YA DISPONIBLE EL AUDIOLIBRO "PARABOLAS Y ENSEÑANZAS DE JESUS" - CAIBAR SCHUTEL
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Periódico espírita trimestral editado por el “Centro Espírita Entre el cielo y la tierra” Avda. de Madrid nº 29 Local - San Martín de Valdeiglesias (Madrid) - Blog de Espiritismo
jueves, 29 de abril de 2010
martes, 27 de abril de 2010
AUDIOLIBRO - MEMORIAS DE UN SUICIDA - YVONNE A. PEREIRA
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martes, 13 de abril de 2010
LA REENCARNACION EN LAS RELIGIONES
La idea de reencarnación o palingenesia, término correspondiente del griego palin (de nuevo) y génesis (nacer), concepto por el cual entendemos que el alma de una persona que ha vivido en la Tierra puede volver a tener un cuerpo de nuevo, ya sea en nuestro planeta u en otro de características análogas, está recogido desde los tiempos remotos y encierra el mayor código de Justicia Divina. Encontrando una doctrina completamente consoladora, eminentemente justa, dando sentido a la vida al ser la llave que Dios nos da para nuestra felicidad futura. ( Libro de los Espíritus P.222)
Sócrates y Platón ya eran reencarnacionistas. En países orientales, cuna de estos preceptos, encontramos el Budismo diciendo que; en las vidas posteriores, tendrás las consecuencias de la actual (ley de acción y reacción). Los Druidas, sacerdotes celtas, defendían la inmortalidad del alma y la palingenesia. Los Egipcios eran uno de los pueblos más antiguos que compartían este pensamiento, con grandes conocimientos espirituales. Aunque al igual que Pitágoras, creían en la metempsicosis, siendo esto, que el alma de un hombre podía reencarnar en un animal, por lo tanto estarían retrocediendo dentro de la escala evolutiva. Esta teoría fue rechazada por muchos teólogos como Tertuliano, que compartía pensamientos reencarnacionistas. Fue un líder de la Iglesia y un prolífico escritor, aunque ha sido el Espiritismo quien mejor ha esclarecido esta cuestión. (“El Libro de los Espíritus” P.611 a 613).
En la actualidad encontramos más de treinta y siete religiones y filosofías que aceptan la reencarnación, dos tercios de la población mundial también comulga con esta idea, según estudios de National Geographic, y cada vez está más difundido por occidente.
Existe un temor en muchos opositores por no querer regresar a la Tierra, y situándonos en esta posición, no amamos la vida. Si la gran mayoría de las religiones y doctrinas del mundo defienden que somos espíritus inmortales habitando un cuerpo de carne. ¿Por qué no podemos habitarlo más de una vez?
Dentro de la Iglesia Católica, los primeros cristianos defendían la palingenesia, especialmente los gnósticos, con una visión mucho más introspectiva que retrospectiva, espiritualmente hablando. Orígenes (185 a 254 d.c.), considerado uno de los Padres de la Iglesia, se pronunció muy elocuentemente acerca de la reencarnación, creando una corriente muy fuerte dentro de la misma Iglesia de su época, junto con Santo Tomás de Aquino, fueron uno de los tres pilares de la Teología Cristiana. Dentro del pensamiento de este hombre esclarecido encontramos un punto erróneo, pues pensaba que encarnar siempre era un castigo, olvidando la necesidad de educación de las almas.
Se reunió un sínodo en Constantinopla, en el año quinientos cuarenta y tres, condenando la preexistencia del alma, pero sobre todo querían posicionarse en contra de Orígenes, aunque sería el II Concilio de Constantinopla, del año quinientos cincuenta y tres, el que marcó una fecha histórica, a partir del cual, la reencarnación queda proscrita de los fundamentos eclesiásticos, terminando con la controversia Origenista y abrazando los dogmas de cielo e infierno y las penas eternas. Este concilio fue llevado a cabo tras un contexto realmente curioso e interesante:
El Imperio Romano estaba dividido entre la zona de oriente (Constantinopla), donde residía el Emperador Justiniano y occidente (Roma) lugar en el cual localizamos al Papa Virgilio.
A Teodosia, la mujer del emperador, de extraordinaria belleza y que había sido cortesana, le incomodaban sus antiguas compañeras, ordenando exterminar a más de 500 mujeres, razón por la cual le decían que reencarnaría en esclava negra y tendría muchas muertes violentas para pagar sus pecados. Con gran pavor exigió al Cesar que condenase la reencarnación como doctrina herética, ya que ella no quería reencarnar, tras lo cual Justiniano ordenó al Papa que realizara un concilio en Constantinopla, obligándolo a ir cuando en realidad los concilios se realizaban en Roma. Además muy pocos obispos compadecieron y los que fueron, amenazados por el Papa, para quién los deseos de Teodosia eran ley, votaron tres votos a dos en contra de la preexistencia del alma. A partir de entonces más de un millón de personas fueron asesinadas por defender estos ideales.
Los fundamentos de la reencarnación los podemos observar en muchos de los pasajes de las Escrituras, pero antes de profundizar conviene examinar el origen de los Evangelios. Cristo no ha escrito nada y sus palabras fueron transmitidas de boca en boca. Fue desde el año 60 al 80 cuando aparecen los primeros escritos: Marcos, Mateo, Lucas y posteriormente Juan, no obstante se conocen entre veinte o treinta escritos apócrifos. Comenzaron formando iglesias y grupos cristianos y cada comunidad tenia sus Evangelios con disputas dogmáticas, hasta que Teodosio da la supremacía al Papa Dámaso para poner termino a estas diversidades de opinión, el cual confía a San Jerónimo para que en el año 384 realizara la traducción del Antiguo y Nuevo Testamento, que pasarían a ser las reglas de la Iglesia. Este Santo se encontraba, como él mismo decía, con tantas versiones como copias. Esta traducción oficial “La Vulgata” fue modificada en distintas épocas por orden de los pontífices, como hemos narrado anteriormente, y la mano del hombre quedará presente en los textos.
La doctrina es clara y sencilla en sus principios esenciales de amor y fraternidad, eso nadie lo puede discutir, pero había un sentido oculto en los Evangelios, accesible a los discípulos y los iniciados, con un pensamiento mucho más profundo y una comprensión filosófica; entonces había razones para ocultarlo bajo el mito, el milagro y la parábola, lo que en su doctrina iba a chocar con las ideas reinantes y amenazar a las instituciones políticas y religiosas, por tanto las oscuridades del Evangelio fueron calculadas intencionalmente. Después la política se introdujo en el Evangelio, tras la conversión de Constantino, con lo que el pensamiento profundo se alteró.
Tras este análisis histórico de los textos, podemos comprender por qué, gracias a este sentido oculto de las parábolas, podemos identificar la enseñanza de la reencarnación en palabras de Jesús de Nazaret, cuando bajando del monte los discípulos le preguntaron: “¿Por qué, pues, dicen los escribas que Elías debe venir primero?”. Jesús les respondió: “Es cierto que Elías debe venir y que habrá de restaurar las cosas, pero yo os digo, Elías ya vino y no lo reconocieron, sino que lo han hecho sufrir cuanto quisieron. Así también darán muerte al hijo del hombre”. Entonces los discípulos entendieron que hablaba de Juan Bautista. (San Mateo 17:9 al 13). Por lo tanto si Juan Bautista era Elías entonces el espíritu de Elías reencarnó en el cuerpo de Juan el Bautista.
También podemos identificar la transmigración del alma en el dialogo con Nicodemo: ”En verdad, en verdad os digo, nadie podrá ver el reino de Dios si no naciere de nuevo”. Pregunta Nicodemo: “¿Cómo puede el hombre nacer de nuevo siendo ya viejo?”. Explica Jesús: “Si un hombre no nace del agua y del espíritu no podrá entrar en el reino de Dios… (Juan cap3: 1 al 12). En ente pasaje se refiere Jesús claramente a la reencarnación: “Si no naciere de nuevo”.
