Periódico espírita trimestral editado por el “Centro Espírita Entre el cielo y la tierra” Avda. de Madrid nº 29 Local - San Martín de Valdeiglesias (Madrid) - Blog de Espiritismo
domingo, 23 de marzo de 2008
BIOGRAFÍA DE AMALIA DOMINGO SOLER
Nació el 10 de Noviembre de 1835 en la ciudad de Sevilla, en un momento marcado por conflictos religiosos y una guerra civil debido a las guerras Carlistas. Todo esto dio lugar a una gran crisis económica generalizada a toda la población.
Su infancia no fue nada fácil. El primer problema con el que se encontró fue que a los pocos días de nacer casi se queda ciega, pero gracias a unos medicamentos suministrados por un farmacéutico pudo curarse, aunque no del todo, ya que sus ojos quedaron bastante dañados. A esto se le une que su padre las abandona a ella y a su madre, que fue quien se dedicó a criarla y educarla. Para su madre fue la razón de vivir y para ella fue la persona más importante de su vida, hasta el punto que llegaron a hacerse inseparables. Amalia habla así de su madre en su libro “Memorias de una Mujer” “…pero lo cierto es que se consagró en absoluto a mi y no tuvo otro afán sino el de hacerme feliz celando para no descuidarse ni un poco con mi educación; basta decir que cuando cumplí los dos años ella empezó la penosa tarea de enseñarme a leer, obteniendo como premio de su afán, que a los cinco años yo leyese correctamente, haciéndome leer en voz alta dos horas al día. Nuestros espíritus se unieron de un modo tan admirable que sólo con mirarnos adivinábamos nuestros pensamientos.”
Desde muy pequeña, gracias también a la influencia de su madre, Amalia desarrolló un gusto enorme por la literatura y a los 10 años de edad escribió sus primeras poesías, publicando sus primeros versos a los 18.
Nunca llegó a casarse y la etapa más dura y difícil de su vida comienza a partir de sus 25 años a causa del fallecimiento de su madre que murió en sus brazos debido a una enfermedad incurable. A raíz de esto perdió la memoria durante tres meses. Amalia se quedó sola, pues la única familia que le quedaba era un hermano de su padre y sus hijos, pero no se llevaban bien, e igualmente se quedó sin recursos económicos puesto que era su madre la que se encargaba de mantener a las dos. Nada más desencarnar su madre, unas amigas de ésta hablaron con Amalia y viendo su situación le aconsejaron internarse en un convento o bien casarse con algún señor mayor que fuese rico, aunque esto último era más difícil porque, según ellas, además de ser muy pobre no era muy agraciada físicamente. Ambas propuestas fueron totalmente rechazadas por Amalia.
Al tiempo, y aconsejada por unas amigas, decidió trasladarse a vivir a Madrid con la idea de trabajar de costurera y publicar sus escritos y de esa manera poder vivir más desahogadamente al creer que en Madrid se remuneraban los trabajos mucho mejor que en Sevilla. Y así lo hizo, trabajaba de día y de noche pero poco a poco iba perdiendo vista. Los mejores oculistas le aconsejaron dejar la costura o se quedaría ciega para siempre. Las cosas fueron empeorando, empeñó la poca ropa que tenía para poder pagarse un techo e iba de casa en casa pidiendo un plato de comida. Todas estas calamidades le hicieron deprimirse hasta el punto de querer suicidarse. Pero una noche, en medio de su tristeza, debatiéndose en su mente la existencia de Dios y preguntándose dónde se encontraría su madre, esta se le apareció causándole una gran impresión. A partir de este momento es que Amalia siente de nuevo la necesidad de creer de Dios y busca refugio en las iglesias. Es justo en una iglesia Luterana que encuentra el apoyo que buscaba en las palabras del pastor y en sus fieles, recuperando así su fe en Dios y la confianza en Jesús.
En esta iglesia se hizo muy amiga de una señora que allí acudía. Siempre se sentaban juntas y un buen día hablando de la ceguera de Amalia, Engracia, que era como se llamaba, le aconsejó ir a la consulta gratuita de Joaquín Hyrsen, un médico homeópata. Así lo hizo y después de un largo tratamiento y siguiendo al pie de la letra los consejos del doctor recuperó la vista.
Durante todo este tiempo, Amalia no dejaba de hacerse preguntas del tipo: “¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Por qué causa había sufrido desde que nació?...” Y un día hablando de ello con un médico materialista, este le contó que había un grupo de personas que le podrían explicar todo esto que ella quería saber, refiriéndose a ellos de esta manera: “Unos nuevos locos que creen con la mejor buena fe del mundo que el alma vive, mejor dicho, el espíritu, que así le llaman ellos a la fuerza inteligente que da vida al organismo; ellos afirman que el espíritu vive de toda eternidad, encarnando tantas veces lo necesite en la Tierra y otros mundos. Y esa serie de existencias le sirve para adquirir conocimientos, perfeccionarse y pagar a la vez los desmanes, las felonías, las traiciones…” este hombre le informó de donde se reunían estos “locos” y le dio un ejemplar del periódico que ellos realizaban, “El Criterio”. Así fue como Amalia conoció el espiritismo.
