miércoles, 2 de enero de 2008

EL ESPIRITA

Queridos amigos y lectores, en este número escribiré sobre “Los Espíritas o Espiritistas” queriendo, bajo mi punto de vista, haceros saber qué son, quienes son y qué hacen todos aquellos que nos llamamos Espíritas.

Lo primero sería definir el término Espírita que según nos dice Allan Kardec en el “Vocabulario Espiritista” es: El que está en relación con el Espiritismo; partidario del espiritismo; el que cree en las manifestaciones de los Espíritus. De aquí deducimos que Espírita es todo aquel que tiene algún contacto con el Espiritismo independientemente de su actitud, de su moral, de su forma de vida, etc.

También nuestro querido codificador en “El libro de los médiums” nos enseña a través de las indicaciones de los espíritus que dentro de los Espiritistas hay diferentes tipos:
Espiritistas experimentadores, que son todos aquellos que creen pura y simplemente en las manifestaciones de los espíritus.
Espiritistas imperfectos, los que además de ver las manifestaciones saben que existe una parte filosófica, otra moral pero aunque la comprenden no la practican.
Espiritistas exaltados, son todos aquellos que sin pensar o razonar creen en todo lo que proviene de los espíritus y por ello se convierten en los juguetes de estos últimos haciendo más mal que bien al propio Espiritismo por su excesiva credulidad.
Espiritistas verdaderos, estos últimos son los que no se contentan con admirar la moral espírita sino que la practican y aceptan con todas sus consecuencias. Saben que la vida en la tierra es una prueba pasajera y por eso intentan aprovechar al máximo su paso por ella esforzándose en hacer el bien sin esperar nada a cambio y reprimiendo sus malas inclinaciones que le ayudarán a progresar más rápidamente. En todas sus cosas la caridad es la regla de su conducta; estos son los verdaderos espiritistas o espiritistas cristianos.

A este último “grado” de espiritista es al que todos aquellos que tenemos un mínimo contacto con las enseñanzas que la ciencia Espírita nos ofrece, debemos aspirar. Claro está que como en todo son los que menos abundan.
Vivimos en un mundo en el que el mal por norma general reina sobre el bien, en el que encontrar a alguien de buena voluntad, que hace el bien sin ostentación, que comparte, que siempre está listo para ayudar a los que están a su alrededor, suele crearnos desconfianza y tendemos a pensar que o nos quiere sacar algo o que aquella ayuda que tanta falta nos hace terminará cobrándonosla. Es una lástima ya que esto hace que las personas que disfrutan y que comprenden el verdadero significado de nuestra encarnación en la Tierra, que es “Hacer el Bien por el Bien mismo y Mejorarnos cada Día”, les sea más difícil realizar su trabajo y con ello la humanidad va cerrando sus corazones, se va sumergiendo en un egoísmo en el que “mi casa es lo primero” y que si sólo tengo un pedazo de pan me lo comeré yo antes de compartirlo con mi vecino que está más hambriento.

Todos estos pensamientos, todos estos actos que diariamente realizamos y que son un mecanismo de defensa de nuestro “Ego” y “Orgullo” que como dicen los Espíritus varias veces en la codificación espírita, son los dos grandes males de la humanidad advirtiéndonos que mientras no hagamos por cambiarlos, mientras que no dobleguemos nuestro orgullo, el mundo seguirá como está. Seguiremos matando por petróleo, seguiremos dejando que hombres, mujeres y niños que son iguales a nosotros, aunque lo único que nos diferencie en apariencia sea el color de nuestra piel o el país en el que hemos ido a encarnar, mueran de hambre, de enfermedades, etc. a tan sólo 2 horas de avión de nuestras casas. Y me pregunto ¿Realmente una persona con unos mínimos valores morales puede sentirse bien con esto? Si valoramos las noticias que cada día salen en nuestros televisores… ¿podemos seguir comiendo mientras hay otros que ni tan siquiera pueden beber un vaso de agua? Esto es lo que un verdadero espiritista se pregunta y es lo que le hace estudiar y trabajar por y para el bien.

Los Espiritistas no son héroes ni mucho menos, tampoco son perfectos, tienen cientos de errores como todo el mundo pero lo que les diferencia con el resto es que saben que deben y pueden mejorar. Son personas a las que el corazón no se les queda insensible al ver la penurias que ocurren en el mundo, son conscientes de sus defectos, pero cada día hacen por superarse, por ser un poco más humildes, un poco más caritativos, un poco más indulgentes. Y muchos se preguntarán ¿Para ser Espírita tendré que ir a África para practicar la caridad? ¿Tendré que suscribirme a una ONG para enviar dinero a los pobres necesitados o apadrinar a un niño? Yo, desde mi pequeño punto de vista y desde mi experiencia como espírita les diré que todas estas opciones son maravillosas y les invito a hacerlas a todo aquel que en su corazón lleve este maravilloso sentimiento, pero también les diré que miren a su alrededor, ¿Creemos que no tenemos nada que hacer en nuestro entorno?¿No tenemos una infinidad de oportunidades a cada minuto de nuestras vidas para ser un poquito mejores?¿de ayudar a alguien?¿de intentar quitarnos ese orgullo que nos ciega y nos deja insensibles ante las desgracias del compañero? ¡Sí queridos amigos! se puede ayudar mucho a nuestros hijos, padres, vecinos, etc. Realmente hay mucho por hacer y hasta el materialista empedernido, el ateo, el creyente con un mínimo de raciocinio quiere que este mundo cambie por diferentes motivos pero sobre todo porque ¿Qué quedará para aquellos que vengan detrás? Sin embargo el Espírita ve el hoy, cree en la reencarnación y en la ley del reajuste o Karma con la que comprende que haciendo el bien no hace otra cosa que su deber y en primer lugar lo hace por su prójimo y en consecuencia por él mismo.

