sábado, 1 de enero de 2011


EDITORIAL

Queridos lectores.
En los tiempos que corren en el planeta en que vivimos, es hora de despertar hacia la realidad espiritual. Cierto es que si miramos la situación por el lado material, esta nos llevará a una conclusión negativa llena de dolor, en donde miles de personas se están viendo sin hogar, sin trabajo y con un futuro próximo no demasiado optimista. Todo esto conduce a un estado psíquico nada acertado para salir del gran bache que sufre el país donde nos encontramos, pero la vida no es sólo esto, es mucho más y mejor.
Cuando tomamos consciencia del mundo espiritual, cuando sabemos que venimos de otras vidas y que tras la muerte continuaremos viviendo, cuando sabemos que todo en la vida se encadena y que muchos de los actos negativos del pasado son la consecuencia de lo que vivimos en el presente la visión se nos amplía de forma grandiosa.
Nuestro estado anímico influye muchísimo sobre nuestros actos e inclusive irradia a nuestro alrededor, impactando directamente sobre el campo periespiritual de las persona que tenemos a nuestro alrededor.
Cuando alguien está inquieto, preocupado, malhumorado cerca nuestro podemos llegar a percibir ese estado y si bien no sabemos comprender o detectar el origen lo transformaremos en un malestar interior sin motivo aparente. Esto es lo que estamos haciendo día a día con nuestros comentarios negativos, nuestras críticas, nuestras búsquedas de culpables ante la situación actual.
Debemos recordar que Dios no le entregó el mundo a un puñado de políticos, sino que nos hizo usufructuarios de este gran planeta lleno de recursos y del que todos formamos parte con nuestros aciertos y desavenencias.
Debemos despertar a esa realidad en la que somos conscientes de que todos formamos parte de un gran puzle, al que si le falta una pieza no podrá ser terminado. Todos incidimos en el plano espiritual con nuestros pensamientos. ¿Quién de los buenos espíritus querrá estar al lado de personas quejumbrosas, que no salen de los bucles mentales de la crítica y la queja? Cualquier amigo que tengamos y al que siempre le hablemos del mismo tema en forma negativa, llegará a cansarse de nosotros y buscará otros donde pueda conversar y compartir pensamientos constructivos. Crezcamos, cambiemos nuestros pensamientos para que la luz se vuelva a encender en nuestros corazones. Aprovechemos cada momento para construir, para compartir con los nuestros, para ayudar a aquellos que no tienen nada, porque cada segundo que pasa es un segundo que ya sucedió y que no podremos reescribir. Desde hoy piensa en positivo, ayúdate y el cielo te ayudará.
¡Feliz 2011 lleno de paz, amor y prosperidad!
La redacción.

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