Por otra parte cuando dice Jesús: “Si el hombre renace de agua y del Espíritu” aunque se crea que se refiere a lo que posteriormente seria el sacramento del bautismo, bajo este simbolismo, cualquier persona analítica identificaría la reencarnación. El cuerpo carnal está compuesto por un 70% de agua aproximadamente, con lo que al decir si el hombre no renace del agua se está refiriendo al cuerpo físico.
En otras circunstancias expone: “Lo que es nacido de carne, carne es y lo que es nacido de espíritu, espíritu es”.
Sólo queda aclarar la controversia con respecto a la “Resurrección”. La resurrección de la carne debemos entenderla como reencarnación, y la resurrección del espíritu, es la inmortalidad del alma. Cuando en los textos nos hablan de la resurrección de Lázaro, el caso de la hija de Jairo (Mateo 9: 18 al 26), y el hijo de la viuda de Naim (Lucas 7: 11 al 17); lo que ocurría técnicamente, era un fenómeno denominado catalepsia ( El Libro de los Espíritus P.422 a 424), por lo que no estaban realmente muertos, sino que permanecían adormecidos. Es contrario a la razón considerar que cuerpos volatizados, despedazados, incinerados…, puedan resucitar en un contexto material. Debemos analizar y mirar con los ojos del espíritu para comprender los textos. Cuando pretendemos estudiarlos literalmente, estamos sesgando nuestro libre albedrío, imponiéndonos barreras mentales de difícil superación tras el sepulcro.
“Nacer, Morir, Renacer de nuevo y progresar sin cesar, tal es la ley”.
Allan Kardec ilumina todas las religiones y filosofías. En la “Revue Spirite” (Mayo de 1858-Nº5 pag.136) nuestro ilustre codificador de Lyon, aclarando al diario L’Univers, dice que: “El verdadero carácter de esta doctrina es el de una ciencia y no el de una religión, y prueba de esto es que entre sus adeptos encontramos hombres de todas las creencias, sin renunciar a sus convicciones…”
León Denís nos dice: “El espiritismo no es una religión, aunque tiene consecuencias morales, pero aparece en el mundo con la antorcha en la mano y su luz va a iluminar y fecundar a todas las religiones. Es una creencia basada sobre hechos, progresa con la humanidad para unir a todos los seres elevándolos a una concepción cada vez más amplia de Dios, del destino y del deber”.
Sin pretender tener exclusivismo, los espíritus nos enseñan que podemos evolucionar por diferentes caminos. En la Tierra estamos encarnados espíritus con diferencia en evolución moral e intelectual, por eso encontramos diversidad de doctrinas, ya que según nuestra matriz espiritual, encajamos mejor en una creencia que en otra y lo que para una encarnación está muy bien, para otra puede resultar insuficiente. Entonces la persona buscará hasta encontrar lo que su razón pueda asimilar.Debemos ser consecuentes con nuestros pensamientos, ya que hay muchas religiones y poca religiosidad.
Querido lector con esta exposición puede sacar sus propias conclusiones, sin ánimo de ofender a nadie, pues todos somos realmente libres de pensar como nos plazca e identificarnos con el pensamiento acorde a nuestra conciencia.
Quería terminar con una frase de Mahatma Gandhi, alma ilustre que legó a la humanidad bendiciones como esta: “Para mi, las diferentes religiones son lindas flores provenientes del mismo jardín o son ramas del mismo árbol majestuoso, por tanto son todas verdaderas”.
Sócrates y Platón ya eran reencarnacionistas. En países orientales, cuna de estos preceptos, encontramos el Budismo diciendo que; en las vidas posteriores, tendrás las consecuencias de la actual (ley de acción y reacción). Los Druidas, sacerdotes celtas, defendían la inmortalidad del alma y la palingenesia. Los Egipcios eran uno de los pueblos más antiguos que compartían este pensamiento, con grandes conocimientos espirituales. Aunque al igual que Pitágoras, creían en la metempsicosis, siendo esto, que el alma de un hombre podía reencarnar en un animal, por lo tanto estarían retrocediendo dentro de la escala evolutiva. Esta teoría fue rechazada por muchos teólogos como Tertuliano, que compartía pensamientos reencarnacionistas. Fue un líder de la Iglesia y un prolífico escritor, aunque ha sido el Espiritismo quien mejor ha esclarecido esta cuestión. (“El Libro de los Espíritus” P.611 a 613).
En la actualidad encontramos más de treinta y siete religiones y filosofías que aceptan la reencarnación, dos tercios de la población mundial también comulga con esta idea, según estudios de National Geographic, y cada vez está más difundido por occidente.
Existe un temor en muchos opositores por no querer regresar a la Tierra, y situándonos en esta posición, no amamos la vida. Si la gran mayoría de las religiones y doctrinas del mundo defienden que somos espíritus inmortales habitando un cuerpo de carne. ¿Por qué no podemos habitarlo más de una vez?
Dentro de la Iglesia Católica, los primeros cristianos defendían la palingenesia, especialmente los gnósticos, con una visión mucho más introspectiva que retrospectiva, espiritualmente hablando. Orígenes (185 a 254 d.c.), considerado uno de los Padres de la Iglesia, se pronunció muy elocuentemente acerca de la reencarnación, creando una corriente muy fuerte dentro de la misma Iglesia de su época, junto con Santo Tomás de Aquino, fueron uno de los tres pilares de la Teología Cristiana. Dentro del pensamiento de este hombre esclarecido encontramos un punto erróneo, pues pensaba que encarnar siempre era un castigo, olvidando la necesidad de educación de las almas.
Se reunió un sínodo en Constantinopla, en el año quinientos cuarenta y tres, condenando la preexistencia del alma, pero sobre todo querían posicionarse en contra de Orígenes, aunque sería el II Concilio de Constantinopla, del año quinientos cincuenta y tres, el que marcó una fecha histórica, a partir del cual, la reencarnación queda proscrita de los fundamentos eclesiásticos, terminando con la controversia Origenista y abrazando los dogmas de cielo e infierno y las penas eternas. Este concilio fue llevado a cabo tras un contexto realmente curioso e interesante:
El Imperio Romano estaba dividido entre la zona de oriente (Constantinopla), donde residía el Emperador Justiniano y occidente (Roma) lugar en el cual localizamos al Papa Virgilio.
A Teodosia, la mujer del emperador, de extraordinaria belleza y que había sido cortesana, le incomodaban sus antiguas compañeras, ordenando exterminar a más de 500 mujeres, razón por la cual le decían que reencarnaría en esclava negra y tendría muchas muertes violentas para pagar sus pecados. Con gran pavor exigió al Cesar que condenase la reencarnación como doctrina herética, ya que ella no quería reencarnar, tras lo cual Justiniano ordenó al Papa que realizara un concilio en Constantinopla, obligándolo a ir cuando en realidad los concilios se realizaban en Roma. Además muy pocos obispos compadecieron y los que fueron, amenazados por el Papa, para quién los deseos de Teodosia eran ley, votaron tres votos a dos en contra de la preexistencia del alma. A partir de entonces más de un millón de personas fueron asesinadas por defender estos ideales.
Los fundamentos de la reencarnación los podemos observar en muchos de los pasajes de las Escrituras, pero antes de profundizar conviene examinar el origen de los Evangelios. Cristo no ha escrito nada y sus palabras fueron transmitidas de boca en boca. Fue desde el año 60 al 80 cuando aparecen los primeros escritos: Marcos, Mateo, Lucas y posteriormente Juan, no obstante se conocen entre veinte o treinta escritos apócrifos. Comenzaron formando iglesias y grupos cristianos y cada comunidad tenia sus Evangelios con disputas dogmáticas, hasta que Teodosio da la supremacía al Papa Dámaso para poner termino a estas diversidades de opinión, el cual confía a San Jerónimo para que en el año 384 realizara la traducción del Antiguo y Nuevo Testamento, que pasarían a ser las reglas de la Iglesia. Este Santo se encontraba, como él mismo decía, con tantas versiones como copias. Esta traducción oficial “La Vulgata” fue modificada en distintas épocas por orden de los pontífices, como hemos narrado anteriormente, y la mano del hombre quedará presente en los textos.
