sábado, 29 de agosto de 2009

Espiritismo Científico

Hablar de Espiritismo Científico es hacer referencia a una larga exposición de hechos, por los cuales, ilustres maestros de la ciencia dejaron sus investigaciones, para dar explicaciones racionales a toda esta serie de manifestaciones, que simultáneamente, se dieron en varios lugares del planeta a la vez, y, sin que hubiera relación entre las personas que los sufrían.
También es cierto, se conocen desde tiempos remotos, según podemos leer en diversos libros sagrados de todos los pueblos, pero nadie había logrado sumergirse en las profundidades de ese mundo tal y como lo hizo Allan Kardec.

Fue testigo por primera vez en el mes de Mayo de 1855 del movimiento de las mesas parlantes y de algún ensayo de escritura medianímica sobre una pizarra con ayuda de una cestita.

Un año antes había oído hablar de estos fenómenos a través del Sr. Fortier, tal y como nos lo cuenta en un manuscrito publicado en Obras Póstumas. Este hombre, magnetizador a quien Kardec conocía desde hacía tiempo le contó: “¿Sabéis la singular propiedad que acabo de descubrir en el magnetismo? Al parecer, no solamente puedo magnetizar a los individuos, sino también las mesas a las que hago mover a mi voluntad”.

Tiempo después se lo volvió a encontrar y en esta ocasión le contó: “Ved si es extraordinario no solamente hago girar una mesa, sino que la hago hablar. Yo la interrogo y ella me responde”
A lo cual Kardec le respondió: “creeré lo que me decís cuando lo vea y me hayáis probado que una mesa tiene cerebro para pensar y nervios para sentir”
De manera que cuando fue testigo de ello, se dio cuenta, que estaba ante un hecho inexplicado y aparentemente contrario a las Leyes de la Naturaleza, hasta entonces conocidas.

Investigador incansable, comenzó a aplicar a esta nueva ciencia un método de experimentación basado en la observación y en la comparación, remontándose a las causas por la deducción y el encadenamiento lógico de los hechos, sin admitir como verdadera ninguna explicación que no resolviera todo género de dudas. Tal y como había hecho en todos sus trabajos anteriores.
Al analizar el procedimiento de la escritura mediante una cestita, vio que era necesario la intervención de dos personas, de forma, que quedaba excluida la posibilidad de participar con las ideas del médium, del mismo modo que la continuidad de las comunicaciones y las respuestas dadas a los temas que se proponían, aunque fueran formuladas mentalmente, demostraba hasta la evidencia la intervención de una inteligencia extraña.
Esta misma inteligencia quedaba demostrada en el movimiento de las mesas.
Del análisis de estas experiencias se obtuvo:

- Como primer resultado: que los espíritus que se comunican no son sino las almas de los seres fallecidos (o desencarnados) y por lo tanto, el conocimiento y sabiduría que manifiestan, sólo es proporcional a su progreso. Dicho de otro modo, su opinión no puede tener más valor que una mera opinión personal.

- La segunda conclusión: es que la comunicación con ellos revela la existencia de un mundo invisible, del cual se debía conocer su estado y el estado de sus moradores.

Y ¿de qué forma se podía obtener conocimiento sobre ello?
Utilizando el mismo método de observar, comparar y juzgar desapasionadamente todos los hechos.
Ayudado por diferentes médiums, sin que entre ellos hubiera contacto, utilizó la información recibida por espíritus de todos los órdenes, desde el más pequeño hasta el más grande; de la misma forma que si quisiéramos conocer el estado de un país, tendríamos que preguntar a sus habitantes de todas las clases y condiciones sociales.
Por supuesto no sería de extrañar que esta nueva ciencia originaría una revolución en todas las ideas y en todas las creencias. Y ¿cómo no? también tendría opositores que no dudarían en acusar de superchería y engaño a todo aquel que tuviera relación con la nueva doctrina. Cierto es que motivos no les faltó porque embaucadores haberlos los hubo y los hay esto es algo que no se puede negar. Pero tampoco se puede, ni se debe juzgar una doctrina por el uso y la interpretación inadecuada que determinados individuos le puedan dar. Para dar criterio sobre un tema hay que conocerlo a fondo y por varios cauces no solamente por una única vía, porque podría estar equivocada.

