que yo recibía de Mexico en el año 1972, la cual me puso en contacto con espíritas españoles.
Mª Luisa López Martínez
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Padre Nuestro que diriges los Universos,
glorificado sea tu nombre;
vénganos tu luz;
hágase tu voluntad así en la Tierra como en el infinito.
Oriéntanos para que evolucionemos.
Guíanos hacia la verdad.
Encamínanos para la moral pura.
Que sepamos ser justos;
Perdonar a nuestros deudores,
como tú perdonas nuestras deudas;
Tolerar a nuestros ofensores,
como tú toleras nuestras ofensas;
ser indulgentes para con los defectos del prójimo,
como tú lo eres para los nuestros,
y amarnos unos a otros como tú nos amas a todos.
No nos dejes caer en tentación, ni alejarnos de la honestidad.
Líbranos del mal; principalmente de la cólera, el odio, de la avaricia, del egoísmo, de la envidia, del orgullo y de la vanidad.
Indúcenos a ser buenos y desear para los demás,
lo que deseamos para nosotros,
Para rescatar nuestras faltas con todo el bien que podamos hacer.
Inspíranos Señor, para que practiquemos la Caridad,
tal y como tú lo deseas.
¡Oh Dios! Somos esclavos del pasado y señores del futuro;
esto es, artífices de nuestra propia felicidad,
En las vidas futuras, a costa de buenas acciones que en esta hagamos;
Que practiquemos actos buenos, como regla y no como excepción.
En relación a nuestros enemigos, seamos como el sándalo que perfuma el hacha que lo hiere.
Así sea.
Padre Nuestro que diriges los Universos,
glorificado sea tu nombre;
vénganos tu luz;
hágase tu voluntad así en la Tierra como en el infinito.
Oriéntanos para que evolucionemos.
Guíanos hacia la verdad.
Encamínanos para la moral pura.
Que sepamos ser justos;
Perdonar a nuestros deudores,
como tú perdonas nuestras deudas;
Tolerar a nuestros ofensores,
como tú toleras nuestras ofensas;
ser indulgentes para con los defectos del prójimo,
como tú lo eres para los nuestros,
y amarnos unos a otros como tú nos amas a todos.
No nos dejes caer en tentación, ni alejarnos de la honestidad.
Líbranos del mal; principalmente de la cólera, el odio, de la avaricia, del egoísmo, de la envidia, del orgullo y de la vanidad.
Indúcenos a ser buenos y desear para los demás,
lo que deseamos para nosotros,
Para rescatar nuestras faltas con todo el bien que podamos hacer.
Inspíranos Señor, para que practiquemos la Caridad,
tal y como tú lo deseas.
¡Oh Dios! Somos esclavos del pasado y señores del futuro;
esto es, artífices de nuestra propia felicidad,
En las vidas futuras, a costa de buenas acciones que en esta hagamos;
Que practiquemos actos buenos, como regla y no como excepción.
En relación a nuestros enemigos, seamos como el sándalo que perfuma el hacha que lo hiere.
Así sea.
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