Yvonne Pereira nació el 24 de diciembre de 1906 en la ciudad de Villa de Santa Tereza de Valença, hoy conocida con el nombre de Río das Flores, al sur de Río de Janeiro.
Su padre era un pequeño comerciante llamado Manuel José Pereira y su madre Elizabeth do Amaral. Fue la mayor de cinco hermanos aunque su madre tenía otro hijo de un matrimonio anterior.
A poco menos de un mes de nacer Yvonne sufrió un golpe de tos que la dejó prácticamente asfixiada, en estado cataléptico y donde todos, incluidos los médicos la dieron por muerta. Su familia con muchísima pena vistieron a Yvonne para su entierro y prepararon el velatorio. Mientras tanto su madre se retiró a su habitación para rezar cuando de pronto, Yvonne despertó llorando. Durante seis horas la niña estuvo en estado cataléptico. Tiempo después se supo que todo sucedió debido a todas las cargas que traía de su última existencia terrestre, ya que se suicidó ahogándose.
Yvonne creció en el seno de una familia espírita y muy humilde. Su padre se enfrentó en varias ocasiones a la quiebra económica pues ayudaba a los que más lo necesitaban aunque se perjudicase él mismo. Más adelante, su padre comenzó a trabajar como funcionario público y ahí continuó hasta el fin de sus días en 1935.
Yvonne comentaba que en su casa era muy común ayudar a los más desfavorecidos y que eso fue algo que marcó su vida.
Con cuatro años Yvonne veía y escuchaba a los espíritus de manera tan natural que no los diferenciaba de las personas encarnadas. Tenía dos espíritus amigos con los que pasaba más tiempo:
- Charles. Ella decía que era su verdadero padre, debido a los recuerdos que tenía de una encarnación anterior.
- Roberto de Canalejas, quien decía haber sido un médico español de mediados del siglo XIX, por quien también sentía un profundo afecto debido a su vinculación en existencias anteriores.
Pero Yvonne no tuvo una infancia feliz. Vivió con constantes recuerdos de su última vida en España y echaba mucho de menos a su anterior familia y ciudad. De hecho en su casa sentía como extraños, sobre todo, a su padre y hermanos. A causa de esto vivió, prácticamente, sus primeros diez años de vida en casa de su abuela paterna.
A los ocho años de edad tuvo su primer contacto con un libro espírita y a los doce, su padre le regaló “El Evangelio según el Espiritismo”. A partir de los trece años comenzó a frecuentar reuniones prácticas de espiritismo que le encantaban puesto que podía ver a los espíritus comunicantes.
A penas tuvo estudios debido a las dificultades financieras de su familia. Para poder ayudarles tuvo que ponerse a trabajar muy pronto dedicándose a la costura, el bordado y a la artesanía con flores.
Como desde muy pequeña le encantaba leer pudo formarse como autodidacta y a los dieciséis años ya había leído obras clásicas de Goethe, Bernardo Guimaraes, José de Alentar, Alexandre Herculano, Arthur Conan Doyle, entre otros.
El fenómeno de la catalepsia que ocurrió al principio de su vida, se le repitió varias veces, y a partir de los 16 años se volvió algo habitual. Todos los cuentos, romances, mensajes mediúmnicos recibidos por ella lo hacía entrando en este estado y en otras ocasiones a través del sueño.
Desarrolló diferentes tipos de mediumnidad. Era médium psicógrafa, pasista, de incorporación, poseía mediumnidad de efectos físicos de materialización, hacía recetas homeopáticas asistidas por entidades de gran elevación como Bezerra de Menezes o Bittencourt Sampaio entre otros, se dedicó a la desobsesión… Pero de todos estos fenómenos lo que más le gustaba eran los de desdoblamiento, incorporación y recetar.
Su obra mediúmnica asciende a más de una veintena de libros entre los cuales cabe destacar “Memorias de un Suicida” y “Recuerdos de la Mediumnidad”. Igualmente escribió muchos artículos publicados en diarios populares, pero que desgraciadamente hoy en día están perdidos.
Fue una médium independiente a la que sólo le importaba servir a lo que ella llamaba “La Iglesia de lo Alto” y al ejercicio de la caridad en cualquier día y en cualquier momento en que fuese requerida por los necesitados. Fue una espirita convencida y trabajó duramente en la divulgación del espiritismo, tanto dentro como fuera de Brasil.
En los primeros días de marzo de 1984 le comunicaron la necesidad de someterse a una operación quirúrgica. Debían ponerle un marcapasos. Yvonne no estaba muy de acuerdo alegando que “no valía la pena el trabajo de colocarle un marcapasos”. Aún así accedió. Fue así como en medio de esa operación, el 19 de Marzo de 1984, Yvonne desencarnó regresando al mundo espiritual.
Yolanda Durán.
Centro espírita “Entre el Cielo y la Tierra”.
Centro espírita “Entre el Cielo y la Tierra”.
2 comentarios:
He leído el libro Memorias de un suicida e incitado por este libro también he leído, El Libro de Los Espíritus, Y Que es el espiritisismo de Allan Kardec.
Ahora me dispongo a leer nuevamente Memorìas de un Suicida y otros libros que he comprado de Allan Kardec que me parecen ser lecciones de vida.
Muy interesante y me hacen mucho sentido lógico lo que se expone, ya que no tengo dudas que somos seres espirituales o energéticos en una experiencia corporal.
Gracias
Increíble la vida y obra de esta gran señora,he leído todos sus libros,pero MEMORIAS DE UN SUICIDA y EL DRAMA DE BRETAÑA me han hecho llorar como un niño,grandiosas obras.
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