Kardec, para todo aquél que quiera acercarse a profundizar en estos temas, sin temor a equivocarse, como fruto de sus investigaciones nos legó cinco obras, de componente científico, filosófico y moral:

“El Libro de los Espíritus; El Libro de los médiums; El Evangelio según el Espiritismo; El Cielo y el Infierno; La Génesis”.
Y es que acercarse a este mundo solamente con el prismático de la ciencia, sin el microscopio de la moral elevada, sería como nadar con un solo brazo y una sola pierna.
Otro de los muchos hombres y mujeres de ciencia que se acercó al estudio de los fenómenos medianímicos fue Alejandro Aksakoff, doctor en filosofía, Consejero de Estado y consejero personal del Emperador Alejandro III, Zar de Rusia. Interesado en el movimiento espírita desde el año 1855, se dedicó a estudiarlo en todos sus detalles y bajo todas las literaturas. En un principio, aceptó los hechos bajo el testimonio de otros experimentadores, hasta el año 1870 que los estudió desde un círculo íntimo formado por él. De sus numerosas experiencias y observaciones científicas y con el conjunto de ensayos realizados por otros investigadores editó, en 1885, su obra Animismo y Espiritismo, como respuesta a un folleto publicado por el también conocido filósofo alemán Dr. Eduard Von Hartmann.
El objeto era dejar constancia de la realidad de los fenómenos medianímicos de otra forma que no fuera por la vía de las percepciones de los sentidos del hombre ya que podrían estar sujetos a la ilusión y a la alucinación. Ahora, ¿de qué forma se demostraría? Hay que tener en cuenta que la mayor parte de las experiencias se realizaban en círculos íntimos, en estancias que quedaban separadas en dos zonas por medio de una cortina. A un lado estaban los asistentes y al otro lado se situaba el médium. El hecho de que el intermediario no fuera visto generaba gran desconfianza ya que se barajaba la posibilidad de que la persona pudiera disfrazarse para aparecer ante los testigos, o manipular diferentes elementos con la finalidad de engañar.
Bien, una de las herramientas que con mayor precisión dejaría constancia del hecho de no ser ilusiones, sería la llamada “fotografía trascendental” ya que las materializaciones invisibles a la vista humana quedarían plasmadas en la placa sensible del aparato fotográfico.

Una de las condiciones concretas expuestas por el Dr. Hartmann era “que el experimentador fuera una persona de reputación intachable.”

Aksakoff utilizó los trabajos realizados por el Sr. Beattie de Bristol quien habiendo sido fotógrafo de profesión, se dedicó durante su jubilación al estudio de estos fenómenos, muchos de los cuales él había descubierto como fraudulentos. Y es que, también se conocían medios falsos para obtener una imagen fotográfica, por ejemplo:

- Colocar ante la cámara, a una distancia conveniente, un objeto capaz de reflejar la luz
- Que la placa sensible fuera expuesta al sol cubierta por otra fotografía. De esta forma la luz que pasa a través de la fotografía superpuesta producía una débil imagen en la otra placa.
- Que el fotógrafo empleara una placa ya usada y entonces la antigua imagen podía aparecer.
- Y también era frecuente, que como en aquella época se requería que el sujeto a retratar permaneciera quieto por algún periodo de tiempo, durante el cual el obturador permanecía abierto, si el ayudante o cualquier otra persona se atravesaba frente a la cámara, podría aparecer como una forma vaporosa.

De hecho, entre los años 1860 y 1870, la firma comercial London Stereoscopic Company, publicó una serie de vistas tituladas “The ghost in the Stereoscopic.”
Con todo esto no era de extrañar que el Dr. Hartmann solicitara la intervención de personas con reputación irreprochable.

El Sr. Beattie, al igual que otros experimentadores, observó que la mayor parte de las series de fotografías realizadas, presentaban un desarrollo sucesivo. Empezaban por una pequeña superficie luminosa cuyos contornos iban cambiando; y en su última fase se fundían dos imágenes primitivamente independientes. Otra peculiaridad era que estas figuras al ser reveladas aparecían con mayor rapidez que el resto de las impresiones captadas en la misma placa. Por supuesto, también se pidieron unas disposiciones concretas para la demostración de los fenómenos a través de la fotografía y que fueron clasificados en cinco categorías diferentes:

1.) El médium era visible a los testigos; la figura materializada no, pero aparece en la fotografía.

Fueron frecuentes las imágenes, en las que sin ser percibidas por el sentido de la vista, las figuras materializadas quedaron visibles en las placas. Ejemplos como la aparición denominada Katie king bajo la influencia de la Srta. Cook. Es impresionante con qué claridad eran capaces de materializarse. También en Newcastle en las sesiones de las Srtas. Wood y Fairlamb eran fecuentes las apariciones de dos figuras de color negro denominadas Pocha y Cissey.

2.) El médium no es visible a los testigos; la figura sí y aparece en la fotografía.

Una de las experiencias que se utilizaron para demostrar que el médium no era la aparición, nos la describe Aksakoff en un extracto de un artículo publicado en Psychische Studien de 1874, Págs., 341 a 349.

