sábado, 4 de abril de 2009

DESPERTAR AL CONOCIMIENTO ESPIRITISTA

Gracias a Hippolyte Léon Denizard Rivail, con seudónimo Allan Kardec, que dedicó quince años de su vida para codificar las enseñanzas de los Espíritus superiores, que por mediación de muchos médium nos enviaron para despertar a la humanidad terrestre del letargo en que se encuentra; sacrificando su bienestar económico y social.

Soportando las burlas de los incrédulos, abandonado por amigos, sólo por el hecho de defender unas ideas nuevas y progresistas, que un día trasformarán a la humanidad terrestre. Nada de eso le importa ante la enseñanza que estaba recibiendo de los Espíritus. Sin duda alguna, demostró su elevación Espiritual, dando muestras de sacrificio y abnegación.

Mi despertar a la doctrina Espiritista fue muy temprano, ya que reencarné en una familia espirita. Ya de muy pequeño estaba presente en los trabajos, que en mi casa realizaban mis padres, pues entonces los espiritas en su mayoría trabajaban en los hogares familiares.

Todo lo que yo escuchaba en las reuniones de estudio o mediúmnicas, (con solo ocho años que yo tenía) me parecía tan normal y con tanto sentido, que me llenaba una visión espiritual y de esperanza en el futuro.
Con doce años ya veía la reencarnación como una verdad patente en mi alma, que me llevaba a comentarla con mis amigos como una verdad inalterable.
En España por aquellos tiempos, (sobre el año 1970) el Espiritismo no estaba legalizado para poder trabajar sin trabas por parte de las autoridades. Sólo se permitía la religión oficial y como consecuencia no se podía legalizar y poder formar centros de estudios, por lo que mi profundización en el estudio de la doctrina Espirita no se llevo a cabo por ese motivo; pero no sólo ese impedimento burocrático fue la causa, pues también en la juventud, con la vivencia de las sensaciones, le llevan a uno a la despreocupación de las cuestiones espirituales.

Tenía yo dieciséis años cuando mi padre desencarnó y como consecuencia los trabajos Espiritas ya no se realizaban en mi casa, porque aunque mi madre también era Espiritista, era mi padre el que llevaba los trabajos; todos los libros que tenía de Kardec, los repartimos entre todos mis hermanos y yo, leyéndolos ocasional mente, me consideraba Espiritista, a pesar de no saber quién era Allan Kardec, ni que era el Espiritismo.

Con veinticinco años, a consecuencia de una disminución de la jornada laboral y una inquietud por el estudio Espiritual y por el deseo de que hubiese un lugar donde poder trabajar en el estudio de la doctrina Espiritista, me llevó a estudiar todos los libros que tenía de mi padre, (la mayor herencia que un Espíritu encarnado puede tener).
En aquella época yo ignoraba que el espiritismo en España ya estaba resurgiendo, con centros ya legalizados que existían, promovido por la Federación Espírita Española que estaba trabajando para la organización de los centro espiritas.

A consecuencia de una dolencia de un familiar mío, que fue a visitar a Juan Martín, (trabajador espiritista que sabía trabajaba con mis padres) me enteré que junto con otros hermanos Espiritas había formado un centro en el 1994. Nada más enterarme fui a hacerme socio, comenzando así mi instrucción en la doctrina Espiritista. Entonces fue cuando conocí verdaderamente la doctrina Espirita y quien era Allan Kardec estudiando todos los libros de la codificación Espirita y otras obras complementarias, con contenido de las enseñanzas Espiritistas; estudiando también los cursos sistematizados, referentes a la codificación de Allan Kardec.

No sé como hubiera sido mi vida sin el conocimiento del Espiritismo; pero si se como es con este conocimiento, es clara y esperanzadora, me da una visión de armonía y justicia en todo lo que sucede a mi alrededor y conmigo mismo, al igual que me da mi identidad como ser inteligente y me presenta mi pasado, mi presente y mi futuro, ayudándome también a controlar mis instintos y pasiones.

No sé si en el mundo espiritual, antes de reencarnar, me comprometiera para trabajar en la doctrina Espirita; pero si se que quiero contribuir, dentro de mis posibilidades, en divulgarla y tratar de llevar a cabo mi reforma moral, que sin duda alguna, sin esta enseñanza Espirita me sería más difícil aún.

En reconocimiento a tantos hermanos espíritas que dedicaron parte de sus vidas a la divulgación, es mi deber el esforzarme por seguir los trabajos que otros hermanos Espíritas empezaron y me esforzaré por hacerlo lo mejor que pueda y sepa, procurando que no falten lugares de estudio Espírita, para que los encarnados y desencarnados que lo deseen, tengan un lugar para aprender quién somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos, con el Espiritismo. (Cuando desencarne veré que no me esforcé lo bastante)

Mi reconocimiento a Hippolyte Léon Denizard Rivail con seudónimo, Allan Kardec, por su trabajo que tan importante ha sido para mi caminar por la vida material. Uniéndome así a tantos hermanos que le mandaban cartas de agradecimiento a su hogar terrenal cuando estaba codificando la doctrina Espiritista. Yo le mando mi agradecimiento, a su hogar Espiritual.

Jose Garcia-Abadillo Padilla
Presidente del Centro espírita “Camino de la Luz”
Manzanares (Ciudad Real)

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