miércoles, 13 de junio de 2007

LA CARIDAD

"FUERA DE LA CARIDAD NO HAY SALVACIÓN" (ALLAN KARDEC). Tenemos ante nosotros una de las frases más célebres de nuestro admirado Allan Kardec, recordándonos que la Caridad, junto al Amor, son el eje principal, en torno del cual, deben de girar nuestras vidas.

DEFINICIÓN
Si preguntamos por una definición de Caridad enseguida nos responden que es el amor desinteresado por los demás. En muchas ocasiones, al relatar ejemplos de caridad, estos tienden a identificar la caridad con compartir, con alguien necesitado, principalmente algo material. Extendiendo la definición a ámbitos emocionales, mentales y espirituales vemos que todos somos necesitados de Caridad, a veces de bienes materiales, mas frecuentemente de bienes emocionales o intelectuales y siempre de bienes espirituales. Todos somos necesitados de Caridad, solamente hay que estar atentos para practicarla.

IRRADIAR-TRANSFORMARNOS
En el día a día es importante no desperdiciar oportunidades para hacer Caridad, sobretodo en aquello que nos cuesta, donde más nos transforma. La Caridad hace que nuestro materialismo se desintegre irradiando una increíble energía transformadora que nos recuerda físicamente a la radio-actividad, donde la masa se desvanece en emisiones de alta energía. Es por ello que practicar pensamientos (irradiaciones) positivos en favor de los necesitados es un acto de Caridad que nos transforma desde el interior de nuestro materialismo, transmutándolo en irradiaciones de energía de mayor elevación vibratoria gracias a la aplicación de la voluntad de forma caritativa.
La práctica de la Caridad es el ejercicio del Ser Consciente. Cuando practicamos Caridad formamos parte del Plan Divino, somos instrumentos de Dios y conectamos con nuestro Ser Consciente. Cuando perdemos la oportunidad de practicar la Caridad permanecemos en la inconsciencia de nuestra mente egóica, fortificando el Ego. El Ego es inconsciente para todo lo espiritual centrándose en las preocupaciones materiales de seguridad y supervivencia. El Ego por naturaleza pertenece al Principio de Conservación, pone especial atención en los instintos del cuerpo, de supervivencia y desarrolla según la capacidad de la inteligencia estrategias de seguridad, conservación y desarrollo, dando forma al egoísmo con cada elección que anteponga los intereses propios frente a los comunes.
Sin Caridad el Ego es dueño y señor de nuestra conciencia y psiquismo. Levanta elevadas murallas en nuestra conciencia, con hábitos egoístas, desarrollando múltiples personalidades centradas en los deseos, para los diferentes escenarios que nos rodean, familia, trabajo, amigos, etc.
La práctica de la Caridad abre nuevas puertas, fisuras en nuestro egoísmo y vemos nuevas posibilidades de asistencia donde antes era indiferencia o repulsión.
La Caridad nos modifica interiormente y abre la conciencia liberándonos. Sin libertad interior no es fácil llegar a detectar las oportunidades de avanzar mediante la Caridad. Nuestra mente egóica construye distintas ilusiones autojustificándonos, evadiéndonos de la realidad para seguir sintiéndonos bien al pasar de largo, preservando nuestra comodidad, extralimitándose en sus funciones de conservación. La pereza, avaricia, egoísmo, inseguridades, etc. suelen ser los frenos mas frecuentes para practicar la Caridad, sin incomodar nuestra conciencia.
El estudio nos ayuda a detectar las oportunidades, la voluntad nos brinda la posibilidad de resistirnos a nuestras inclinaciones y la Caridad nos transforma con cada acto consciente, facilitando el terreno para que la siguiente vez nos sea más fácil actuar correctamente hasta alcanzar nuestra completa transformación interior. Cuando la Caridad sea la expresión natural de nuestro espíritu sublimado.
Para corregirnos necesitamos un acto de conciencia, un acto que involucre nuestra voluntad y de forma consciente combata nuestras inclinaciones egoístas.
Todo acto que nos reforme interiormente es Caridad y supone un avance en el universo tanto exterior como interior nuestro. Por eso dijo Jesús (Lucas 15,7): "...habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por 99 justos que no tengan necesidad de conversión." Cada cambio nuestro es sentido y celebrado por nuestros guias espirituales y es fruto también de su esfuerzo por ayudarnos.
La Caridad nos ayuda para que el Ego sea instrumento de nuestro espíritu, no el señor de nuestra mente.
Contra la pereza la Caridad nos pide que empujemos, nos levantemos y trabajemos por los demás.
Contra la avaricia y envidia la Caridad nos pide que compartamos lo nuestro y nos entreguemos abnegadamente.
Contra los vicios materiales la Caridad nos pide que empleemos nuestras energías con virtud, no derrochandolas ni saturandolas, para sensibilizarnos y poder conectar emocionalmente y espiritualmente con los demás, la creación y con Dios.
Contra el orgullo la Caridad nos pide humildad, contra los sentimientos de inferioridad el arrepentimiento, la humildad y la entrega.
Contra la ira la Caridad nos pide sentido de justicia, discernimiento.