La doctrina es clara y sencilla en sus principios esenciales de amor y fraternidad, eso nadie lo puede discutir, pero había un sentido oculto en los Evangelios, accesible a los discípulos y los iniciados, con un pensamiento mucho más profundo y una comprensión filosófica; entonces había razones para ocultarlo bajo el mito, el milagro y la parábola, lo que en su doctrina iba a chocar con las ideas reinantes y amenazar a las instituciones políticas y religiosas, por tanto las oscuridades del Evangelio fueron calculadas intencionalmente. Después la política se introdujo en el Evangelio, tras la conversión de Constantino, con lo que el pensamiento profundo se alteró.
Tras este análisis histórico de los textos, podemos comprender por qué, gracias a este sentido oculto de las parábolas, podemos identificar la enseñanza de la reencarnación en palabras de Jesús de Nazaret, cuando bajando del monte los discípulos le preguntaron: “¿Por qué, pues, dicen los escribas que Elías debe venir primero?”. Jesús les respondió: “Es cierto que Elías debe venir y que habrá de restaurar las cosas, pero yo os digo, Elías ya vino y no lo reconocieron, sino que lo han hecho sufrir cuanto quisieron. Así también darán muerte al hijo del hombre”. Entonces los discípulos entendieron que hablaba de Juan Bautista. (San Mateo 17:9 al 13). Por lo tanto si Juan Bautista era Elías entonces el espíritu de Elías reencarnó en el cuerpo de Juan el Bautista.
También podemos identificar la transmigración del alma en el dialogo con Nicodemo: ”En verdad, en verdad os digo, nadie podrá ver el reino de Dios si no naciere de nuevo”. Pregunta Nicodemo: “¿Cómo puede el hombre nacer de nuevo siendo ya viejo?”. Explica Jesús: “Si un hombre no nace del agua y del espíritu no podrá entrar en el reino de Dios… (Juan cap3: 1 al 12). En ente pasaje se refiere Jesús claramente a la reencarnación: “Si no naciere de nuevo”.
Por otra parte cuando dice Jesús: “Si el hombre renace de agua y del Espíritu” aunque se crea que se refiere a lo que posteriormente seria el sacramento del bautismo, bajo este simbolismo, cualquier persona analítica identificaría la reencarnación. El cuerpo carnal está compuesto por un 70% de agua aproximadamente, con lo que al decir si el hombre no renace del agua se está refiriendo al cuerpo físico.
En otras circunstancias expone: “Lo que es nacido de carne, carne es y lo que es nacido de espíritu, espíritu es”.
Sólo queda aclarar la controversia con respecto a la “Resurrección”. La resurrección de la carne debemos entenderla como reencarnación, y la resurrección del espíritu, es la inmortalidad del alma. Cuando en los textos nos hablan de la resurrección de Lázaro, el caso de la hija de Jairo (Mateo 9: 18 al 26), y el hijo de la viuda de Naim (Lucas 7: 11 al 17); lo que ocurría técnicamente, era un fenómeno denominado catalepsia ( El Libro de los Espíritus P.422 a 424), por lo que no estaban realmente muertos, sino que permanecían adormecidos. Es contrario a la razón considerar que cuerpos volatizados, despedazados, incinerados…, puedan resucitar en un contexto material. Debemos analizar y mirar con los ojos del espíritu para comprender los textos. Cuando pretendemos estudiarlos literalmente, estamos sesgando nuestro libre albedrío, imponiéndonos barreras mentales de difícil superación tras el sepulcro.
“Nacer, Morir, Renacer de nuevo y progresar sin cesar, tal es la ley”.
Allan Kardec ilumina todas las religiones y filosofías. En la “Revue Spirite” (Mayo de 1858-Nº5 pag.136) nuestro ilustre codificador de Lyon, aclarando al diario L’Univers, dice que: “El verdadero carácter de esta doctrina es el de una ciencia y no el de una religión, y prueba de esto es que entre sus adeptos encontramos hombres de todas las creencias, sin renunciar a sus convicciones…”
León Denís nos dice: “El espiritismo no es una religión, aunque tiene consecuencias morales, pero aparece en el mundo con la antorcha en la mano y su luz va a iluminar y fecundar a todas las religiones. Es una creencia basada sobre hechos, progresa con la humanidad para unir a todos los seres elevándolos a una concepción cada vez más amplia de Dios, del destino y del deber”.
Sin pretender tener exclusivismo, los espíritus nos enseñan que podemos evolucionar por diferentes caminos. En la Tierra estamos encarnados espíritus con diferencia en evolución moral e intelectual, por eso encontramos diversidad de doctrinas, ya que según nuestra matriz espiritual, encajamos mejor en una creencia que en otra y lo que para una encarnación está muy bien, para otra puede resultar insuficiente. Entonces la persona buscará hasta encontrar lo que su razón pueda asimilar.Debemos ser consecuentes con nuestros pensamientos, ya que hay muchas religiones y poca religiosidad.
Querido lector con esta exposición puede sacar sus propias conclusiones, sin ánimo de ofender a nadie, pues todos somos realmente libres de pensar como nos plazca e identificarnos con el pensamiento acorde a nuestra conciencia.
Quería terminar con una frase de Mahatma Gandhi, alma ilustre que legó a la humanidad bendiciones como esta: “Para mi, las diferentes religiones son lindas flores provenientes del mismo jardín o son ramas del mismo árbol majestuoso, por tanto son todas verdaderas”.
Javier Gargallo
Centro Espírita “Entre el Cielo y la Tierra”
Centro Espírita “Entre el Cielo y la Tierra”
DETERMINISMO-FATALIDAD
Los problemas existirán siempre
alrededor de nosotros y a pesar de nosotros.
(André Luiz-Espíritu)
alrededor de nosotros y a pesar de nosotros.
(André Luiz-Espíritu)
El determinismo es un sistema filosófico que niega al hombre el derecho de obrar libremente de acuerdo con su voluntad. Es importante que no se confunda determinismo con fatalidad.
Allan Kardec, a través de la pregunta 851 de “El Libro de los Espíritus”, solicitó aclaración sobre “si existe fatalidad en los acontecimientos de la vida” y los Espíritus Superiores esclarecieron contestando que “la fatalidad existe sólo en virtud de la elección que ha hecho el Espíritu al encarnarse, de sufrir tal o cual prueba”. Al elegirla constituye para él una especie de destino, que es la consecuencia de la posición en que se encuentra.
Los “fatalistas” y los “deterministas” resumen sus argumentos, en este sentido, diciendo que “El hombre está sometido a los impulsos de su naturaleza que lo dominan”.
Para los primeros pensadores griegos, Pitágoras y Heráclito entre ellos, el destino de las personas estaba íntimamente ligado a la creencia en el poder absoluto de las fuerzas del universo.
Los “sofistas” fueron los primeros en considerar que el hombre no podía quedar sometido totalmente a un proceso o a leyes de la que no podía sustraerse. Sócrates no aceptaba este dominio, Platón y Aristóteles eran defensores de la libertad del hombre.
Sin embargo, los religiosos concebían la idea de “una relativa libertad para el hombre”.
Filón creía que “la reencarnación del alma en el cuerpo constituía una caída, una pérdida parcial de la libertad que poseía anteriormente”. Plotino también consideraba esta libertad del alma, y añadía que “el cuerpo es una prisión y que el ama al estar ligada al cuerpo, está prisionera, no es libre”.
Los pensadores cristianos se apoyaban en un hombre básicamente libre y que, en el momento de su creación, el alma tendría la libertad de elegir entre el bien y el mal. Explicaban que Dios, todo bondad y perfección, no podía ser responsable por el mal y por las imperfecciones del mundo. Por lo tanto, el hombre es libre y debe hacerse cargo de esa responsabilidad. Pelagio, antiguo monje cristiano, predicaba que “Dios dio libertad al hombre para que pueda escoger entre el bien y el mal”.
