ALLAN KARDEC
Monsieur, Hippolyte León
eminente educador
amante de las letras,
estricto en su reflexión.
Lionés de nacimiento,
cierto día
un gran amigo le habló
de mesas en movimiento
pidiéndole su opinión.
No hay efecto, sin una causa
fue su contestación
que una mesa, se mueva sola
acapara mi atención.
Viendo que la madera
contestaba sin temor
a la serie de preguntas
que sabiamente preparó
estudiare esta causa
con suma dedicación.
Ya que una mesa
cerebro, no puede tener
ha de haber una razón
para saber responder,
pensó, esto requiere estudio
y mucha seriedad
he de cambiar mi nombre
para poderlo firmar.
Allan Kardec adoptó
por sensata inspiración
de esa energía que mueve
los muebles a discreción.
La explicación fue dada
clara, para no dudar
somos almas liberadas
habitando el más allá.
Somos la parte eterna
de unos cuerpos que habitaron
en algún lugar de la Tierra
simplemente como humanos
que venimos, claramente decididos
a demostrar que la vida
que para el cuerpo es efímera
para el alma, es infinita.
De todas esas peguntas
que el maestro preparó
surgieron fuertes los libros
de la genial Codificación.
Allan Kardec, mucho se agradece
Tu trabajo, y Tu tesón
que ha facilitado
comprender la vida mejor
ver, que somos eternos
que hay una vida Mayor
que nos espera a todos
sin ninguna distinción
para preparar con cuidado
una nueva encarnación.
C.E.y.D.E
Manuel de Paz - Enero del 2009
Monsieur, Hippolyte León
eminente educador
amante de las letras,
estricto en su reflexión.
Lionés de nacimiento,
cierto día
un gran amigo le habló
de mesas en movimiento
pidiéndole su opinión.
No hay efecto, sin una causa
fue su contestación
que una mesa, se mueva sola
acapara mi atención.
Viendo que la madera
contestaba sin temor
a la serie de preguntas
que sabiamente preparó
estudiare esta causa
con suma dedicación.
Ya que una mesa
cerebro, no puede tener
ha de haber una razón
para saber responder,
pensó, esto requiere estudio
y mucha seriedad
he de cambiar mi nombre
para poderlo firmar.
Allan Kardec adoptó
por sensata inspiración
de esa energía que mueve
los muebles a discreción.
La explicación fue dada
clara, para no dudar
somos almas liberadas
habitando el más allá.
Somos la parte eterna
de unos cuerpos que habitaron
en algún lugar de la Tierra
simplemente como humanos
que venimos, claramente decididos
a demostrar que la vida
que para el cuerpo es efímera
para el alma, es infinita.
De todas esas peguntas
que el maestro preparó
surgieron fuertes los libros
de la genial Codificación.
Allan Kardec, mucho se agradece
Tu trabajo, y Tu tesón
que ha facilitado
comprender la vida mejor
ver, que somos eternos
que hay una vida Mayor
que nos espera a todos
sin ninguna distinción
para preparar con cuidado
una nueva encarnación.
C.E.y.D.E
Manuel de Paz - Enero del 2009
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