AMOR Y DISCERNIMIENTO
Caridad es actuar con amor y discernimiento."Actuar" porque implica una acción que repercute en toda la creación incluyendo nuestro interior transformándolo, rompiendo las cadenas materialistas forjadas en decisiones egoístas del pasado. "Amor" porque él es la fuerza viva del universo que todo lo llena, esencia del fluido cósmico universal gracias al cual todo existe por la voluntad del Creador."Discernimiento" porque sin reflexión, mal podemos ayudar a los demás cayendo en el error.
Sin discernimiento una madre actuando por amor puede ser a veces demasiado permisiva con sus hijos. Sin discernimiento no vemos cuando se aprovechan injustamente de nosotros. El discernimiento nos permite seguir actuando con Caridad en estas situaciones.
No es Caridad permitir que el prójimo siga en el error callándonos, egoístamente, para no causarnos algún tipo de problema. Jesús en el Templo no permitió que los mercaderes siguieran con sus actividades inapropiadas para lugares de recogimiento y adoración como es El Templo, e impuso su firme voluntad sobre los mercaderes para que dejaran de ofender a Dios, con toda seguridad haciendo un ejercicio de Caridad, aunque pagando el precio de la incomprensión, como se ha demostrado en los escritos que quedaron de aquel episodio del Evangelio y que dan una imagen de Jesús demasiado enérgica.
Es necesario el discernimiento para no desperdiciar nuestras energías cuando simplemente un acto de paciencia puede ser lo más indicado. Los espíritus nos recuerdan a menudo que no pueden permanecer mucho tiempo cerca de nosotros si luego no les escuchamos, deben partir para ayudar a quien sí escucha y esperan amorosamente el momento de cada uno para volver siempre atentos.
La atención y el discernimiento también es necesario para practicar Caridad no-actuando. La Caridad puede ser de pensamiento, acto o palabra. Caridad es no pensar, decir, o hacer algo que pueda herir a los demás. Siempre que no participamos de la crítica innecesaria tenemos Caridad, hacia el prójimo y evidentemente también Caridad hacia nosotros mismos al ir en contra de un impulso negativo de nuestro interior. La Caridad es opuesta al egoísmo. Mientras que el egoísmo nos esclaviza con sus lazos materiales, sofisticando nuestra personalidad, buscando soluciones para nuestras inseguridades mediante posesiones materiales o sociales, la Caridad nos va liberando de todo ello y nos permite junto a la humildad el conocimiento de uno mismo.

EL DÍA A DÍA
Muchos de nosotros, cristianos de buena voluntad que día a día nos esforzamos por actuar conforme al Evangélio, podemos considerarnos buenas personas que intentamos amar no sólo a los que nos aman sino al prójimo como a uno mismo. Esto está muy bien, pero ¿qué ocurre en los momentos de tensión, dificultad, cansancio o crisis? normalmente nos entregamos a nuestro EGO y hacemos un paréntesis en nuestra trayectoria caritativa y caemos. En esos momentos nos justificamos de cualquier manera, “no puedo más”, “no soy una hermanita de la caridad”, “siempre somos los mismos los que ayudamos...”.
Querido amigo, en momentos de armonía no es difícil sacar lo bueno de uno mismo, lo difícil es no sacar lo malo en los momentos difíciles. Un mundo sólo de armonía no transformaría a sus gentes. Por eso vivimos en un mundo de expiación y pruebas. Son las pruebas de la vida nuestra oportunidad de cambio. La tensión desata la sombra de nuestro incosciente y nos impulsa a reaccionar. No- reaccionar es la oportunidad del cambio. Si siempre reaccionamos según nuestros impulsos e instintos nunca conseguiremos cambiarlos. Esta es la verdadera transformación, vencerse a uno mismo. No-reaccionar, con atención, tomar nuestro tiempo para actuar de forma consciente, siendo libres de nuestras pasiones e instintos. Detectando la reacción detectamos el origen. Actuando en contra de nuestras reacciones inconscientes, con voluntad, conseguiremos la verdadera libertad, la libertad de espíritu, purificándolo.

CONCLUSIÓN
Amor es la fuerza que nos llena, discernimiento es la forma que damos a la Caridad, el resultado es la más hermosa oportunidad para participar en la creación del Amor. Con Caridad hacemos el mundo mejor empezando por nosotros mismos y practicando el ejemplo que tenemos de Jesús. Sin Caridad no hay evolución moral, de aquí la famosa frase que Allan Kardec nos dejó: "Fuera de la Caridad no hay Salvación".
J.I.
Grupo Espírita “Entre el cielo y la tierra”

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