Había una vez un niño que no le gustaba pedir perdón y un día pego a su hermano pequeño. Sus padres le explicaron que no debía pegar a su hermano, y dijo el niño: “Pues yo no le pienso pedir perdón”.
Más tarde estando jugando los dos hermanos decidió pedirle perdón y salieron juntos a jugar a la pelota pero rompieron una planta y cuando la madre escuchó el ruido salió al patio. Los niños escondieron la planta y dijeron: “no pasa nada mamá”.
Al día siguiente cuando salió la mamá a regar las plantas vio que esa planta no estaba y entonces entró en la casa y les preguntó ¿alguno de vosotros habéis roto la planta de Aloe Vera? Y los niños mintiendo dijeron que no.
Al otro día, la mamá estaba limpiando la habitación de su hijo mayor y ahí encontró la planta escondida. Entonces la mamá se puso muy triste y les preguntó: “Hijos míos, ¿vosotros habéis roto la planta de Aloe Vera?” “No, mamá ¡cómo puedes pensar eso!” dijeron los niños.
Después de un rato los niños se fueron a hablar sobre si decían la verdad o no y al final decidieron decir la verdad y pedir perdón: “Mamá, mamá te queremos decir una cosa. Lo sentimos mucho, hemos sido nosotros los que hemos roto la planta, perdón mamá” y la mamá les dijo: “Bueno, hijos, no pasa nada, yo os perdono, pero siempre tenéis que decir la verdad”.
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