energético. Cada uno de ellos requiere preparación, experiencia y dedicación. Ambos aspectos se complementan, podemos decir, porque una buena atención psicológica creará la confianza necesaria para volverse permeable a nuestras irradiaciones o pases, y a su vez, buenas palabras sin sentimiento no surtirán efecto alguno en el comunicante.
El ambiente vibratorio del grupo es la base para una buena reunión mediúmnica. Por ejemplo, con nuestros fluidos se establecen barreras fluídicas que evitan visitas inoportunas que interrumpan y que intenten utilizar el tiempo establecido para la reunión. Si en la reunión no se reúne cierta cantidad de energía entre los presentes, no se podrá dar la comunicación vía incorporación del médium. Esto es importante porque en el proceso de incorporación, el espíritu necesitado recibe lo que se llama el "choque anímico", parte esencial del tratamiento fluídico. En esos casos el médium apenas podrá psicografiar y sentir los pensamientos del espíritu comunicante, reduciéndose considerablemente los beneficios recibidos.
Como gran ayuda en este apartado, tenemos el libro de "Desobsesión" de Chico Xavier, donde explica la predisposición y las normas mínimas que un grupo serio tiene que cuidar, así como el número de participantes y los diferentes papeles a desempeñar.
Aparte del tono vibratorio que debemos traer, hay que considerar el siguiente paso: mantener el mayor nivel de concentración que podamos en la reunión. De esta forma se podrán alcanzar los mayores objetivos. Sin concentración toda la energía del grupo se dispersa y desaparece. Con concentración se estable la estructura fluídica que permitirá a cada participante cumplir su cometido. En este punto es fundamental la preparación de los médiums de vibración, manteniendo la concentración e irradiando sentimientos y energías armónicas al paciente.
Normalmente la estructura de una reunión mediúmnica de atendimiento comienza con un tiempo de estudio de la doctrina espírita, poniendo los conocimientos en común y fomentando la igualdad de pensamiento y sentimiento, para a continuación pasar a la reunión propiamente dicha. El tiempo de estudio servirá para equilibrar nuestra vibración y desconectar de la realidad del día a día con sus problemas, preocupaciones, etc., aunque lo ideal sería venir ya armonizados en lo posible. Normalmente el estudio se realiza en una sala diferente a la de la reunión. Terminado el estudio se pasa a la sala mediúmnica, donde cada componente tendrá un lugar determinado. Comenzaremos con un ejercicio de armonización psíquica, ejercicio que tiene como objetivo conseguir un estado de paz interior, mediante el análisis de nuestra conciencia y nuestros actos. Pasamos al ejercicio de concentración, necesario para aquietar la mente y ponernos en disposición de donar fluidos, dando paso al inicio de la reunión mediante una oración realizada por el dirigente.
En algunos grupos existe una primera comunicación de los espíritus guías del grupo haciendo un saludo inicial y dando unas pequeñas indicaciones sobre los trabajos a realizar, aunque en otros grupos esto se desaconseja alegando que dichas indicaciones pueden fomentar el animismo del médium sabiendo con antelación que va a comunicar.
Las atenciones suelen durar unos quince minutos y no se aconseja que un mismo médium de paso a más de dos espíritus por sesión.
Al terminar los guías darán una comunicación valorando los trabajos realizados y por tanto valiosos consejos a los presentes.
Se terminará la sesión con cinco minutos de irradiaciones y una sentida oración final.
A pesar de que la parte psicológica de la atención, la conversación propiamente dicha, es quizás el aspecto más complicado para el adoctrinador, en la mayor parte de las ocasiones el aspecto vibracional y de donación de fluidos, es realmente el de mayor importancia. La realidad es que en apenas quince minutos podemos aportar un gran caudal de energía revitalizadora, con la ayuda de la espiritualidad del centro y una buena preparación previa del grupo, pero sin embargo, qué psicólogo clínico podría dar el alta a un paciente en apenas ese tiempo. Cierto es que es una parte fundamental, y que tenemos que cuidarla especialmente. Sin embargo, la mayor ayuda nos sale del corazón con los sentimientos que proyectamos y la sinceridad que transmitimos.
Una vez dicho esto, debemos recordar que el paciente es una persona como nosotros, que si bien ya no tiene cuerpo físico, muchos todavía no lo saben. Otros, aún sabiendo que murieron, tienen a veces dudas de estar todavía en el plano físico debido a las sensaciones, normalmente de dolor, que sienten de su cuerpo periespiritual, son como si todavía estuvieran encarnados. En este punto, es muy importante qué creencias trae el espíritu de su vida pasada.
Un espíritu sufriente, por diversas equivocaciones en vida, con creencias de la religión católica normalmente llevará al mundo espiritual su idea de penas eternas que pueden llevarle a la desesperanza. Sin embargo, si tuviera una firme creencia en Dios y en Jesús, tendrá una inestimable ayuda para superar las consecuencias de sus errores con abnegación. La base moral del cristianismo, católicos, evangélicos, protestantes, etc., es el Evangelio de Jesús, eje principal de toda evolución moral, tanto en el plano espiritual como en el material.
Especialmente dramático son los espíritus ateos que no creen en la vida después de la muerte porque suelen tardar mucho tiempo en reconocer que están desencarnados y por otro lado traen el pensamiento muy aferrado a cosas materiales impidiéndoles progresar.
Por tanto respecto a la terapia, podemos decir que realmente el verdadero tratamiento lo recibirán en el plano espiritual, por guías realmente especializados, con recursos técnicos y morales que todavía no nos podemos ni imaginar.
