jueves, 20 de marzo de 2008

139 Aniversario de la desencarnación de Allan Kardec


¡Hola Amigos! El pasado 31 de Marzo hizo 139 años de la desencarnación del insigne Allan Kardec, padre del Espiritismo. Al contrario que mucha gente, los espiritistas celebramos la desencarnación, la vuelta a nuestra casa espiritual desde donde seguimos aprendiendo, evolucionando, ayudando a nuestros amigos y parientes en su día a día. Al ser motivo de alegría ¿Cómo podríamos celebrarlo? Pues de las dos mejores maneras, la primera es con este artículo de nuestra querida Amalia Domingo Soler que publicó en 1877 en el periódico espiritista “El Espiritismo” y la segunda es regalando 5 packs de la codificación espírita, cada pack contiene:
1.El libro de los Espíritus
2. El Libro de los Médiums
3. El Evangelio según el Espiritismo
4. El Cielo y el Infierno
5.La Génesis,

a las primeras 4 cartas o e-mails que nos lleguen a nuestra redacción con una poesía hacia Allan Kardec que serán publicadas en los sucesivos números de nuestro periódico. El 5º pack lo ganará la mejor poesía recibida de entre todas y que publicaremos el próximo año en un “Especial Allan Kardec”

¡Ánimo! Y no olvidéis indicarnos vuestro nombre y dirección para enviaros el premio.