“Para cerciorarse que la Srta. Cook se hallaba en el interior del gabinete mientras la aparición se presentaba, el Sr. Varley (físico inglés, miembro de la Sociedad Real de Londres) concibió la idea de hacer atravesar el cuerpo de la médium por una débil corriente eléctrica, durante todo el tiempo que durase la experiencia y anotar los resultados en un galvanómetro, que fue colocado encima de la repisa de la chimenea, a la vista de todos los presentes, y a un metro aproximadamente de la cortina que separaba el gabinete.”
A la Srta. Cook se le sujeto con cinta adhesiva, por encima de cada una de sus muñecas, una moneda de oro en la que estaba soldada la punta de un hilo de platino. Las monedas estaban separadas de la piel por tres capas de papel chupón blanco, muy grueso, humedecido por una solución de clorhidrato de amoniaco.
Los hilos de platino subían por los brazos hasta los hombros y sujetos por medio de cordones. Los cabos extremos de estos hilos se unieron a otros de cobre, recubiertos de algodón que alcanzaban hasta la parte de la sala donde estaban los asistentes. Los hilos conductores estaban liados a dos pilas Daniel y al aparato registro. Antes de inducir la corriente a la Srta. Cook se ponían en contacto las dos monedas de oro que formaban los polos de la batería, el galvanómetro marcaba una desviación de 300º. Después cuando las piezas de oro fueron colocadas sobre los brazos de la médium el galvanómetro marcó 220º. Así el cuerpo de la médium ofrecía una resistencia a la corriente de 80º.
Antes de que la médium cayera en trance, se le rogó que hiciera movimientos con los brazos, produciendo una desviación de 15 a 20 grados, por lo tanto, si en el curso de la sesión, la médium hubiese hecho el más mínimo movimiento con sus manos, el galvanómetro lo habría registrado.
De manera que, científicamente quedaba probado que no era posible que el médium se moviera sin que se registrase la variación. En consecuencia, no podía ser la figura materializada.

3.) El médium y la forma son visibles, pero sólo es fotografiada ésta última.

En cuanto a la realización de este punto, era necesario preparar un sitio, a propósito, para ver todo lo que pasaba en el interior y exterior del gabinete a la vez. Uno de los testimonios reflejados en Spiritualist, 1873 Pág. 217 así nos lo explica: “en la sesión celebrada con la Srta. Cook el 12 de Mayo, la forma de Katie salió fuera del gabinete y mientras, la Srta. Corner estando sentada a la izda. podía ver todo lo que pasaba en él, declarando haber visto a la médium y a la forma materializada a la vez.
Testimonios de esta clase podían darse también en las experiencias realizadas en casa del Sr. Luxmoore. Williams Crookes corrobora el hecho con otra experiencia en la cual al inicio de la sesión tenía tomada la mano de la médium y no la soltó durante todo el tiempo en que se hizo visible la aparición.

4.) El médium y la forma son visibles y fotografiadas a la vez

A lo largo de los años 1872-76, es cuando más se ocuparon de las fotografías mediúmnicas en Inglaterra y es al Sr. Rusell a quien se le atribuye primero que a nadie el logro de fotografiar al mismo tiempo al médium Williams y a la figura de John King. Dicha fotografía la halló Aksakoff en 1886 en Londres en la colección de fotografías de H. Wedgwood, miembro de la Sociedad de Investigaciones Psíquicas.

5.) El médium y la forma no son visibles y la fotografía se produce en la oscuridad.

Las primeras noticias relativas a este género de fotografía llegaron de América en 1875, pero la serie más notable de este tipo de experiencias fue organizada en París en 1877 por el conde Bullet secundado por el médium Firman. Publicando una relación circunstanciada de las mismas en la revista The Spiritualist en 1878, II, 175.
Reimers, nos describe una experiencia en la que fue a Londres con Alfredo Firman para comprar unas placas secas, las cuales fueron marcadas en uno de sus ángulos. Prepararon el gabinete y el aparato de modo que el foco estuviera dirigido al lugar donde debía aparecer la figura.
Al comenzar la sesión él se quedó al lado de la cámara teniendo puesta una mano sobre ella después de haber colocado una de las placas marcadas, las cuales estuvieron siempre en su bolsillo.

A través del médium recibieron el mensaje de la figura John King de que estuvieran preparados para abrir el objetivo en el momento que indicase. Tras unos minutos la voz les dijo “abrid el objetivo” y algunos minutos después “cerradlo”. Acto seguido el Sr Reimers encendió una vela y sacó la placa, sin perderla de vista ni un momento, en la cual apareció la figura de Bertie llevando del cuello su cruz, tal y como solía aparecerse, pero un poco más oscura y destacándose sobre un fondo gris oscuro.

Las experiencias de este tipo realizadas por Aksakoff le convencieron de que este hecho es posible. Esta cuestión, además, fue tratada en los primeros números de Psychische Studien e incluso la fototipia de una de estas fotografías fue publicada en el periódico inglés Light en su número del 23 de Abril.

Las informaciones detalladas son fuente de la codificación de Allan Kardec y del libro “Animismo y Espiritismo” de Alejandro Aksakoff.

Ana María Sobrino.
Centro espírita “Entre el Cielo y la Tierra”

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