Los espíritus sufrientes se caracterizan por traer una baja vibración y diversos problemas que normalmente les incapacitan para entrar en contacto con espíritus de mayor elevación que puedan traerles algún alivio. Evidentemente existen otros métodos para su asistencia pero las reuniones mediúmnicas son un elemento valioso para ellos porque acortan especialmente su sufrimiento, recibiendo las energías específicas que necesita, entre ellas el choque anímico, para calmar parte de sus dolencias y recuperar momentáneamente cierta lucidez, suficiente para dejar atrás años a veces, de sufrimiento, elevando suficientemente la vibración para habilitar en él nuevas posibilidades de terapia, en planos de existencia más elevados.
Estas reuniones normalmente son llamadas de adoctrinación, cuando sencillamente podríamos llamarlas de asistencia a espíritus sufrientes. Asistencia porque traen unas necesidades por cubrir: miedos, traumas, fijaciones, confusiones, dolencias psicofísicas, depresión, tristeza, etc. Además es importante hablar con un lenguaje claro y sencillo, acorde a su nivel, para que haya una buena comunicación. Por ello tenemos que limitar la información que damos para no crear mayor desconcierto. Recordad que demasiada luz puede deslumbrar. No es raro que un espíritu reaccione contrario a una opinión vertida y rechace por tanto el ser ayudado al aumentar la desconfianza. Además el tiempo es corto y no podemos centrar el tema en asuntos que en toda una vida no le han preocupado. Por supuesto que tendrá mayores oportunidades de aprendizaje, además con los profesores y experiencias apropiadas en cada caso.
Lo mismo podemos decir en cuanto a contradecir lo que dicen. Debemos escoger cuidadosamente en donde les llevamos la contraria, porque muchas veces prima el objetivo de ganar su confianza, sobretodo si entendemos que esclarecerlo en ese tema no mejora la situación a remediar, o bien no nos va a conseguir entender. En general no hay prisa para hablarles de la reencarnación, o por ejemplo, si es ateo hacer que crea en Dios inmediatamente. Mejor que lo descubra el mismo a través de sus propias experiencias, desarrollando nuevos sentimientos, activando su autodescubrimiento.
Frecuentemente surge la pregunta: ¿quienes sois?, ¿dónde estoy? una buena respuesta es contestar que somos un pequeño grupo de acogida en una institución que tiene como misión ayudar a personas que están en su situación. Aunque es probable que enseguida diga que él no necesita ayuda y que está perfectamente. Esta afirmación siempre es mentira pero puede servir para preguntarle por sus posesiones, sus riquezas, etc. para pasar a preguntar si se siente sólo, o cuánto tiempo hace que no habla con algún amigo o familiar. El sentimiento de soledad es frecuentemente el quid de la cuestión en este tipo de pacientes. Con paciencia terminarán abriéndose movidos por las irradiaciones, el choque anímico y el sentimiento de interés sincero trasmitido.
Es importante, por tanto, encontrar la clave de lo que le ocurre. Recogeremos toda la información posible sobre su situación, dolencias, a qué se dedica normalmente (cuidando pertenencias, buscando a alguien, huyendo de algo, etc.). Es una fase muy útil porque el espíritu siente alivio al desahogarse ayudado por las irradiaciones de amor y cariño.
En esta etapa es importante escuchar más que hablar. Podemos animar a que siga hablando con palabras de comprensión seguidas de pequeñas preguntas que ayuden a profundizar en lo que le ocurre.
De forma general, establecer una relación de confianza sería el primer objetivo a alcanzar, exceptuando los casos de crisis donde primará el auxílio inmediato, mediante pases y oraciones oportunas, situación frecuente en caso de hermanos suicidas. Muchas veces después del tratamiento el paciente termina perdiendo el conocimiento, concluyendo por tanto la comunicación.
Es muy normal por tanto que un mismo espíritu retorne varias veces. Si es muy desconfiado, tardará varias sesiones en hacerlo, y será entonces cuando podremos realmente ayudarle. Deberemos determinar las necesidades reales del espíritu para dirigir nuestras preguntas y empujarle a pensar sobre ellas. Debemos detectar el miedo, la tristeza, la soledad, la apatía, etc., para buscar el remedio apropiado en cada situación. Si tiene miedo le hablaremos de que ahora está amparado en nuestra institución y que ya no tiene nada que temer porque está a salvo de todo peligro. Si está sólo, hablarle que compañeros de la institución le acompañarán hasta su recuperación, donde podrá encontrar familiares y amigos que le esperan. Frente a la tristeza y desesperanza, transmitir ánimo hablándole del abanico de posibilidades que pronto se le abrirán, con respecto a sus familiares y respecto a nuevas oportunidades de crecimiento que podrá proyectar conjuntamente a nuestros especialistas.
Establecida la confianza, rápidamente el espíritu permite ser ayudado. Es común entonces que en la reunión siguiente, el espíritu relate las atenciones espirituales recibidas durante la semana, como son las consultas con médicos espirituales y las gran dedicación que emplean los enfermeros en cuidarles y hacer que no les falte nada.
En las siguientes reuniones el espíritu compartirá su experiencia vivida al grupo, aliviando así su sentimiento de culpa, mostrando su arrepentimiento y mostrando a su vez su confianza y agradecimiento hacia el grupo.
José Ignacio Modamio
Centro Espírita "Entre el Cielo y la Tierra"