Más tarde en el “Renacimiento”, el hombre intentó desligarse de la dominación de la Iglesia y decidió, por sí mismo, conocer el mundo. Surgieron entonces, los primeros científicos, brillando entre otros, Galileo, Kepler, Newton.
Francis Bacon destacó por desear ardientemente liberarse de las tradiciones del pasado y abordar el universo sin prejuicios religiosos o intelectuales. Para él, el hombre podría descubrir las leyes que lo gobiernan y determinar sus propias acciones. Sin embargo, a pesar de su deseo íntimo de liberarse de la religión, dejó al hombre sujeto a la voluntad de Dios y, con ello, despojado de libertad.
Thomas Hobbes fue más lejos al afirmar que “en el universo, todo está sujeto a una serie de causas y efectos puramente mecánicos”. De tal manera, según su opinión, “es absurdo afirmar que el hombre tiene independencia”.
Hombres importantes de la Historia aportaron diversas ideas: Blaise Pascal, Pierre Bayle, Spinoza, John Loche, David Home, Gottfried Wilhelm, Voltaire, John Toland, La Mettrie, Barón de Holbach, hasta que Jean-Jacques Rousseau las modificó despertando el concepto del sentimiento. Para él, “el hombre es libre, no es un juguete de las leyes naturales sino un alma que lucha para vivir según la libertad que posee”.
Tras comentar algunas de las principales ideas de los seguidores y de los no seguidores del determinismo, aún hoy encontramos esta disparidad de opiniones.
No obstante, la Doctrina Espírita nos enseña, a través del razonamiento, que no existe un fatalismo, un determinismo que rija la vida del hombre. Si el hombre es obligado a obrar de diferente manera de la que piensa y quiere, es porque está comprometido con las deudas contraídas en existencias anteriores. Sin la teoría de la reencarnación se hace difícil explicar si el hombre tiene o no libertad.
La fatalidad, entendida vulgarmente, supone la decisión previa e irreversible de todos los sucesos de la vida. Si esto fuese así, el hombre sería como una máquina, sin voluntad. ¿De qué le serviría la inteligencia si debería estar invariablemente dominado en todos sus actos por la fuerza del destino? Nuestra libertad moral sería destruida y recordamos que “nunca hay fatalidad en los actos de la vida moral”.
Juan Miguel Fernández Muñoz.
Asociación de Estudios Espíritas de Madrid
Asociación de Estudios Espíritas de Madrid
¿Para qué educamos a nuestros hijos?
Son días competitivos estos en que vivimos, sin duda alguna.
La sociedad, el mercado de trabajo, las necesidades personales, todo toma forma y complejidad.
Los ordenadores que hace poco no existían, interconecta o aísla aquellos que de ellos no hagan el uso adecuado.
Los cursos de lenguas extranjeras, las post-graduaciones interminables, los estudios, las escuelas, todo en nombre de la competitividad.
Así, lo que ayer bastaba para educar, hoy parece poco.
Y, en el ansia de dar instrumentos suficientes a nuestros hijos para enfrentar el voraz monstruo de la competitividad, vamos, sin medidas, buscando todos de todo, para que ellos puedan ser los mejores, ser más, ser el primero, ser, en fin, lo que aprendió a competir.
Para eso, no contamos los esfuerzos en las horas interminables de los cursos, de los deportes, del refuerzo escolar, de la clase, comprando las herramientas para que él trabaje, para ser competitivo.
Pero al final, paró usted a preguntarse ¿para qué educamos a nuestros hijos? ¿Qué armas y qué combates desea usted que él esté listo para enfrentar?
Si nos preguntaran qué necesita el mundo, o qué falta en nuestra sociedad, de pronto enumeramos las virtudes que nos hacen falta al alma: honestidad, respeto al prójimo, compasión, solidaridad.
A fin de cuentas, ¿quién de nosotros no desearía un mundo lleno de todo eso?
Pues bien, es ese el mundo que deseamos. Y ciertamente es el mundo que deseamos para nuestros hijos. Pero ¿será que ellos estarán preparados para un mundo así?
¿Será que nuestros hijos tienen elementos en el alma para que vivan en un mundo de tolerancia, compasión, solidaridad? ¿Cuánto del alma de nuestros hijos, está listo para un mundo de esos?
¿Será que en la educación de nuestros pequeños hay espacio para lecciones de tolerancia?
El niño, el joven que no experimenta la lección del convivir con las diferencias, viendo que somos apenas diferentes por el lado de afuera, pero que por dentro todos somos hijos del Padre, jamás sabrá de lo que se trata el tolerar.
¿Es compasión? ¿Ya tratamos de esta materia en la escuela del corazón, que nuestro hijo también cursa aquí en la Tierra?
Ningún niño o joven tendrá idea de cuán leve queda el alma en el placer de minimizar el dolor y dificultad ajena, si nunca le diesen la oportunidad de hacerlo.
Solidariedad. ¿Ya se habló de esto en la escuela del hogar? En un mundo donde las desigualdades florecen aquí y allá, ¿ya paramos para enseñar a nuestros amores la necesidad de extender la mano para ayudar a minimizar la miseria, sea del cuerpo o del alma ajena?
No podemos olvidar que la primera escuela de la vida es el hogar, y es en él que las lecciones que deseamos para el mundo deben ser aprendidas.
De nada vale que deseemos un mundo sin violencia, si no enseñamos la dulzura y la docilidad a nuestros hijos.
Y en días desafiadores como esos que se presentan, donde las personas pierden referencia de los valores, donde las lecciones del alma se perdieron con el afán de educar la mente, buscando tan sólo que seamos competitivos, es en el hogar que debemos cultivar los valores nobles, que hacen al alma fuerte para enfrentar las dificultades de la vida.
No más la preocupación de que aprender a ser competitivos, sino que entendamos que ser cooperadores es la lección que la vida nos guarda como el mejor aprendizaje.
Al final, la mayor oportunidad que la vida nos ofrece al estar aquí es fundamentalmente que aprendamos a conjugar en la práctica vivencial de cada uno, un único verbo: amar.
Momento Espírita
www.momentoespirita.com.br
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LA MORAL
Podemos definir moral como el conjunto de normas de una persona o grupo social que les sirven de guía para obrar bien o mal. Considerando que tanto el bien como el mal, para la sociedad son aspectos relativos, variables con el tiempo, la moral por tanto también es relativa para la sociedad, y por tanto un comportamiento moral puede ser inmoral o viceversa conforme avanza una sociedad.
Etimológicamente, moral, viene del latín moralis que derivaba del termino mos (o en plural mores), cuyo significado es costumbre. Son las costumbres de una sociedad, las que establecen las leyes, mediante repetición de una serie de actos socialmente reconocidos legítimos. Si las costumbres consolidan las creencias mediante su repetición reiterada, las creencias y costumbres forman las estructuras morales de la sociedad y sus individuos. Cambios por tanto en las creencias y costumbres de la sociedad, o de la persona, cambian los conceptos relativos del bien y mal.
Podemos hablar por tanto de una moral social, basada en las creencias de la sociedad, moral religiosa, basada en dogmas religiosos, moral individual, de cada persona con sus propias creencias, y por último, la Moral Universal, inmutable y divina, basada en la aplicación perfecta de las Leyes Universales.
Estudiando las Leyes Universales modificamos nuestras propias creencias y nos acercamos, en lo posible, hacia la Moral Universal. El estudio de la Doctrina Espírita modificará racionalmente las antiguas estructuras internas que cristalizadas dan soporte a tantas inclinaciones primitivas y en muchos casos desviadas de una línea evolutiva ascensorial, gracias al conocimiento de las Leyes Universales y de la vida espiritual.
Actualmente, y mientras no tomemos el control de nuestra conciencia, vamos en cierta forma teledirigidos por la influencia socioreligiosa que nos inculcan nuestros padres y educadores. Nuestras actuales creencias condicionan nuestro comportamiento, conformando nuestra moral individual que actúa sobre nuestra forma de pensar, nuestros principios e ideas del bien y del mal.