A partir de este momento es que empieza a interesarse por el movimiento espírita. Lee todo lo que cae en sus manos acerca del espiritismo y para poder tener acceso a las revistas comienza a escribir artículos para ellas. El primero de sus trabajos espíritas fue una poesía que envió a “El Criterio” que aunque no se publicó si le valió para recibir un ejemplar del libro “Preliminares del Espiritismo” escrito por el Vizconde de Torres Solanot. No se desanimó y envió la misma poesía titulada “Meditación” al periódico “La Revelación” de Alicante, siendo publicada en el nº 26 del mismo en el año 1873. Estos contestaron mediante una carta ofreciéndole la posibilidad de escribir una columna en dicha publicación.
Trabajadora incansable, trabajaba de día y escribía de noche, sus artículos tuvieron mucha aceptación y poco a poco fue integrándose en el movimiento espírita español, asistiendo a todas las reuniones que podía.
También colaboró escribiendo artículos espíritas en la “Revista de Estudios Psicológicos de Barcelona” cuyo director era José Mª Fernández Colavida. Este obsequió la colaboración de Amalia regalándole la colección completa de su revista y las obras de Allan Kardec, cosa que la hizo muy feliz.
El 31 de Marzo de 1875, Amalia asiste a una reunión en el salón de la Sociedad Espiritista Española donde se estaba celebrando el aniversario de la desencarnación de Allan Kardec. Allí lee delante de todo el mundo una poesía que había escrito en honor del codificador, llamada “A la Memoria de Allan Kardec” (publicada en este número, pág. 6). A partir de este momento empieza a ser parte activa de las filas de difusión de la Doctrina Espírita.
El 10 de Agosto de 1876 se traslada a vivir a Barcelona, invitada por el grupo espírita “Círculo La Buena Nueva”, con la intención de encontrar mejores condiciones de trabajo. Al poco tiempo de estar en la ciudad condal su vista volvió a empeorar hasta el punto de no poder seguir cosiendo. Para aquel entonces Luis Lach, presidente del grupo espírita, la ofrece vivir en su casa junto con su familia, pidiéndole que deje de coser para que sus ojos no se cieguen del todo y pueda continuar escribiendo, pues según Luis, lo que sobraba eran modistas y costureras y lo que faltaba eran escritoras.
En las reuniones que se hacían en La Buena Nueva fue donde Amalia conoció a Miguel Vives, magnifico médium a través del cual recibió mensajes de su madre.
A primeros del mes de Mayo de 1879, Luis Lach presenta a Amalia a un editor espiritista llamado Juan Torrents quien le pide que escriba y dirija un periódico espírita hecho solo por mujeres. Este fue el comienzo de “La Luz del Porvenir”. El 22 de Mayo de dicho año sale a la calle el primer número de este periódico, siendo denunciado por el artículo de Amalia llamado “La idea de Dios” y condenado a 42 semanas de suspensión.
El 9 de Julio del mismo año fue la primera vez que, a través de un médium amigo suyo y perteneciente a su mismo centro espírita llamado Eudaldo, recibió la primera comunicación de un espíritu que se presentó como su guía, el Padre Germán, el cual le dicto en distintas ocasiones y a través de este médium sus memorias.
En 1891 Amalia escribió sus memorias bajo la orientación del Padre Germán y hasta esa fecha llevaba escritos 1286 artículos que fueron publicados en periódicos nacionales e internacionales, desde “El Criterio” y “El Espiritismo” en Madrid pasando por “La Gaceta” en Cataluña, “La Revelación” de Alicante, “El Espiritismo” de Sevilla, “La Ilustración Espírita” de Méjico, “La Revista Espírita” de Montevideo, “Los Annali dello Spiritismo” en Italia, entre otros.
El 29 de Abril de 1909 Amalia desencarna a la edad de 74 años en la ciudad de Barcelona dejando su biografía escrita sin terminar. Tres años más tarde, más concretamente el 10 de Julio de 1912, la médium María, colaboradora de Amalia en vida y sustituta de Eudaldo, recibió una comunicación de Amalia desde el mundo espiritual donde le dictó la parte final de sus memorias. Igualmente, el médium Divaldo Franco en sus viajes a España también ha trasmitido mensajes de Amalia ofreciendo luz y fuerza a los espíritas españoles.
Es importante concluir esta biografía diciendo que toda la obra de Amalia Domingo Soler forma gran parte de la base del actual renacimiento del espiritismo hispano.
Sobra decir que la vida de Amalia ha de servirnos de ejemplo de constancia y superación. Una vida dura, llena de pruebas, llena de sacrificio y en la que en lugar que quejarse luchó hasta el último momento.
Yolanda Durán
Centro Espírita “Entre el Cielo y la Tierra”.
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3 comentarios:
todas estas biografias de estos maestros nos enseñan cosas muy importanntes por eso les recomiendo q lean todas estas biografias son muy lindas..
Gracias a Las personas que publicaron esas obras tan hermosas son enseñanzas Para mejorar y que todo se puede gracias
estudio el espiritismo con mi familia, ojala pidieramos por este medio divulgar mas sobre la escuela magnetico espiritual de la comuna universal. estoy emocionada conociendo a fondo la biografia de Amalia Domingo Soler. y creanme la admiro cada vez más
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