domingo, 16 de marzo de 2008

EL CENTRO ESPÍRITA (1ª PARTE)

A partir de este mes, vamos a iniciar un estudio más apurado sobre nuestra Casa Espírita. Veremos lo que ella representa, sus funciones, su importancia, como realmente debería ser y como es visto por la Espiritualidad.
Mucho se ha dicho y escrito en relación al Centro Espírita como siendo una escuela, oficina, hospital, templo o santuario. Pero ¿Qué significa en verdad esto? ¿Cómo puede el Centro Espírita desempeñar cada una de estas funciones? Tendremos la oportunidad de, a lo largo de los meses, de abordar cada uno de estos ítems.
Primeramente, démonos cuenta que, en la primera línea, escribí la palabra compuesta Casa Espírita, en vez de Centro Espírita. No fue un error; fue con la finalidad de iniciar el primer ítem de nuestro trabajo.
En el hogar, en nuestra casa, es donde se forman los futuros ciudadanos del mundo, los futuros líderes de las naciones, los diputados, los profesores, los líderes religiosos, o los corruptos y belicosos del futuro. Hagámonos una pregunta a nosotros mismos: ¿Quiénes serán los líderes de la paz y de la guerra de aquí a 50 años? No sabemos los nombres, pero sabemos que hoy ellos o ellas deben ser niños de poca edad, de la franja entre 0 a 10 años, que están viviendo en una casa u hogar, recibiendo una educación convencional, amor o desamor... que podrá llevarlos a matar o alimentar el trigo, esto es, sus imperfecciones futuras.
El hogar es la fuente, el refugio donde se da formación a los caracteres del ciudadano del mañana, sea hombre o mujer. El hogar es la escuela, la oficina, el hospital y el templo de nuestra vida. Allí es donde aprendemos las verdaderas lecciones, hacemos nuestros primeros trabajos, curamos nuestras primeras magulladuras y pronunciamos nuestras primeras oraciones. De ahí la gran misión de los padres/madres, seguramente la más importante de sus vidas, que es la educación moral de sus hijos, a través del ejemplo de vida y comportamiento ante los problemas y situaciones del nuestro día a día.
¿Pero ese asunto tiene que ver con el Centro Espírita? ¡Yo diría que en todo!
El Centro Espírita deberá ser, o sea, debería ser nuestra segunda casa, nuestro segundo hogar. Allí, no sólo ayudamos a los desencarnados, sino principalmente a nosotros mismos. Recordemos que el Espiritismo fue transmitido a Kardec, por los Espíritus Superiores, para que estas enseñanzas fuesen utilizadas por nosotros, los encarnados, y no solamente por los desencarnados! Para que nosotros aprendiésemos que la oportunidad de vida que recibimos es una bendición y una responsabilidad enorme, pues aquí estamos para combatir nuestras imperfecciones milenarias y dejemos brotar el trigo de nuestras virtudes aún latentes.
Infelizmente, todavía encontramos espíritas con conocimiento doctrinario equivocado, que piensan que la principal misión del centro espírita es ayudar únicamente a los espíritus desencarnados y sufrientes, a través de la mesa mediúmnica. Aunque muy importante, esta actividad es complementaria a aquella más significativa, que es la búsqueda incesante de nuestra reforma íntima, transformándonos en personas mejores, siendo hoy mejores que ayer y mañana mejores que hoy. No basta tener conocimiento y ser conscientes de nuestras imperfecciones, tenemos que buscar en las enseñanzas de los estudios, de las conferencias, de los libros, de las comunicaciones mediúmnicas... el camino para iniciar y continuar, incesantemente, persiguiendo este objetivo.
A partir de este momento, entonces, el Centro Espírita será nuestro segundo hogar.
Para resaltar el párrafo anterior, prestemos atención al mensaje de Juana de Angelis, parte integrante del libro Mies de Amor:
“Acuérdate del Espiritismo practicado y preocúpate del Espíritu de la Doctrina. El fenómeno es el medio. La Doctrina es el fin. El fenómeno es informe. La Doctrina es esclarecimiento. El fenómeno llama, la Doctrina conduce. El fenómeno es instrumento de la Doctrina. La Doctrina es la vida del fenómeno. El fenómeno sin la Doctrina se reduce a un montón de informaciones sin valor. La Doctrina sin el fenómeno permanece indestructible como organismo poderoso de esclarecimiento y de salvación. El fenómeno precedió a la Doctrina y ésta lo superó. Procura, así, en la Doctrina Espírita, el Cristo realizador y, uniéndote a El por la ciencia de la creencia, prosigue infatigable en tu programa de perfeccionamiento, esforzándote por la redención de todos.”

Vemos entonces que nuestra misión en la casa espírita es la búsqueda infatigable de nuestro programa de perfeccionamiento, esforzándonos para la redención de todos.

Pero... si en nuestro hogar, en nuestra casa, tenemos desavenencias familiares, ¿será que ellas también ocurren en el Centro Espírita? ¿Qué hacer en esta situación? Bueno, este asunto será objeto de la continuación de este tema el próximo número.

Humberto Werdine Junior
H.Werdine@chello.at

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