Las creencias sociales y religiosas no siempre coinciden plenamente. Por ejemplo, desde la antigüedad, en todas las culturas, ha estado presente la creencia en los espíritus, quedando como patrimonio de la creencia social, a pesar de que en la actualidad, el dogma religioso predominante enseña lo contrario. Por eso, con tanta frecuencia en la actualidad ocurre que desde niños presentimos que alguien nos observa y en ocasiones tenemos miedo de quedarnos solo dentro de la seguridad del hogar. Las influencias socio-religiosas son, podemos decir, las influencias externas de nuestra moral individual. No podemos crecer eternamente mediante la moralidad de otros, es nuestra moralidad la que tiene que crecer en nosotros. Las religiones del mundo tienen una importante función en los espíritus jóvenes, pero no pueden poner límites al crecimiento espiritual de una individualidad que haya alcanzado cierta madurez moral.
Además de las influencias externas, por otro lado, también tenemos nuestras propias influencias internas. Principalmente tenemos la conciencia de nuestro espíritu, forjada en nuestras vidas pasadas, mediante la reencarnación y la conciencia que formamos en la actual existencia corporal procesando las experiencias que vivimos cada día.
El conocimiento de uno mismo se torna indispensable en el arduo trabajo de la transformación moral y desarrollo de la conciencia. Nos dará una referencia de nuestra actual situación y como consecuencia de las causas que la generaron, comprendiendo el estado anterior de donde venimos y nuestro estado futuro al que avanzamos con esfuerzo y dedicación. La comprensión profunda de las propias experiencias actuales, nos impulsa decididamente a la autotransformación, bien para no repetir las consecuencias penosas, bien para intensificar las consecuencias dichosas. Sin comprensión de las experiencias diarias el mecanismo de autotransformación es más lento, siendo necesaria la extenuación y aborrecimiento por parte del espíritu de aquello que le perjudica, a base de estrellarse penosamente una y otra vez.
Cuanto antes aprendamos a evitar las acciones que nos hacen daño antes actuaremos según las Leyes Universales de forma moral.
La Ley de Acción y Reacción tiene para el espíritu una misión especialmente didáctica. Cuando somos niños, los maestros refuerzan nuestro aprendizaje con premios o consecuencias (no castigos) para educarnos. Igualmente, podemos considerar a Dios como Padre que nos tutela y que está presto a socorrernos, mediante sus buenos espíritus, pero que cuando nos equivocamos y nos alejamos de Él, espera en virtud de nuestro libre albedrío, el momento que elijamos de volver a Él, por fin cansados y extenuados de estar errantes sufriendo las consecuencias de nuestros propios errores.
Podemos decir pues, que el dolor es un bien para el espíritu, recurso de alarma, que nos permite detectar que algo no marcha bien, en nuestro cuerpo por la falta de salud, en nuestro espíritu, por la falta de moral.
Frecuentemente agravamos nuestra situación con nuevos endeudamientos y errores morales en la vida actual, añadiéndolos a las deudas que nos persiguen de reencarnaciones anteriores, formando un círculo vicioso que las religiones orientales llaman "rueda del karma".
El estudio y la moralización son los elementos que nos permitirán salir de esta rueda, donde acciones iniciadas bajo nuestras deficiencias morales causarán experiencias penosas sucesivamente o en vidas posteriores. Cuando no hay estudio ni moralización, una mala acción conlleva una experiencia que en muchos casos refuerza el mal hábito inicial cuando lo que se cultiva es el odio, orgullo y egoísmo. El sufrimiento aumenta de forma exponencial a nuestro alrededor y en uno mismo. No relacionamos que somos los causantes de nuestras propias desgracias y de muchas de las de nuestros seres queridos, y sin embargo no dudamos en acusar a Dios de injusto. La ignorancia es muy atrevida, y causa de todos los males. Este camino es arduo y lento en evolución, al necesitar de la extenuación de todas las energías del espíritu para doblegar orgullo y egoísmo que impiden la resignación necesaria para empezar a reparar todo lo adeudado.
Cúan diferente es el caso que, quien estudiando la Doctrina Espírita, comprende que sus sufrimientos son la demostración de su pasado deudor, que transformándose y poniéndose al servicio de los demás, contribuye al adelanto propio, sus acreedores y de todos los que le rodean mediante el ejemplo. Que cada experiencia dolorosa es el alimento para nuevos retos de transformación, porque demuestran carencias que traemos del pasado. La Ley de Justicia, Amor y Caridad (capítulo XI del Libro de los Espíritus) es el mayor mecanismo de transformación espiritual del Universo, la alquimia suprema del alma, así pues, cada acto de amor tiene una consecuencia transformadora de impredecibles consecuencias. Cada acto de amor es una semilla que esperará el momento justo para germinar incluso en los corazones mas endurecidos.
Aprendemos a amar primeramente mediante el ejemplo, recibiendo amor, no se puede amar lo que no se conoce y también puede aplicarse para el mismo amor. Por eso es tan importante dar amor y cariño a los niños, para que lo automaticen internamente como algo natural. Nosotros, conocedores ya de lo que es el amor, cuando lo recibimos nos sentimos más capacitados para amar, sin embargo, no deberíamos esperar a recibir primero porque cada uno recogeremos, también en el amor, aquello que antes hayamos sembrado.
José Ignacio Modamio
Centro espírita “Entre el Cielo y la Tierra”
Centro espírita “Entre el Cielo y la Tierra”
Biografía de Gabriel Delanne
Casi un mes antes de que Allan Kardec publicase “El Libro de los Espíritus”, el 23 de Marzo de 1857, nació en la ciudad de París el que sería uno de los más acérrimos defensores del Espiritismo científico, Gabriel Delanne. Él, junto con Leon Denis, fueron los discípulos más próximos a Allan Kardec.
Es importante mencionar que al contrario que Allan Kardec y Leon Denis, Gabriel Delanne tuvo la gran suerte de nacer dentro de una familia espírita y de esa manera recibir las enseñanzas y los consejos de esta doctrina desde muy pequeño. Como curiosidad podríamos contar que, a la edad de 7 años, le preguntaron por la profesión de sus padres y él respondió que eran espíritas, su madre era una muy buena médium y él quería llegar a ser como ella. Pero pasemos a conocer la historia de este fantástico hombre.
Provenía de una familia humilde. Alexandre Delanne y Marie Alexandrine Didelot tenían una pequeña droguería a causa de la cual, el marido tenía que viajar puesto que su papel era el de comercial. Y fue en uno de esos viajes que Alexandre conoció el Espiritismo, al escuchar a unos hombres hablar acerca de Allan Kardec, de las obras que había escrito y de unos fenómenos que estaban sucediendo en París.
Al principio, el tema le llamaba mucho la atención pero a la vez le causaba un cierto recelo. Al volver del viaje se lo contó a su mujer, que tenía algunos conocimientos espiritualistas y ésta le convenció para que adquiriese “El Libro de los Espíritus” y “El Libro de los Médiums”. Los leyeron y se quedaron tan interesados por todo aquello que decidieron ir inmediatamente a conocer a su autor.
Y así lo hicieron. Se presentaron en casa de Allan Kardec, que para aquel entonces vivían en Pasaje Santa Ana y fueron recibidos muy amablemente por el matrimonio. Conversaron durante largas horas sobre las obras, sobre experiencias personales de Marie Alexandrine. Allan Kardec les invitó a una reunión en la Sociedad Espírita de París y allí descubrieron la facultad de Marie como médium psicógrafa mecánica, pasando a ser, desde ese momento, una de las médiums que ayudó a Kardec en su investigación sobre el espiritismo.
Pero no sólo ella se convirtió en una gran trabajadora del espiritismo, su marido aprovechaba todos los viajes que tenía que hacer debido a su trabajo para divulgar la doctrina allá por donde iba.