A LA MEMORIA DE ALLAN KARDEC

Muchos los sabios son que este mundo
Han dejado un recuerdo
De su saber profundo;
Intrépidos guerreros,
Conquistaron los pueblos y marearon
Con lágrimas y sangre sus linderos.
Grecia en las artes alcanzó la palma
Sin rival en la tierra, sus artistas
El aliento supremo de su alma
Transmitieron al lienzo,
Y al mármol que dormía:
¡Cleanto de Corinto! ¡Apeles! ¡Fidias!...
Cumplisteis como buenos
Difundiendo a torrentes la belleza,
¡Salud nobles espíritus! Las artes
Os deben su prestigio y su grandeza.
¡La palabra! Ese don inestimable
Pericles rey de Atenas poseía,
Demóstenes también, inimitable,
Las muchedumbres suyas las hacía,
¡Mas a pesar de todo entre cadenas
Su vida concluyó la sabia Atenas!
¡Grecia se hundió! Y Roma siempre altiva
Quiso fundir en una a las naciones,
Volcán de este planeta, de su cráter
Brotaron sin cesar emperadores,
Que a polvo redujeron
Los dioses que ellos mismos levantaron,
Su púrpura imperial la desgarraron,
Y entre el fango y la sangre la perdieron.
Los siglos transcurrieron,
Y las ruinas solamente nos quedaron
Que las plantas parásitas cubrieron.
El poder de la fuerza pasa y muere,
No el de la inteligencia,
De César y Alejandro la memoria
Sólo vive en la historia.
De Galileo y Kepler, Colón y Newton
Se respeta y se admira su grandeza,
Y el de tantas abejas industriosas
Que guarda la colmena de la ciencia.
¿Quién no se para absorto y extasiado
Ante el sabio holandés que el microscopio
Tan admirablemente ha graduado?...
Que “el infinito vivo”
Cual dice Michelet nos ha mostrado.
¡Si a cada genio nuestra voz le diera
Cariñoso saludo,
Nuestro canto jamás se concluyera,
Que muchos son los sabios que a la tierra
Le han servido de escudo,
Evitando que el mundo en su carrera
Sufra ese choque rudo,
A que le precipita la ignorancia
De la masa común que nace y muere
Sin despertar del sueño de la infancia-
Sí, los sabios han sido,
Son y siempre serán mantenedores
Del combate campal de los planetas,
Ellos dan a los mundos
Condiciones mejores
Ellos nos llevarán a otras esferas
Nobles conquistadores
Son del progreso santo
¡Salud y paz, insignes gladiadores
Que en el circo lucháis del adelanto!
II
Uno de los pecados cuya huella
Nunca la humanidad de si ha borrado
Es el olvido, mariposa eterna
Es nuestra sociedad, sus alas tiende
Y vuela y vuela, sin fijarse nunca
En mirar quien la compra ni la vende.
Krisna vino a la tierra después de Cristo
Y la moral sublime predicaron
Algunas almas buenas los siguieron,
Los siglos en el caos se confundieron…
Y al redentor los hombres olvidaron.
Y aunque varios le siguen todavía,
Sus dogmas y sus ritos
¡Distan tanto de ser la copia exacta
De aquel original noble y bendito!
Ha tenido tan malos traductores
La tragedia del Gólgota ¡oh! ¡Dios mío!...
¡Que un manantial de luz, de fe y de amores
¡Ay! Lo trocaron en sangriento río!
Sí, lo has trocado, sí, raza deicida
En tu razón cayó gota serena.
Y ciega ibas a estar toda tu vida
Gimiendo y arrastrando tu cadena.
Si a principios del siglo XIX
Un niño no exhalara su vagido
En la vecina Francia,
Un nuevo redentor que vino al mundo
A hundir entre la sombra a la ignorancia,
Un ser que consagró su vida entera
Al estudio más grande y más profundo
Un ser que traspasó la azul esfera
Y fue siguiendo al hombre en su carrera
A través del espacio y de los mundos
Entonces firmemente convencido
La verdad espiritista proclamada
Fue por Allan Kardec, lo escuchó el hombre
Y al ver que el porvenir no era la nada
Ni el cielo, ni el infierno doctrinario,
Lanzó una carcajada.
¡Ingrata sociedad…! Del digno sabio
Del gran Allan Kardec hiciste mengua,
Mas la baba que brota de tus labios
No quema más que tu infamante lengua.
¡Allan Kardec! ¡Espíritu elevado!
¡Alma sublime, enamorada y pura!
¡Tú el progreso en la Tierra has implantado!
¡Por ti la luz de la razón fulgura!
Matemáticamente has demostrado
Que el presente es efecto del pasado,
Que hoy trazamos la historia del futuro,
Y aunque nos parezca ensueño vano,
El águila que anida en el espacio
Un día se confundió con el gusano.
Con dicción clara, fácil y sencilla
La crónica escribiste de la vida,
Pintando las grandezas mundanales
Cual nubes de vapor desvanecidas.
Diciendo que Nerón el que quemaba
Por entretenimiento las ciudades
Para que antorcha fueran
De sus torpes bacanales,
Y Felipe II el rey maldito
Que los autos de fe lo recreaban
Al dejar su envoltura, se encontraron
Que de la eternidad eran la escoria.
Sus víctimas en jueces se tornaron
Y el proceso escribieron de su historia
Y fueron sentenciados los tiranos
A volver a la tierra siendo esclavos.
¡Los que al mundo asombraron con su gloria!
Que esta es la ley que al universo rige
¡Ley de compensación! ¡Ley expiatoria!
¡Allan Kardec! Esto dijiste al hombre
Viendo que se lanzaba en el abismo,
Viendo que quiere conquistar un nombre
Haciendo sólo el mal, por el mal mismo.
¡Grande fue tu misión! mucho más grande
De lo que el mundo piensa, todavía
La envidia te persigue, está aun latente
Más espera y confía,
Que cuando el tiempo santifique al sabio
Los más doctos varones
Que a tu ciencia locura llamaron
Venerarán tus obras inmortales
Y a tu sabiduría
Culto le rendirán, y única escuela
Será ¡Oh! Kardec, tu gran filosofía.
¡Gloria eterna al sabio de los sabios!
Grandes hombres la Tierra han poseído,
(Más sin hacer a su grandeza agravios)
Diré que tus satélites han sido.
Tú eres el Sol que irradia sobre ellos
Porque ellos no han mostrado
La vida de ultratumba,
Y su centro de acción pequeño ha sido
¡Estrecho!.... ¡Limitado!...
Mientras que tú, rompiendo tradiciones
Necias aberraciones
Que a la humana razón aprisionaban
Dentro de inexpugnable circuito,
Nos probaste con hechos convincentes
Que el Ser Omnipotente
Nos da por patrimonio el infinito.
Y los seres que ayer hemos perdido
Por ti ¡Oh Kardec! Hemos rescatado.
Y el dulcísimo lazo de la vida
Por ti, sólo por ti, se ha reanudado.
¿Quién más grande que tú? ¡Nadie en la Tierra!
¡Nadie te puede arrebatar tu gloria!
¡Espiritistas!... nuestra voz unamos
Bendigamos del justo la memoria.
¡Nos ha hecho tanto bien! Le hemos debido
La regeneración de las ideas,
Mi espíritu por el fortalecido
¡Jamás! ¡Jamás le entregará al olvido!
Siempre diré: ¡Kardec, bendito seas!

Amalia Domingo Soler -15 Abril 1877

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