Pero no acaba aquí su labor. Los espíritas deben ser gente comedida, estudiosa, deben tener conocimiento de las obras de Allan Kardec que son la base fundamental del Espiritismo y por supuesto las manifestaciones de los espíritus, claro está que son parte del Espiritismo, pero no son la parte fundamental. Como ya comenté en el artículo “Qué es el Espiritismo” del nº 1 de nuestro periódico, esta ciencia se divide en tres partes Filosofía (El libro de los Espíritus) Moral (El Evangelio según el Espiritismo) y Experimental (El libro de los Médiums) y han de ser conocidas y practicadas por todo aquel que quiera ser un buen Espírita. Además del estudio, que debe ser constante, tienen más responsabilidades, hacia su familia, hacia sus vecinos, hacia la sociedad y sobre todo hacia Dios. Muchas personas al leer esto último (Dios) pensarán que el Espiritismo es una religión, desde aquí les diré que no están en lo cierto. Dentro de esta enseñanza existe como ya dije una parte moral, que no es otra que aquello que Jesús nos dejó en El Evangelio, somos Cristianos porque seguimos los pasos que él nos dejó marcados pero no somos religiosos, somos libre pensadores. En los centros espíritas no hay “sacerdotes” ni imágenes, tampoco cultos o rituales, no tenemos un dogma, ni el poder de perdonar los pecados. Por el contrario el espírita sabe que todo acto tiene consecuencias, que él es el responsable de las cosas buenas y malas que le ocurren a lo largo de su vida, sabe positivamente que no existe un Cielo y un Infierno, ni tan siquiera un “Demonio” porque si realmente fuera así el Dios bueno y justo, misericordioso, amante de sus hijos en la Tierra, estaría favoreciendo a una parte de la población que disfrutaría del Cielo y otra gran parte por errores cometidos a lo largo de su vida quedarían sin perdón y sometidos al “Infierno” de las religiones. ¿Y qué decir del Diablo? Ese ser destinado permanentemente al mal. La propia razón no puede aceptar que el Dios perfecto haya podido hacer una criatura imperfecta, una criatura eternamente mala que busca entre nosotros el descuido para llevarnos a su morada. No queridos amigos, no podemos aceptar todo esto ya que al aceptarlo estamos diciendo que Dios es injusto, que no es perfecto, ya que comete errores y que además a todo aquel que fuera al infierno no será perdonado nunca, entonces ¿Dónde está la Bondad de Dios? Efectivamente todo esto no es más que obra del hombre por su afán de dominar a lo largo del tiempo a sus semejantes a través del miedo a Dios y que por consecuencia más que acercarlos a él han creado la indiferencia y la incredulidad.

Por estas diferencias y además porque los propios espíritus nos dicen en la codificación, el Espiritismo no puede ser considerado una religión, sino una filosofía, una ciencia de observación, aunque su parte moral se Cristiana.
También me gustaría remarcar la gran labor que hacen en diferentes partes del mundo, como en Brasil, dónde son muy respetados, ya que tienen obras sociales donde dan educación, comida, alojamiento en algunos casos a niños, pobres, ancianos, enfermos, etc. El ejemplo más destacado es la obra social de Divaldo Pereira Franco, gran médium, orador internacional y escritor de cientos de obras mediúmnicas quien mantiene en Salvador de Bahía la obra social “La Mansión del camino” http://www.mansaodocaminho.com.br

Resumiremos diciendo que el Espírita no es perfecto sino perfectible, que va caminado por la misma senda que el resto de las personas que habitan este planeta, pero que tiene una visión más amplia de la realidad espiritual, que tiene pruebas a cada momento que le hacen comprobar que todo aquello que estudia, divulga y practica tiene su razón de ser. Que sabiendo positivamente, a través de las comunicaciones de los espíritus, que la vida continúa después de la muerte física no tiene miedo al mañana, acepta de mejor manera las supuestas desgracias que le ocurren, que no son otra cosa que medios para progresar en su camino, que sabe que aquellos que partieron antes al plano espiritual están ahí cuidándonos, ayudándonos, haciéndonos el camino más fácil.
Decir también que el Espiritismo no es algo nuevo, que siempre ha estado presente en la humanidad durante toda su existencia, pero que a partir de 1857 con la publicación del primer libro de la codificación espírita, Allan Kardec le dio el nombre, ordenó a través del estudio y la observación los conceptos de esta “nueva” ciencia y que sólo hace falta ir a la Biblioteca Nacional de nuestro país para ver la gran influencia que ejercieron los espíritas de la época publicando sus libros, sus periódicos, el Auto de Fe de Barcelona dónde la Iglesia quemó cientos de ejemplares de “El libro de los Espíritus”, etc.

Y en fin amigos, para terminar, a todos aquellos que no ven en el Espiritismo más que manifestaciones de espíritus (buenos o “malos”), o que dicen que los espiritistas son una nueva secta, tal vez a todos aquellos que piensan que todo esto es mentira, les diré que el Espiritismo no quiere que crean en él sino que les invita a todos a estudiarlo, a analizarlo y una vez hecho esto podrán juzgar, hasta entonces sólo tienen una visión incompleta de la realidad.
¿Quién no desea un mundo mejor? ¿A quién no le gusta que le ayuden, que le traten con amor, respeto, cariño? El Espírita trabaja para lograr a su alrededor todo lo aquí expuesto.
“Fe inquebrantable es la única que puede hacer frente a la razón en todas las épocas de la Humanidad.” Allan Kardec.

Oscar Aglio
Ctro. Espírita “Entre el Cielo y la Tierra”

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