Poco a poco la amistad entre los dos matrimonios fue creciendo y consolidándose. Se veían frecuentemente. Allan Kardec jugaba a menudo con Gabriel y su hermano y este era uno de los recuerdos que Delanne conservó con mayor cariño. Fue así como Gabriel y su hermano Ernesto vivieron y crecieron dentro de un hogar espírita, gracias al trabajo de sus padres, asistiendo a reuniones desde muy temprana edad y aprendiendo directamente de manos del codificador.
Gabriel Delanne era una persona muy discreta, a la que no le gustaba hablar de sí misma. Se sabe que siempre tuvo una salud delicada. Siendo muy pequeño tuvo un absceso en el ojo izquierdo, que con el paso de los años dio lugar a una infección progresiva hasta llegar a quedarse ciego. Igualmente, su capacidad motora se vio seriamente dañada, cuando a la edad de 33 años durante la boda de su hermano, sufrió ataxia dificultando su manera de andar y desembocando, con el paso del tiempo, en una parálisis de los miembros inferiores, viéndose obligado a caminar primero ayudado de unos bastones y más adelante en una silla de ruedas. Aunque, a pesar de los continuos dolores que padecía y de la dificultad para trasladarse de un sitio a otro, Delanne jamás abandonó su trabajo como espírita.
A la edad de 19 años, recién terminado su bachillerato en matemáticas, Gabriel ingresó en la Escuela Central de las Artes y Manufacturas, pero debido a problemas económicos familiares, no pudo terminar sus estudios. Comenzó a trabajar, como ingeniero, en la Compañía de Aire Comprimido y de Electricidad Popp, donde estuvo hasta 1892.
Nunca se casó, pero tuvo una leal compañera que le ayudó mucho y que se encargó de él, sobre todo durante los últimos 30 años de su vida, acompañándole y empujando su silla de ruedas. Ella era su prima Matilde Peley. Junto a ella, crió a una niña abandonada que adoptó con siete meses de edad, y que se llamaba Suzanne Rabotin.
Otro hecho a destacar fue la desencarnación de su padre, a los 71 años de edad, un duro golpe para él, ya que Alexandre fue un gran apoyo en todos los sentidos a lo largo de su vida.
Su labor espírita fue muy larga e intensa.
Su primer acto importante fue en el Acto Conmemorativo en honor a la muerte de Allan Kardec que tuvo lugar en 1880, donde realizó un discurso recordando con mucho cariño la figura de este gran hombre y hablando sobre la importancia de estudiar y analizar la parte científica del espiritismo, labor a la que estuvo entregado durante la mayor parte de su vida.
En 1882, los dirigentes de los grupos espíritas parisinos presididos por Pierre-Gaétan Leymarie y con Gabriel como secretario junto con los dirigentes de los grupos espíritas belgas formaron la Federación Espírita Francesa-Belga, convertida un año después en la Federación Espírita Francesa-Belga-Latina.
A finales de ese mismo año Delanne y su padre formarían lo que se conoció como Unión Espírita Francesa, establecida en su misma casa de París y con el objetivo de unir a todos los grupos espíritas de Francia.
Gracias a una donación recibida por una señora inglesa llamada Elisabeth D’Esperance, más tarde conocida por su mediumnidad, y al apoyo de su padre, Gabriel fundó la revista espírita “Le Spiritisme”. Escribió diversos artículos y tiempo después pasó a convertirse en redactor jefe de la misma, rechazando muchos artículos que le llegaban por considerarlos discutibles desde el punto de vista científico. Gracias a esta revista llegó a convencer a un gran número de contemporáneos , convirtiéndose uno de estos lectores en un gran mecenas cediéndole una villa y donándole una renta para que pudiese dedicarse en cuerpo y alma a la divulgación de la doctrina espírita. Dicho mecenas fue Jean Meyer.
En diciembre de 1884 fue nombrado Vicepresidente de la “Unión Espírita Francesa”. A partir de este momento, Gabriel inicia una gran labor como conferenciante pasando por Francia, Holanda, Bélgica e Inglaterra.
Alrededor de 1992, Hector Durville funda en París la Universidad de Altos Estudios, donde Delanne se hace responsable de dirigir la facultad de Ciencias Espíritas.
En 1898 se presentó como delegado de la Sección Francesa en un importante Congreso Internacional celebrado en Londres donde pudo dar una interesante conferencia acerca de la Reencarnación.
En ese mismo año fue nombrado Vicepresidente de la Sociedad Francesa de Estudios de los fenómenos Psíquicos, para poco después asumir la presidencia, dedicando un gran esfuerzo para difundir el conocimiento espírita.
Escribió más de diez obras espíritas de las que nombraremos algunas. La primera que escribió fue a la edad de 28 años llamada “El espiritismo ante la ciencia” para continuar con “El fenómeno espírita”, “La evolución anímica” o “Las Vidas Sucesivas “donde trata el tema de la reencarnación. Cabe destacar “El alma es inmortal” obra esencial donde trata de manera minuciosa el tema del periespíritu y la comprobación de la vida después de la muerte y por supuesto, no podemos olvidarnos de una de sus mejores obras “Las apariciones materializadas de los vivos y de los muertos” basada en innumerables pruebas científicas tratando la existencia de los espíritus. Encontramos también la obra “Reencarnación” con un alto valor histórico, doctrinario y científico entre otros.
Siempre trabajó examinando, analizando, dando rigor científico a todos los hechos espíritas, utilizando continuamente un lenguaje sencillo que pudiese entender todo el mundo.
Gabriel Delanne desencarnó el 15 de Febrero de 1926, a la edad de 69 años, en la Villa Montmorency en Autenil.
Fue un incansable trabajador del espiritismo, a pesar de sus dificultades, de sus sufrimientos nunca dejó de trabajar para que el espiritismo llegase a todo el mundo dejando pruebas de que la muerte no existe. Desde aquí, gracias Gabriel, por no desistir en tu misión, por tu gran esfuerzo. Hoy estudiamos espiritismo también, en parte, gracias a ti.
sábado, 3 de abril de 2010
Estreno de la película “Chico Xavier”
Se acaba de estrenar, el 2 de Abril, la película “Chico Xavier” en Brasil. Bajo la dirección de Daniel Filho y con productoras como Downtown, Sony Pictures o Globo Filmes, sale a la luz la historia del gran médium Francisco Cândido Xavier, quien hizo un gran trabajo por el Espiritismo tanto en su país como a nivel mundial y que nos ha dejado más de cuatrocientas obras mediúmnicas (escritas por psicografía) sobre una infinidad de temas como la vida en el mundo espiritual, la mediumnidad, temas científicos, etc. pese a no haber tenido estudios.
En principio la película saldrá en portugués y será un éxito seguro en taquillas brasileñas. Nosotros esperamos que “salte el charco” y llegue a nuestro país, ya que estamos seguros de que será muy interesante para el público español. Mientras tanto ya se puede ver el trailer en www.youtube.com escribiendo “Chico Xavier trailer”.
Recordamos a nuestros lectores que pueden ver su biografía en “El Ángel del Bien” de Julio 2008 en www.angeldelbien.blogspot.com
El Espiritismo en la radio
El pasado 22 de Febrero Salvador Martín, presidente de la Federación Espírita Española, fue entrevistado para el programa “Cinco Lunas” de la emisora Punto Radio. El programa se tituló “¿Has jugado alguna vez a la Ouija?” y trataba sobre las comunicaciones con los espíritus y los médiums.
Queremos resaltar que últimamente están habiendo muchas entrevistas sobre la vida después de la muerte, los espíritus, los médiums, etc. en muchos medios de comunicación ¿Será que se nos está despertando la conciencia hacia el mundo espiritual? Mientras tanto recomendamos la lectura de las obras de Allan Kardec, que nos hablan muy claramente de todo esto.
Queremos resaltar que últimamente están habiendo muchas entrevistas sobre la vida después de la muerte, los espíritus, los médiums, etc. en muchos medios de comunicación ¿Será que se nos está despertando la conciencia hacia el mundo espiritual? Mientras tanto recomendamos la lectura de las obras de Allan Kardec, que nos hablan muy claramente de todo esto.
