Ya hemos dejado atrás un año más, el año 2008. con sus alegrías y sus penas, con sus logros y sus derrotas pero eso sí siempre con el progreso incesante que nunca se detiene. En los tiempos de crisis que corren, nosotros queremos hacer llegar un poco de aliento fresco “No hay mal que por bien no venga” y nada pasa por casualidad sino por causalidad. A todos nos gusta pasar buenos tiempos, momentos de tranquilidad y armonía en compañía de los seres queridos, pero debemos comprender que los momentos complicados también han de venir porque ¿de qué serviría una vida de contemplación?¿qué mérito tendría el querer sólo a los que nos quieren o el vivir una vida llena de todos los goces?¿cómo adquiriríamos los conocimientos o desa-rrollaríamos la inteligencia si siempre nos fuera todo dado? A esta vida hemos venido a aprender, a superarnos, a trabajar. La crisis, el malestar general, el odio, la envidia, las guerras no son más que consecuencias de nuestro orgullo ¿quién se ha parado a pensar: “Y si esto que yo hago al prójimo él me lo hiciera a mi”? ¿Qué ocurriría? ¿Seguiríamos tan felices como cuando somos nosotros los ganadores o los opresores? Sin embargo ni aún así nos damos cuenta de que los sufrimientos que vivimos no son más que consecuencias de nuestros actos y preferimos echarle la culpa a Dios, si es que nuestro orgullo nos deja creer que hay alguien superior a nosotros. Nos llenamos la boca diciendo “Si Dios es tan bueno y tan justo, ¿por qué no tengo trabajo? ¿por qué me van mal las cosas?” llegando a la conclusión, que no es más que una excusa para engañarnos a nosotros mismos, que Dios no existe porque si existiera no permitiría que sus hijos pasasen por esas vicisitudes. El Espiritismo viene a enseñarnos que nosotros tenemos libre albedrío para elegir nuestras pruebas, para tomar decisiones libremente y Dios nos deja que así sea para que aprendamos y no es por falta de amor a su creación, sino porque muchas veces hasta que no nos damos de frente con el problema no aprendemos. Si Dios se metiera hasta en las cosas más mínimas de nuestras vidas, si él nos dijera “No compres esta casa que está por encima de tus posibilidades y además subirán las hipotecas” ¿Dónde estaría nuestra libre elección? ¿Qué significado tendría nuestra existencia si en cada acto fuésemos aconsejados? Yo creo que todos deducimos las respuestas. Los tiempos de crisis son en esencia muy buenos, nos hacen recapacitar, despertar de la nube materialista en donde nos hemos metido, nos hacen ser más previsores y sobre todo más humanos. Aprovechemos estos tiempos para sacar de ellos enseñanzas, para solidarizarnos con los que tienen menos que nosotros, para aprender y progresar y no para quejarnos constantemente creando a nuestro alrededor bajas vibraciones que nos hacen estar tristes, melancólicos y que a veces transformamos incluso en agresividad que descargamos con los que más queremos desequilibrando así los hogares, esos templos donde debería reinar el amor, la comprensión, la paciencia.
Nosotros, desde que empezamos nuestra labor por el Espiritismo, nos hemos dado cuenta de todo el tiempo que perdemos criticando, auto-compadeciéndonos, juzgando a los demás y el poco que hemos empleado en hacer caridad, en ayudar a los desvalidos, en dar buenos consejos, en ser cada día un poquito mejores, etc. El Espiritismo nos enseña cómo hacer eso y mucho más. La codificación, hecha por Allan Kardec, es un pozo de sabiduría que si sabemos aplicarla, si queremos comprenderla y además la compartimos puede cambiar muy positivamente el mundo, porque como dijo el ilustre codificador: “Es por la educación más que por la instrucción que se cambiará el mundo”.
En este 2009 arranca el tercer año de nuestra querida publicación “El Ángel del Bien” humilde periódico que no tiene otra finalidad que aplicar, comprender y compartir las enseñanzas que nos dan los buenos espíritus para alcanzar nuestra mejora moral. Comprender en la medida de lo posible qué fuimos, qué hacemos aquí y qué ocurrirá cuando la inevitable “muerte” venga a visitarnos otra vez dándonos pautas para nuestra felicidad a través de la fe razonada que enseña la doctrina Espírita.
Desde nuestra redacción queremos agradecer a todos los que han confiado en nosotros, a todos los que nos escriben emails o nos mandan cartas de apoyo, a todos aquellos que recogen uno de nuestros ejemplares en las tiendas, mercados, hospitales, centros espíritas, congresos, etc., porque sin ellos “El Ángel del Bien” no saldría de las cajas en las que llega de la imprenta. Tampoco nos podemos olvidar de todos aquellos que nos ayudan con sus donativos económicos, que tan necesarios nos son, ya que editar un periódico es una tarea difícil y costosa.
Para todos aquellos que nos conocieron, nos conocen o nos conocerán queremos desearles un próspero año nuevo lleno de paz, amor y aprendizaje. Pedimos a Dios y a los buenos espíritus que nos ayuden a poder seguir editando nuestra humilde publicación y que continuemos trabajando por el Espiritismo.
¡¡ Feliz 2009 !!
La redacción.
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