Ya a la venta el primer tomo de “El Ángel del Bien”
Queremos anunciaros que ya está disponible el tomo I de “El Ángel del Bien” que comprende los años 2007 a 2009 de nuestra publicación.
La encuadernación es en tapa dura, ideal para su perfecta conservación y sale a la venta con un precio de 18€, más un año de suscripción gratis al periódico, o por 5€ al renovar tu suscripción anual.
La encuadernación es en tapa dura, ideal para su perfecta conservación y sale a la venta con un precio de 18€, más un año de suscripción gratis al periódico, o por 5€ al renovar tu suscripción anual.
¡No te quedes sin él!
(ejemplares limitados)
(ejemplares limitados)
Creación de una asociación médico-espírita francófona
Efectivamente, nuestros vecinos espíritas de Francia, después del pasado congreso médico espírita celebrado en Toulouse han decidido formar un grupo médico-espírita, como ya existen en Portugal o Brasil, acordando tener su primera reunión el pasado 20 de Marzo.
Les deseamos que su proyecto siga en pie y empiece a abrir nuevas puertas a la medicina en Europa.
Les deseamos que su proyecto siga en pie y empiece a abrir nuevas puertas a la medicina en Europa.
III Simposium Espírita Español
El próximo 26 de Junio, en la Villa Universitaria de Alicante, se celebrará el III Simposium Espírita Nacional, organizado por la Federación Espírita Española con la colaboración de los centros de la Comunidad Valenciana. El tema principal del simposium será la mediumnidad. Aún está por definir los horarios y los ponentes. Recomendamos a todos los que estén interesados en asistir a este estupendo evento que se pongan en contacto con la F.E.E. al teléfono 626-311-881 o info@espiritismo.cc
CARTAS A EL ANGEL DEL BIEN - LAS VIRTUDES
Voy a intentar explicar, bajo mi punto de vista, como nos ayudan las VIRTUDES, tan necesarias en este bendito caminar del espiritismo y tan difíciles de hacerlas germinar.
El agradecimiento por todo lo que Dios pone a mi alcance cada DÍA, me da la fuerza necesaria para caminar por esta bendita senda. Mis compañeras de viaje la, FE y la ESPERANZA.
Comienzo el camino pidiendo a Jesús, que es mi punto de apoyo, VOLUNTAD y FIRMEZA para poder llegar a la meta DIOS.
Llevo un callado en el que me apoyo, la, HUMILDAD.
La senda tiene dos barandillas a las cuales tengo que asirme la mayoría de las veces, son la DISCIPLINA y el TRABAJO.
Llevo como protección la CARIDAD, GENEROSIDAD, INDULGENCIA Y AMOR.
En esa senda hay muchas piedras que obstaculizan mi paso, pero pensando en Jesús y sabiendo lo que me espera al final del camino, aunque es largo, empinado y lleno de dificultades, con ese callado maravilloso voy apartando la piedra del orgullo, egoísmo, soberbia, pereza, críticas, juicios, imprudencia…
Pero estoy tan convencida, de lo SUBLIME que voy a encontrar cuando alcance la meta, que merece la pena, la andadura por miles y miles de vidas que me quedan por recorrer.
He copiado un pasaje de “El Evangelio según el Espiritismo”, muchas de las personas que nos leéis ya lo conocéis, pero, habrá otro montón de personas, que a lo mejor es la primera vez que les llega nuestra revista y seguro que les encantará.
“Me llamo Caridad. Soy la senda principal que conduce hacia Dios. Seguidme, pues soy la meta que todos os debéis proponer.
He dado esta mañana mi paseo habitual y, con el corazón lacerado, vengo a deciros. ¡OH, amigos míos, cuantas miserias y lagrimas, y cuanto debéis hacer para enjugarlas todas!
En vano traté de consolar a las pobres madres. Les decía al oído: “¡Valor, hay corazones bondadosos que velan por vosotras! No seréis abandonadas. ¡Paciencia! Dios está allá y sois sus amadas, sus elegidas.” Ellas entonces parecían haberme escuchado y volvían hacia mí sus grandes ojos asustados. Y yo leía en sus pobres rostros que su cuerpo, ese tirano del espíritu, tenia hambre, y que sí mis palabras tranquilizaban un poco su corazón, no llenaban su estomago. Seguía repitiéndoles: “¡Valor, valor!” Y una pobre madre, muy joven, que amamantaba a un niño pequeño, lo tomó en sus brazos y lo tendió hacia el espacio vació, como para rogarme que protegiese a ese pequeño ser desventurado que solo encontraba en un seno estéril un alimento insuficiente.
En otras partes, amigos míos he visto a míseros ancianos sin trabajo, y pronto también sin asilo, que experimentan todos los padecimientos de la necesidad y, avergonzados de su miseria, no se atrevían, porque jamás habían mendigado, a implorar la caridad pública. Con el corazón lleno de piedad yo, que nada poseo, me convertí en mendiga para ellos, y voy de aquí para allá alentando la beneficencia, inspirando buenos sentimientos a los corazones generosos y compasivos. De ahí que acuda ahora a vosotros, amigos míos, y os diga: Hay allá infortunados cuya cesta está sin pan, el hogar sin fuego y el lecho sin mantas. No os prescribo lo que debéis hacer, dejo a vuestros bondadosos corazones la iniciativa. Si os dictara vuestra línea de conducta no tendríais ya el merito de vuestra buena acción. Simplemente os digo: Soy la Caridad y os tiendo la mano para vuestros hermanos sufrientes.
Pero sí pido, también doy, y doy mucho. Os invito a un gran banquete, yo proveeré el árbol en el que todos os saciareis. ¡Ved cuán bello es y como esta pletórico de flores y frutos! Id, id y recoged, cosechad todos los frutos de ese hermoso árbol que se llama beneficencia. En el lugar de las ramas que le hayáis cortado pondré todas las buenas acciones que vosotros vais a realizar y llevare ese árbol a Dios, para que Él lo cargue de nuevo, porque la beneficencia es inagotable. Seguidme, pues, amigos míos, para que os cuente en el numero de quienes se enrolan bajo mi bandera. No temáis, que os conduciré por la senda de la salvación, porque yo soy la Caridad. (Caritá. Martirizada en Roma, Lyon, 1861)
El agradecimiento por todo lo que Dios pone a mi alcance cada DÍA, me da la fuerza necesaria para caminar por esta bendita senda. Mis compañeras de viaje la, FE y la ESPERANZA.
Comienzo el camino pidiendo a Jesús, que es mi punto de apoyo, VOLUNTAD y FIRMEZA para poder llegar a la meta DIOS.
Llevo un callado en el que me apoyo, la, HUMILDAD.
La senda tiene dos barandillas a las cuales tengo que asirme la mayoría de las veces, son la DISCIPLINA y el TRABAJO.
Llevo como protección la CARIDAD, GENEROSIDAD, INDULGENCIA Y AMOR.
En esa senda hay muchas piedras que obstaculizan mi paso, pero pensando en Jesús y sabiendo lo que me espera al final del camino, aunque es largo, empinado y lleno de dificultades, con ese callado maravilloso voy apartando la piedra del orgullo, egoísmo, soberbia, pereza, críticas, juicios, imprudencia…
Pero estoy tan convencida, de lo SUBLIME que voy a encontrar cuando alcance la meta, que merece la pena, la andadura por miles y miles de vidas que me quedan por recorrer.
He copiado un pasaje de “El Evangelio según el Espiritismo”, muchas de las personas que nos leéis ya lo conocéis, pero, habrá otro montón de personas, que a lo mejor es la primera vez que les llega nuestra revista y seguro que les encantará.
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LAS VIRTUDES
“Me llamo Caridad. Soy la senda principal que conduce hacia Dios. Seguidme, pues soy la meta que todos os debéis proponer.
He dado esta mañana mi paseo habitual y, con el corazón lacerado, vengo a deciros. ¡OH, amigos míos, cuantas miserias y lagrimas, y cuanto debéis hacer para enjugarlas todas!
En vano traté de consolar a las pobres madres. Les decía al oído: “¡Valor, hay corazones bondadosos que velan por vosotras! No seréis abandonadas. ¡Paciencia! Dios está allá y sois sus amadas, sus elegidas.” Ellas entonces parecían haberme escuchado y volvían hacia mí sus grandes ojos asustados. Y yo leía en sus pobres rostros que su cuerpo, ese tirano del espíritu, tenia hambre, y que sí mis palabras tranquilizaban un poco su corazón, no llenaban su estomago. Seguía repitiéndoles: “¡Valor, valor!” Y una pobre madre, muy joven, que amamantaba a un niño pequeño, lo tomó en sus brazos y lo tendió hacia el espacio vació, como para rogarme que protegiese a ese pequeño ser desventurado que solo encontraba en un seno estéril un alimento insuficiente.
En otras partes, amigos míos he visto a míseros ancianos sin trabajo, y pronto también sin asilo, que experimentan todos los padecimientos de la necesidad y, avergonzados de su miseria, no se atrevían, porque jamás habían mendigado, a implorar la caridad pública. Con el corazón lleno de piedad yo, que nada poseo, me convertí en mendiga para ellos, y voy de aquí para allá alentando la beneficencia, inspirando buenos sentimientos a los corazones generosos y compasivos. De ahí que acuda ahora a vosotros, amigos míos, y os diga: Hay allá infortunados cuya cesta está sin pan, el hogar sin fuego y el lecho sin mantas. No os prescribo lo que debéis hacer, dejo a vuestros bondadosos corazones la iniciativa. Si os dictara vuestra línea de conducta no tendríais ya el merito de vuestra buena acción. Simplemente os digo: Soy la Caridad y os tiendo la mano para vuestros hermanos sufrientes.
Pero sí pido, también doy, y doy mucho. Os invito a un gran banquete, yo proveeré el árbol en el que todos os saciareis. ¡Ved cuán bello es y como esta pletórico de flores y frutos! Id, id y recoged, cosechad todos los frutos de ese hermoso árbol que se llama beneficencia. En el lugar de las ramas que le hayáis cortado pondré todas las buenas acciones que vosotros vais a realizar y llevare ese árbol a Dios, para que Él lo cargue de nuevo, porque la beneficencia es inagotable. Seguidme, pues, amigos míos, para que os cuente en el numero de quienes se enrolan bajo mi bandera. No temáis, que os conduciré por la senda de la salvación, porque yo soy la Caridad. (Caritá. Martirizada en Roma, Lyon, 1861)
EDITORIAL ABRIL 2010
Queridos lectores,
Os presentamos nuestro nuevo número de Abril –Junio de este importante año para el Espiritismo Español. Además de ser el número que cierra los tres años completos de publicación de nuestro Ángel.
En este primer trimestre del 2010 vemos como se está despertando el interés de la gente por los temas espirituales. Nos encontramos con personas que buscan un camino que llene sus vidas, vacías de sentido.
Sabemos que cuesta mucho romper con nuestros esquemas mentales, ¿Cómo tirar por la borda un montón de años de existencia pensando de una determinada manera? El Espiritismo, lejos de pedir eso, nos enseña a razonar, nos dice que estudiemos, que analicemos, que comprobemos y descartemos todo aquello que está en contra de nuestra razón. Pero ¿qué razón? ¿Bajo qué criterio? Porque la razón de muchas personas les dice que están bien como están, en sus vidas materialistas, llenas de orgullo y egoísmo, despreocupándose por lo que ocurre en el mundo y sin darse cuenta que ese mundo muchas veces no está a dos mil kilómetros de sus hogares, la mayor parte de las veces duerme en nuestra casa, vive con nosotros, comparte nuestra existencia.
Para usar la razón como criterio, primero hay que conocerse a sí mismo para saber qué parte es la que nos corresponde hacer en esta obra llamada “Vida” y qué influencia ejerce sobre nosotros la sociedad, la costumbre, la comodidad…
Muchos de los que trabajan por el bien social podrán alegar que si nos paramos a mirarnos a nosotros mismos ¿No será esto egoísmo al despreocuparnos por los demás? Mi opinión es que mientras que nos conocemos, no debemos dejar de trabajar por los demás, pero ahora bien ¿Cómo arreglar la casa de otro mientras que la nuestra está en ruinas? Y eso sólo si miramos la parte externa o material, pero ¿Cómo aconsejar, cómo ayudar a otro si nuestro interior está destrozado? Bien se ve en muchas ocasiones dar consejos sobre el matrimonio a una persona que no ha superado la ruptura del suyo. Muy buenos consejos surgen de la boca de quien tiene todo y nunca pasó calamidades. Esforcémonos en comprender a los demás, no recriminemos nada al prójimo. Cada uno de nosotros estamos en un momento distinto de evolución, con unas pruebas adecuadas a nuestro adelanto. Si juzgamos a las personas por las apariencias de esta vida, estamos juzgando una obra leyendo tan sólo un capítulo.
Amigos, trabajemos por los demás, pero sin olvidarnos de nosotros. El mundo cambia si yo cambio. No esperemos a mañana, hoy tenemos una preciosa oportunidad de amar y de cambiar “nuestro mundo” interno y externo.
Os presentamos nuestro nuevo número de Abril –Junio de este importante año para el Espiritismo Español. Además de ser el número que cierra los tres años completos de publicación de nuestro Ángel.
En este primer trimestre del 2010 vemos como se está despertando el interés de la gente por los temas espirituales. Nos encontramos con personas que buscan un camino que llene sus vidas, vacías de sentido.
Sabemos que cuesta mucho romper con nuestros esquemas mentales, ¿Cómo tirar por la borda un montón de años de existencia pensando de una determinada manera? El Espiritismo, lejos de pedir eso, nos enseña a razonar, nos dice que estudiemos, que analicemos, que comprobemos y descartemos todo aquello que está en contra de nuestra razón. Pero ¿qué razón? ¿Bajo qué criterio? Porque la razón de muchas personas les dice que están bien como están, en sus vidas materialistas, llenas de orgullo y egoísmo, despreocupándose por lo que ocurre en el mundo y sin darse cuenta que ese mundo muchas veces no está a dos mil kilómetros de sus hogares, la mayor parte de las veces duerme en nuestra casa, vive con nosotros, comparte nuestra existencia.
Para usar la razón como criterio, primero hay que conocerse a sí mismo para saber qué parte es la que nos corresponde hacer en esta obra llamada “Vida” y qué influencia ejerce sobre nosotros la sociedad, la costumbre, la comodidad…
Muchos de los que trabajan por el bien social podrán alegar que si nos paramos a mirarnos a nosotros mismos ¿No será esto egoísmo al despreocuparnos por los demás? Mi opinión es que mientras que nos conocemos, no debemos dejar de trabajar por los demás, pero ahora bien ¿Cómo arreglar la casa de otro mientras que la nuestra está en ruinas? Y eso sólo si miramos la parte externa o material, pero ¿Cómo aconsejar, cómo ayudar a otro si nuestro interior está destrozado? Bien se ve en muchas ocasiones dar consejos sobre el matrimonio a una persona que no ha superado la ruptura del suyo. Muy buenos consejos surgen de la boca de quien tiene todo y nunca pasó calamidades. Esforcémonos en comprender a los demás, no recriminemos nada al prójimo. Cada uno de nosotros estamos en un momento distinto de evolución, con unas pruebas adecuadas a nuestro adelanto. Si juzgamos a las personas por las apariencias de esta vida, estamos juzgando una obra leyendo tan sólo un capítulo.
Amigos, trabajemos por los demás, pero sin olvidarnos de nosotros. El mundo cambia si yo cambio. No esperemos a mañana, hoy tenemos una preciosa oportunidad de amar y de cambiar “nuestro mundo” interno y externo.
La Redacción.